Son ellos
Sociólogos y politólogos se devanan los sesos para averiguar de dónde ha salido toda esa gente que dice que va a votar a Abascal y los suyos. Como si fueran nuevos
No son racistas, pero si se cruzan con un negro de noche por una calle desierta se cambian de acera. No son homófobos, pero les molesta ver a dos hombres o dos mujeres besarse en público porque tampoco hace falta exhibirse y es una falta de respeto al prójimo. No son xenófobos, pero sigue sin caberles en la cabeza que haya tanto moro y tanto rumano y tanto panchito colapsando los ambulatorios y que, encima, pasen antes que ellos, que son españoles y han cotizado toda la vida. No son sexistas, pero no les negaremos que, si las mujeres no trabajaran todo el santo día fuera de casa y estuvieran más pendientes de sus maridos y sus hijos, no habría tanto divorcio ni tanto fracaso escolar ni tanto embarazo que acaba en aborto, aunque si la embarazada es una hija o una nieta, mientras no se entere nadie, aquí no ha pasado nada. No dicen que no haya mujeres maltratadas, pero muchas veces son cosas de pareja, y por eso arruinan la vida a honrados padres de familia a los que se les fue la lengua o la mano un día tonto. No son ni rojos ni azules, ni machistas ni feministas, ni de izquierdas ni de derechas, sino apolíticos. Gente de ley y orden a quien se le pone carne de gallina con el himno y le hierve la sangre con quien quiere romper España.
Sociólogos y politólogos se devanan los sesos para averiguar de dónde ha salido toda esa gente que dice que va a votar a Abascal y los suyos. Como si fueran nuevos. Que miren en sus grupos de WhatsApp o en las paellas de los domingos de su familia. Son ellos. Estaban ahí de siempre. Lo nuevo es que alguien les ha dicho lo que querían oír y le han comprado la parte por el todo, o el todo por la parte, para darles en los morros a los partidos de siempre, que solo quieren seguir robando. Conozco a unos cuantos y cuantas. Por eso les retrato. Sin rigor sociológico ni político. Con brocha gorda, de acuerdo. Pero me juego la diestra, y la siniestra, a que yerro poco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.