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Columna
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Lo evidente

Lo que está en juego en las próximas elecciones no es quien va a gobernar sino en quien reside la soberanía

Fernando Savater
Miquel Iceta interviene desde su escaño en una sesión plenaria en el Parlamento de Cataluña el pasado miércoles.
Miquel Iceta interviene desde su escaño en una sesión plenaria en el Parlamento de Cataluña el pasado miércoles. David Zorrakino (Europa Press)

Empezamos a sospecharlo cuando varios comentaristas progubernamentales advirtieron de que los indeseables intentarían convertir la “unidad de España” en el centro de la campaña electoral. Lo cual quería decir que para no ser indeseable había que hablar de otra cosa. La confirmación vino cuando Pedro Sánchez expuso los puntos de su programa, sin dedicar una palabra al separatismo en Cataluña. De lo que no puede hablarse más vale callar, como recomendaba Wittgenstein. Pero de pronto habló Iceta y nada menos que en Berria, que no es precisamente un medio imparcial. Lo que más destaca de su profecía es creer que dentro de unos 15 años la mentalidad española habrá cambiado pero no porque se haya superado el separatismo disgregador sino al contrario, porque ya será visto como algo normal y legítimo. Admirable confianza en las virtudes conjuntas de la educación en Cataluña, TV3, y la Sexta..., entre otras potencias espirituales. A Iceta yo le cantaría aquella burla zarzuelera de Jorge Llopis: “¿Dónde vas con chitón de sibila, dónde vas con vestido chiprés...?”.

Porque el principal problema de España no es meramente la unidad del país, como aseguran los caricaturistas, sino la plenitud de la ciudadanía y la integridad de su ejercicio. Si está quebrada, todas las promesas “sociales” que hagan los políticos sin afrontar este reto no pasan de sobornos para que los ciudadanos mutilados no reclamen volver a serlo por entero. Evidentemente lo que está en juego en las próximas elecciones no es quién va a gobernar, sino en quién reside la soberanía. Si prospera la profecía de Iceta, dará lo mismo que haya referéndum o no porque los ciudadanos en cualquier caso lo serán solo a media pensión. La opción es entre ser plenamente o ser lo que sobre.

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