Las carreteras que atraviesan la frontera de Irlanda del Norte y la República de Irlanda están llenas de carteles en contra de una nueva demarcación, por culpa del BrexitRAFA DE MIGUELHugh McEvoy, 56 años, noirlandés. Compró hace 20 años la iglesia protestante de Jonesborough (Irlanda del Norte), hoy abandonada separada por un muro de la frontera del cementerio católico. Quiere convertirlo en un Centro para la Memoria. RAFA DE MIGUELEl cementerio católico, separado de la iglesia protestante de Jonesborough, hoy abandonada, por un muro de piedra que era parte de la frontera. RAFA DE MIGUELLos carteles que anuncian cambio de moneda de libras a euros son una de las pocas señales de que existe aún una frontera, hoy invisibleRAFA DE MIGUELPaul Vallely, (37 años), dueño de una empresa exportadora de alfombras en Newry (Irlanda del Norte), al lado de la frontera. Importa de Turquía, India y China. Exporta a Estados Unidos y a toda Europa. La "frontera dura" del Brexit puede suponer pérdidas de hasta un 40% del negocio, dice. RAFA DE MIGUELEn cualquier momento, la velocidad deja de establecerse en millas por hora y pasa a ser en kilómetros por hora. La sinuosa frontera provoca esta especie de locura a la que ya están acostumbrados los lugareñosRAFA DE MIGUELEamonn Conway, 57 años, llegó con 10 años a las regiones de la frontera. No quiere más helicópteros militares sobrevolando la zona. Cree que si pone una nueva frontera, en 5 años Irlanda será un país reunificado.RAFA DE MIGUEL Una gasolinera abandonada en el lado de Irlanda del Norte. Otra señal de que la frontera está cerca. El combustible es más barato en la República de Irlanda, y pasar de un lado a otro ya no supone problemas.RAFA DE MIGUELLos carteles que anuncian cambio de moneda de libras a euros son una de las pocas señales de que existe aún una frontera, hoy invisibleRAFA DE MIGUELLa comunidad fronteriza de Irlanda del Norte no ha dejado de protestar contra la "frontera dura" que puede traer consigo el Brexit desde el referéndum de 2016RAFA DE MIGUEL
