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Una apuesta por las renovables bajo el sol que más calienta

Los proyectos fotovoltaico, termosolar y de autoconsumo auguran un nuevo paisaje energético para la región

Central termosolar en Logrosán (Cáceres).
Central termosolar en Logrosán (Cáceres). Esteban Martinena

Extremadura está empeñada en cambiar su modelo económico y apoyarse en la producción de energías renovables para generar empleo, riqueza y, sobre todo, mantener la población en los medios rurales. En la región hay ya instalados 1.413 megavatios (MW) de potencia solar entre fotovoltaica y termosolar. Además, este año se inauguró el primer parque eólico y se está trabajando en el segundo. De momento, la región suma más de 5.200 gigavatios (GW) de producción solo en renovables, casi el 8,1% del total de España.

Extremadura perdió la primera, la segunda y hasta la tercera revolución industrial de los siglos XIX y XX. Sus moradores marcharon a las fábricas de la cornisa cantábrica, la costa mediterránea o el cinturón industrial de Madrid ante las pocas posibilidades que ofrecía su región. Un dicho popular ejemplifica este carácter emigrante: "Nacer en Cáceres y morir en cualquier parte". Por ello, los campos extremeños se han ido quedando vacíos, en muchos casos abandonados y a merced de los elementos y los incendios forestales.

En la región sigue primando como fuentes de riqueza la agricultura, la ganadería, el sector servicios y el turismo como motores que están complementando la renta, sobre todo en las comarcas rurales. Es por ello que la apuesta por la revolución energética está teniendo una importante incidencia en la región con parques de energía solar que van surgiendo por las diferentes comarcas tanto de Cáceres como de Badajoz. Un nuevo modelo de riqueza, y sobre todo de mantenimiento de población en el medio rural, para una región que perdió más de 6.000 habitantes en 2018, una cifra importante para una comunidad que no llega a los 1,1 millones de habitantes. Esta densidad poblacional sigue bajando, con solo 26 habitantes por kilómetro cuadrado, y estos habitantes se encuentran en las principales poblaciones de la región: Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia y Don Benito-Villanueva de la Serena, lo que deja mucho terreno disponible para la generación energética.

En el pasado mes de noviembre, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, durante la puesta de una primera viga en una de las plantas fotovoltaicas de referencia de la región, la que se ubica en Logrosán (Cáceres), subrayó que "el oro del siglo XXI ya no será el petróleo, sino que será el sol y aquí tenemos mucho", en referencia al potencial extremeño para la producción de energía a través de fotovoltaica o termosolar.

Aunque Extremadura no desconoce las energías renovables. Una de las principales aportaciones a su mix energético es la producción de las 14 plantas de energía hidráulica instaladas en la región. Estas centrales están gestionadas por Iberdrola y Endesa y cuentan con una potencia instalada de 2.278 MW. Centrales que en 2018 produjeron 2.304 GW de energía, gracias sobre todo a las lluvias de los meses de febrero y marzo, que permitieron llenar los pantanos extremeños y por tanto aprovechar el agua almacenada durante el resto del año para esta generación de energía.

La hidroeléctrica subsiste

Los aprovechamientos eléctricos de los embalses creados en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo hacen que el 11% de la energía producida por Extremadura en 2018 provenga de esta fuente energética. Los pantanos inaugurados por Francisco Franco sobre los planes de la monarquía alfonsina y la II República incluyeron esta aportación energética además de crear un sistema de regadíos para las comarcas locales.

A esa energía renovable, con más de 50 años de antigüedad, se han venido a sumar numerosas plantas termosolares surgidas en la región a principios del siglo XXI. No es de extrañar, porque las condiciones extremeñas para la energía solar son muy favorables. En las diferentes comarcas de la región se suman más de 3.000 horas de sol anuales. Además, la posibilidad de conseguir terrenos adecuados a un precio asequible y con pocas dificultades para la instalación de los parques de energía solar. Por ejemplo, en Usagre, donde se va instalar una de las mayores plantas fotovoltaicas de Europa, el precio medio de la hectárea de monte bajo se sitúa en algo más de 800 euros, según el portal tributario de la Junta de Extremadura.

Sin embargo, la preponderancia de la termosolar va a perder en breve su hegemonía en el mix energético renovable extremeño a favor de la fotovoltaica, una vez que se culminen las nuevas plantas. De momento, este tipo de producción energética ha sufrido un grave parón una vez que se eliminaron los incentivos estatales con la llegada de Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno central. Desde entonces se quedó estancada en algo más de 800 megavatios de potencia instalada, que generó 1.634 GW de energía en 2018.

Todo lo contrario pasa con la energía fotovoltaica, que está despegando en Extremadura. Una vez se culminen las nuevas plantas previstas en la región, a lo largo de 2019 y de 2020, se van a multiplicar por cinco tanto la potencia instalada como la producción. La planta de Logrosán (Cáceres), que se puso en marcha en noviembre de 2018, es la mayor de Europa, pero no mantendrá el título por mucho tiempo: el pasado lunes 18 comenzó a construirse una más grande todavía en la provincia de Badajoz, en el entorno de la población de Usagre, con una inversión de 300 millones de euros por cuenta de Iberdrola.

Potencia europea

Solo estas dos plantas tienen una potencia nominal de 650 megavatios, lo que supone que casi alcanzan a toda la termosolar instalada en la región. La planta de Usagre, según explicó el presidente de la compañía eléctrica, Ignacio Sánchez Galán, ocupará una superficie cercana a las 1.000 hectáreas y generará energía limpia suficiente para abastecer a 250.000 personas, cifra superior a la población de las ciudades de Cáceres y Badajoz. Además, "la planta evitará la emisión a la atmósfera de 215.000 toneladas de dióxido de carbono al año, reforzando el compromiso con la protección del entorno y la mitigación del calentamiento global", dijo el presidente de la compañía.

La nueva planta de Usagre, bautizada Núñez de Balboa (nacido en Jerez de los Caballeros), "demuestra el desarrollo de esta tecnología y sobre todo la capacidad de nuestras empresas", declaró el director de la Agencia Extremeña de la Energía (Agenex), Cosme Segador. Aunque la planta Núñez de Balboa también "será una más" de las que se están negociando en la región, añadió Segador. En estos momentos, según los datos facilitados por la Junta de Extremadura, se están tramitando los permisos para construir otras 25 plantas fotovoltaicas con una potencia inicial de 2.351 megavatios. De seguir por esta senda, comentó Segador, "solo con la generación fotovoltaica en la región se cubriría todo el consumo actual del mix de renovables, por lo que Extremadura podría consumir el 100% energía verde y exportar el resto".

Esto situaría a la región "en el número uno a escala europea y casi mundial", dice el director de Agenex. "Hace pocos días llegaron a Extremadura representantes de empresas de Alemania, Croacia, Bulgaria o Dinamarca, países que tienen un uso intensivo de carbón, para ver cómo el sector se ha desarrollado en un espacio tan corto de tiempo", según Segador. El funcionario comentó, además, que la Junta extremeña está a la espera de que el Gobierno central apruebe otras dos plantas fotovoltaicas de 300 megavatios de potencia cada una que se construirían en las poblaciones de Talayuela y Talaván, ambas en la provincia de Cáceres.

Fervor por el autoconsumo

Otra de las vertientes que más está interesando a las empresas extremeñas es el fin del impuesto al sol y la posibilidad de impulsar pequeñas instalaciones energéticas en domicilios particulares. El presidente del Cluster de la Energía de Extremadura, Vicente Sánchez, ha destacado que desde el fin del impuesto al sol "se nota un poco de alegría en el sector" y un aumento de las consultas y los proyectos de autoconsumo fotovoltaico para particulares.

Esto está reavivando la política de la Junta de Extremadura que subvenciona hasta en un 40% la instalación de sistemas de generación eléctrica sobre todo para "segundas viviendas o viviendas unifamiliares en municipios rurales, así como para reducir el consumo de calefacción a través de sistemas de agua caliente", explica Sánchez. Las ventajas de la autogeneración en la región vienen por "el aumento de la eficacia", según el presidente de Agenex, ya que "si generamos en el mismo punto de consumo se evita la pérdida de energía del cambio de tensión con el transporte" de la electricidad desde las grandes plantas de producción.

Aparte del renovado interés por los sistemas de autogeneración, el empresariado extremeño ha comenzado a dirigir su atención hacia la biomasa como fuente renovable. Aunque todavía no se utilice en la región para producir energía, se espera que a lo largo de este año se pongan en marcha desde el sector privado 11 proyectos de creación o mejora de instalaciones dedicadas a la producción de carbón vegetal, pellets o astillas para calefacción con una inversión superior a los 33,5 millones de euros.

Los proyectos buscan aprovechar los residuos agrarios y forestales de la región, propiciando a su vez una gestión más profesional de los montes para evitar incendios forestales. Uno de estos emprendimientos que está dando grandes resultados es el uso del pipo de la cereza en el Valle del Jerte como combustible de estufas de pellets. "Tiene gran poder calorífico, ningún olor y es muy barato", destaca el presidente de la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte, Emilio Sánchez.

Aunque la producción energética renovable en Extremadura está en expansión, falta por saber si será la panacea del gran problema de paro de la región, una de las comunidades con la tasa más alta de España (23,1% frente a la media nacional del 14,4%, según la última encuesta de población activa, EPA), y si los nuevos proyectos serán capaces también de absorber los empleos que se pierdan por la desaparición de plantas de producción energética antiguas, como es el caso de los dos reactores nucleares de Almaraz. El acuerdo firmado el pasado jueves entre las tres eléctricas propietarias de la planta solicita la prórroga de su funcionamiento de la planta hasta, como muy tarde, 2028, y promete mantener los 2.000 empleos directos que genera en la comarca del Campo Arañuelo hasta el desmantelamiento final, dentro de 25 años.

Viento, poco pero muy localizado

En cuanto a los parques eólicos, la región extremeña tiene únicamente ejemplos testimoniales. Hace pocos días entraba a funcionar, parcialmente, el primer parque eólico de la región, en la ciudad de Plasencia, con una inversión de 40 millones de euros encabezada por Naturgy.

Se trata de un parque de 15 aerogeneradores con una potencia instalada de 40 megavatios, de los que algunos han entrado ya en funcionamiento y otros están en pruebas. Además, se plantea la continuidad de dicho parque con 15 aerogeneradores más y una nueva planta fotovoltaica; para ello ya ha iniciado contactos tanto con el Ayuntamiento local como con los responsables regionales.

Y es que la energía eólica, a diferencia de la solar, no tiene la misma facilidad de implantación en la región. Solo el norte de Extremadura tiene las posibilidades que requieren estos aerogeneradores, según destacaba hace pocas fechas el responsable de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la región. De la misma manera, el presidente de Agenex manifestaba que Extremadura "no es de las mejores en potencial eólico" aunque sí que "tiene zonas que son interesantes, pero no tienen los mejores números de producción en relación con otras zonas a nivel nacional".

Eso ha hecho que Extremadura no sea una de las pioneras en este tipo de energía, aunque "también es bueno" que comiencen a instalarse ya que es "es una tecnología importante, porque además tenemos que tener en cuenta que los días donde no hay sol y sobre todo por la noche esta energía sí produce, por lo que se complementa perfectamente con las tecnologías solares".

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