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Bailar con el diablo: La tradición andina, en imágenes El Año Nuevo llega a Ecuador con diablos que danzan sin parar durante toda la semana, con un ritmo que contagia y que convoca a renovar y purificar el alma El artesano Ángel Velasco, un pillareño, posa con una máscara para la "Diablada de Píllaro", un festejo que se celebra en Píllaro (Ecuador), el 2 de enero de 2019. Velasco recordó que empezó con el oficio de confeccionar las máscaras de diablos hace 43 años, y que ha ido perfeccionando su técnica hasta ser valorada fuera del país. José Jácome (EFE) Píllaro, una colorida y pujante ciudad del centro del Ecuador, celebra el Año Nuevo con diablos que se arreglan y danzan por las calles de la ciudad, sin parar durante toda la semana, hasta el próximo domingo. José Jácome (EFE) La celebración comenzó el 1 de enero y se extenderá hasta el domingo 6 de enero con "partidas" o grupos de diferentes barrios y asociaciones sociales y culturales de Píllaro (Ecuador), que bailan por las calles de la ciudad con un ritmo frenético que contagia fácilmente. José Jácome (EFE) Los personajes de la "Diablada de Píllaro" son danzantes disfrazados con máscaras de diablos que, lejos de asustar, convocan a disfrutar de una tradición milenaria. El 1 de enero, las "partidas" deleitaron a casi 30.000 visitantes que llegaron a la ciudad andina de la provincia de Tungurahua para celebrar con los diablos el Año Nuevo. José Jácome (EFE) Miles de vecinos participan en la celebración y ahora también extranjeros suelen incorporarse a la danza. Este festejo se asemeja mucho a otros festejos de origen Inca, como el carnaval de Oruro (Bolivia), u otros que se realizan en algunas localidades de Perú y Chile. José Jácome (EFE) El artesano pillareño, Ángel Velasco, elabora máscaras de forma meticulosa y cada una de ellas, dependiendo del modelo y del tiempo de elaboración, puede llegar a costar entre 60 y 200 dólares. José Jácome (EFE) Para muchos de los participantes, la "Diablada de Píllaro", además de ser un patrimonio intangible del país, es un tiempo para disfrutar de una comparsa. En palabras del artesano Velasco: "No es un culto al diablo sino una danza". José Jácome (EFE) En épocas coloniales, los indígenas se disfrazaban de diablos en repudio a las prédicas sacerdotales y al maltrato físico, psicológico, económico y moral que recibían de los españoles, según la historia que relata la página web del Ministerio de Turismo de Ecuador acerca de esta tradición. José Jácome (EFE) De acuerdo con el alcalde Patricio Sarabria, la asistencia ha aumentado un poco gracias a que se amplió el recorrido y los graderíos para que los visitantes observen los desfiles y comparsas. José Jácome (EFE) Se prevé que entre el viernes y el domingo acudan a la celebración unos 60.000 visitantes cada día, lo que supondrá un aumento de turistas respecto al año pasado. José Jácome (EFE)