![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MVTCYLHOE5NP7D4LEB7SO2G2PM.jpg?auth=3b57212c8da37ac859268f2e9b782f112730d1182fefd2874d7c661a0093859d&width=414)
Las 16 mejores fotografías de africanas en España
Desde hace seis años, el concurso Africanas en España, de la Fundación Mujeres por África, elige y premia los mejores retratos de este colectivo para promover un mejor y mayor conocimiento mutuo
![El País](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0b9a52b8-006a-4382-938a-05e3d58f07cf.png?auth=d7a4bd5f610bf92a4f1d3b8bd39266a940bc685b735267a60e73646c6f66a05c&width=100&height=100&smart=true)
![<p>“Desde el primer momento observé que la niña tenía una gran naturalidad posando y miraba a la cámara con seguridad y alegría”, destaca César Sanz (San Leonardo, Soria, 1959), de su imagen titulada ‘Sonrisa’, y que ha ganado el primer premio en la edición de 2018 del concurso de fotografía Africanas en España de la Fundación Mujeres por África, un certámen enmarcado en el programa del mismo nombre para promover un mejor y mayor conocimiento mutuo con las migrantes africanas. </p> <p>Con esta obra, Sanz intentó plasmar desde su estudio de Soria un rasgo que ya había observado antes en niños del continente vecino. “Encaran la cámara con más frescura que los europeos. Son muy fotogénicos, su mirada es muy expresiva y reveladora de su personalidad”. Esa alegría y desparpajo contrastan, dice, con “la queja permanente en la que parece que se ha instalado Occidente”.</p> <p>La pequeña, cuyo nombre no recuerda Sanz, nació en Soria y es hija de malienses. “Le regalé una colección de fotos en color de ella porque el blanco y negro no le gustaba mucho a la madre”, rememora el autor. Luego, la imagen fue incluida en una exposición sobre inmigrantes subsaharianos y latinoamericanos residentes en Soria. Sanz, que se dedica a la fotografía profesional desde hace 25 años, ha realizado una docena de publicaciones y una veintena de exposiciones en 80 salas de España, Portugal, Francia, Bélgica e Islas Galápagos (Ecuador).</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/3O5WSDM5WJIERJUPOUX3CYOE2E.jpg?auth=f6a9877c8fa388c7f8117c2b402d5efe7cc3c3e5fd7d708428de635cba9e4e12&width=414)
“Desde el primer momento observé que la niña tenía una gran naturalidad posando y miraba a la cámara con seguridad y alegría”, destaca César Sanz (San Leonardo, Soria, 1959), de su imagen titulada ‘Sonrisa’, y que ha ganado el primer premio en la edición de 2018 del concurso de fotografía Africanas en España de la Fundación Mujeres por África, un certámen enmarcado en el programa del mismo nombre para promover un mejor y mayor conocimiento mutuo con las migrantes africanas.
Con esta obra, Sanz intentó plasmar desde su estudio de Soria un rasgo que ya había observado antes en niños del continente vecino. “Encaran la cámara con más frescura que los europeos. Son muy fotogénicos, su mirada es muy expresiva y reveladora de su personalidad”. Esa alegría y desparpajo contrastan, dice, con “la queja permanente en la que parece que se ha instalado Occidente”.
La pequeña, cuyo nombre no recuerda Sanz, nació en Soria y es hija de malienses. “Le regalé una colección de fotos en color de ella porque el blanco y negro no le gustaba mucho a la madre”, rememora el autor. Luego, la imagen fue incluida en una exposición sobre inmigrantes subsaharianos y latinoamericanos residentes en Soria. Sanz, que se dedica a la fotografía profesional desde hace 25 años, ha realizado una docena de publicaciones y una veintena de exposiciones en 80 salas de España, Portugal, Francia, Bélgica e Islas Galápagos (Ecuador).
César Sanz Marcos.![<p>Abdellah Doufilkar (Casablanca, Marruecos, 1963) conoció a la protagonista de su fotografía por casualidad. Fue a visitar a su cuñada al hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva porque acababa de dar a luz, y en la misma habitación que ella descansaba Amal, una mujer marroquí con su hijo recién nacido: la de su imagen. “Le ofrecí hacerle una foto y ella aceptó encantada”, rememora. Y con ella logró el primer premio del concurso Africanas en España del año 2017.</p> <p>“Tras su mirada se esconde un sentimiento de felicidad por ver a un ser querido después de tanta espera”, opina Doufilkar. Pero también tristeza por estar sola en un momento tan especial de su vida. “Se intentó traer al padre, pero no pudo ser, ya que según la oficina de Extranjería no cumplía los requisitos para conseguir la reagrupación familiar”, según el autor.</p> <p>En aquel entonces, la joven vivía en España con un contrato realizado en origen para trabajar en los campos onubenses de fresas. Consiguió permiso de residencia después de muchos años e intentó traer a su marido sin éxito, cuenta el fotógrafo, que añade que casos como el de ella son muy comunes. “Podemos ver en su mirada ese sentimiento de querer reunir a su familia y no poder por problemas de burocracia”. Actualmente, vive en un pueblo de Huelva con su marido y su hijo, y sigue trabajando en la campaña de fresas.</p> <p>Doufilkar es un ingeniero agrónomo de formación y amante de la fotografía, una herramienta que, a su juicio, ayuda a acercar pueblos. Su última exposición versa sobre el Sáhara y se puede visitar en el Museo de Huelva, y también tiene otra sobre la tradición de la saca de las yeguas en la Fundación Tres Culturas.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2DCMETRB35J55OBOKD5NINRQNI.jpg?auth=8272577c525947e447050da2321e58e8860c2cc8c3e9b590e55ddbb1b769b63e&width=414)
Abdellah Doufilkar (Casablanca, Marruecos, 1963) conoció a la protagonista de su fotografía por casualidad. Fue a visitar a su cuñada al hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva porque acababa de dar a luz, y en la misma habitación que ella descansaba Amal, una mujer marroquí con su hijo recién nacido: la de su imagen. “Le ofrecí hacerle una foto y ella aceptó encantada”, rememora. Y con ella logró el primer premio del concurso Africanas en España del año 2017.
“Tras su mirada se esconde un sentimiento de felicidad por ver a un ser querido después de tanta espera”, opina Doufilkar. Pero también tristeza por estar sola en un momento tan especial de su vida. “Se intentó traer al padre, pero no pudo ser, ya que según la oficina de Extranjería no cumplía los requisitos para conseguir la reagrupación familiar”, según el autor.
En aquel entonces, la joven vivía en España con un contrato realizado en origen para trabajar en los campos onubenses de fresas. Consiguió permiso de residencia después de muchos años e intentó traer a su marido sin éxito, cuenta el fotógrafo, que añade que casos como el de ella son muy comunes. “Podemos ver en su mirada ese sentimiento de querer reunir a su familia y no poder por problemas de burocracia”. Actualmente, vive en un pueblo de Huelva con su marido y su hijo, y sigue trabajando en la campaña de fresas.
Doufilkar es un ingeniero agrónomo de formación y amante de la fotografía, una herramienta que, a su juicio, ayuda a acercar pueblos. Su última exposición versa sobre el Sáhara y se puede visitar en el Museo de Huelva, y también tiene otra sobre la tradición de la saca de las yeguas en la Fundación Tres Culturas.
Abdellah Doulfikar![<p>José Antonio Grueso (Navas de la Concepción, Sevilla, 1961) viajaba en un tren con destino a Córdoba cuando encontró una estampa que le cautivó. Así que no dudó: agarró su cámara y disparó una única toma. “El instante decisivo de Cartier Bresson y lo que me sugería la relación materno-infantil hizo que captara este momento mágico”, explica.</p> <p>Esta imagen se convirtió en la ganadora de 2016 y también en una de las favoritas de su autor. “La conexión entre los dos personajes, unidos por el sueño y la probable relación madre-hija, me despiertan unos sentimientos que cualquier hijo comprende”. Grueso se bajó en su destino, y dejó a las dos mujeres durmiendo “plácidamente”.</p> <p>De formación autodidacta, el autor dice sentirse atraído por la fotografía de calle y por encontrar ese momento preciso que describía Bresson en el día a día de la vida.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/O32ZNRLLUNL2FG4R7A6XXWB2XI.jpg?auth=46133a6437b660837b54ca26fbb52bbaa95a7fda484b7ff4ff754770f35a5115&width=414)
José Antonio Grueso (Navas de la Concepción, Sevilla, 1961) viajaba en un tren con destino a Córdoba cuando encontró una estampa que le cautivó. Así que no dudó: agarró su cámara y disparó una única toma. “El instante decisivo de Cartier Bresson y lo que me sugería la relación materno-infantil hizo que captara este momento mágico”, explica.
Esta imagen se convirtió en la ganadora de 2016 y también en una de las favoritas de su autor. “La conexión entre los dos personajes, unidos por el sueño y la probable relación madre-hija, me despiertan unos sentimientos que cualquier hijo comprende”. Grueso se bajó en su destino, y dejó a las dos mujeres durmiendo “plácidamente”.
De formación autodidacta, el autor dice sentirse atraído por la fotografía de calle y por encontrar ese momento preciso que describía Bresson en el día a día de la vida.
José Antonio Grueso Perogil![<p>La imagen de Mariama, ganadora del primer premio de 2015, nace del trabajo de Asier Alkorta (Zaragoza, 1983) en un proyecto audiovisual y fotográfico titulado ‘Lejos de la orilla’ sobre personas migrantes establecidas en la ciudad de Zaragoza. Con esta fotografía, el autor y codirector del documental quería representar de manera gráfica el lugar y el ambiente de trabajo diario de esta mujer gambiana. “La escena me evoca esfuerzo, integración, sueños y esperanza. Más allá de la simple y pura estética”, describe Alkorta.</p> <p>La fotografía está tomada en el Museo Goya de Zaragoza, que es donde ella trabajaba por entonces. “Mariama es gambiana, una de las mujeres más fuertes y luchadoras que he conocido. Obligada a casarse dos veces con hombres que ni siquiera conocía (el de su primer matrimonio es el primer caso de divorcio de una mujer en Gambia y por ello ha sido repudiada por su comunidad), ha sufrido maltratos físicos por sus maridos y despojada de su hijo, al que se llevaron a Gambia cuando ella vivía ya en España”, cuenta de ella el fotógrafo. Actualmente, es activista contra la mutilación genital femenina y fue voluntaria de Médicos del Mundo en Zaragoza para la concienciación de este problema para las mujeres africanas. Si alguien la quiere conocer, podrá encontrarla en su propia tienda del barrio de Las Fuentes de Zaragoza, Las cosicas de Mariama, donde comercia con productos africanos, como telas y vestidos, cosméticos naturales a base de karité, perfumes, etc. </p> <p>Asier Alkorta ha trabajado durante seis años como fotoperiodista en el diario El Heraldo de Aragón y desde hace un año es fotógrafo autónomo dedicado a reportajes documentales, viajes y diversos encargos comerciales. Sus trabajos han sido publicados en el Grupo Heraldo, Vocento y la revista Papel de El Mundo entre otros. Ha recibido diversos premios además del de la Fundación Mujeres por África. Entre otros, en 2017 fue finalista del prestigioso concurso internacional World Press Photo con un trabajo sobre Etiopía.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ORCI43J53BO6FFGRRYC4JCCFLY.jpg?auth=d1c6466602a7630b7c4a2d7c1a279f5265bf0d3a633e8771d110c61cf7e6851a&width=414)
La imagen de Mariama, ganadora del primer premio de 2015, nace del trabajo de Asier Alkorta (Zaragoza, 1983) en un proyecto audiovisual y fotográfico titulado ‘Lejos de la orilla’ sobre personas migrantes establecidas en la ciudad de Zaragoza. Con esta fotografía, el autor y codirector del documental quería representar de manera gráfica el lugar y el ambiente de trabajo diario de esta mujer gambiana. “La escena me evoca esfuerzo, integración, sueños y esperanza. Más allá de la simple y pura estética”, describe Alkorta.
La fotografía está tomada en el Museo Goya de Zaragoza, que es donde ella trabajaba por entonces. “Mariama es gambiana, una de las mujeres más fuertes y luchadoras que he conocido. Obligada a casarse dos veces con hombres que ni siquiera conocía (el de su primer matrimonio es el primer caso de divorcio de una mujer en Gambia y por ello ha sido repudiada por su comunidad), ha sufrido maltratos físicos por sus maridos y despojada de su hijo, al que se llevaron a Gambia cuando ella vivía ya en España”, cuenta de ella el fotógrafo. Actualmente, es activista contra la mutilación genital femenina y fue voluntaria de Médicos del Mundo en Zaragoza para la concienciación de este problema para las mujeres africanas. Si alguien la quiere conocer, podrá encontrarla en su propia tienda del barrio de Las Fuentes de Zaragoza, Las cosicas de Mariama, donde comercia con productos africanos, como telas y vestidos, cosméticos naturales a base de karité, perfumes, etc.
Asier Alkorta ha trabajado durante seis años como fotoperiodista en el diario El Heraldo de Aragón y desde hace un año es fotógrafo autónomo dedicado a reportajes documentales, viajes y diversos encargos comerciales. Sus trabajos han sido publicados en el Grupo Heraldo, Vocento y la revista Papel de El Mundo entre otros. Ha recibido diversos premios además del de la Fundación Mujeres por África. Entre otros, en 2017 fue finalista del prestigioso concurso internacional World Press Photo con un trabajo sobre Etiopía.
Asier Alcorta Hernández![<p>Esta imagen, ganadora del primer premio en 2014, forma parte de un extenso archivo que Jesús Gabaldón (Socuéllamos, Ciudad Real, 1978) inició hace diez años cuando comenzó a trabajar como profesor en la localidad toledana de Recas. “Allí tuve (tengo todavía) la gran suerte de conocer de cerca a la comunidad africana que se instaló en el pueblo hace casi 30 años”, cuenta. El objetivo de este archivo es documentar de forma gráfica el día a día de dos generaciones de malienses en un entorno rural de Castilla: por un lado los más jóvenes –entre ellos sus alumnos y alumnas– y, por otro, la de sus padres y madres. “Me interesa mucho esa brecha generacional, geográfica y cultural en la que padres e hijos se han criado”, asevera. Según Gabaldón, la vida social en Recas es tan interesante como compleja: “Una población de 4.000 personas donde cerca de 800 son malienses, más otra gran comunidad de personas de Marruecos. Un mosaico que se entremezcla solo entre las generaciones más jóvenes”. </p> <p>Gabaldon tomó esta imagen titulada ‘La virgen de Mali’ durante un paseo con su alumna Nah y su tía Massitan. En el carrito, su hijo Pablo “Me pareció un instante magnífico cuando se pararon a observar a la Virgen de la Oliva, patrona del pueblo. Dos mujeres negras y musulmanas frente a una Virgen blanca, vestida de blanco. El pueblo está lleno de muros pintados con estas vírgenes. Dos mundos, o quizá uno sólo, pero más diverso, rico y complejo de lo que a menudo somos capaces de ver”. </p> <p> Nah entonces estudiaba en el instituto de Secundaria del pueblo, donde todavía trabaja Gabaldón. “Era una niña muy agradable, tímida, sensible. Por decirlo de alguna manera, era la alumna más africana que tenía. Siempre echaba de menos Mali, sus tradiciones, su gente. Era una niña muy maja”, recuerda el fotógrafo. Años después, la pequeña se marchó a Toledo, donde estudió un ciclo de Grado Medio de Alojamiento y Lavandería. “Después se casó con un señor mucho más mayor que ella y se fue a vivir a Mali. Todavía mantengo contacto con ella a través de WhatsApp”.</p> <p>Massitan (o Assa como la conocen allí) “es una mujer con una historia muy interesante”, dice el fotógrafo. “Es una mujer valiente, emprendedora, con habilidad para liderar. Desde hace años preside AMACLAM-Asociación de Mujeres Africanas de Castilla-La Mancha. Llegó a Recas hace más de una década, y vive allí junto a su marido y sus dos hijos en una casa de alquiler muy pequeña, y allí mismo trabaja cortando y envasando cebollas. Es una mujer muy trabajadora”.</p> <p>Jesús Gabaldón es educador y fotógrafo documental, ambas actividades que suelen convergiren su interés y compromiso con temas sociales y humanitarios. En los últimos años ha participado en diversos proyectos expositivos individuales y colectivos, y ha publicado algunos de sus fotorreportajes en medios como 'El País', 'El Mundo', 'La Vanguardia' o el magazine cultural 'FronteraD'. Actualmente vive en Madrid, donde compagina su actividad docente e investigadora con el desarrollo de proyectos fotográficos de largo recorrido.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/K2S4FISDPNMWBM53VMZOFDI27U.jpg?auth=46060aa593addde8ee09fc2cf1efc397a5d097cf209deceecb0af5a71f393884&width=414)
Esta imagen, ganadora del primer premio en 2014, forma parte de un extenso archivo que Jesús Gabaldón (Socuéllamos, Ciudad Real, 1978) inició hace diez años cuando comenzó a trabajar como profesor en la localidad toledana de Recas. “Allí tuve (tengo todavía) la gran suerte de conocer de cerca a la comunidad africana que se instaló en el pueblo hace casi 30 años”, cuenta. El objetivo de este archivo es documentar de forma gráfica el día a día de dos generaciones de malienses en un entorno rural de Castilla: por un lado los más jóvenes –entre ellos sus alumnos y alumnas– y, por otro, la de sus padres y madres. “Me interesa mucho esa brecha generacional, geográfica y cultural en la que padres e hijos se han criado”, asevera. Según Gabaldón, la vida social en Recas es tan interesante como compleja: “Una población de 4.000 personas donde cerca de 800 son malienses, más otra gran comunidad de personas de Marruecos. Un mosaico que se entremezcla solo entre las generaciones más jóvenes”.
Gabaldon tomó esta imagen titulada ‘La virgen de Mali’ durante un paseo con su alumna Nah y su tía Massitan. En el carrito, su hijo Pablo “Me pareció un instante magnífico cuando se pararon a observar a la Virgen de la Oliva, patrona del pueblo. Dos mujeres negras y musulmanas frente a una Virgen blanca, vestida de blanco. El pueblo está lleno de muros pintados con estas vírgenes. Dos mundos, o quizá uno sólo, pero más diverso, rico y complejo de lo que a menudo somos capaces de ver”.
Nah entonces estudiaba en el instituto de Secundaria del pueblo, donde todavía trabaja Gabaldón. “Era una niña muy agradable, tímida, sensible. Por decirlo de alguna manera, era la alumna más africana que tenía. Siempre echaba de menos Mali, sus tradiciones, su gente. Era una niña muy maja”, recuerda el fotógrafo. Años después, la pequeña se marchó a Toledo, donde estudió un ciclo de Grado Medio de Alojamiento y Lavandería. “Después se casó con un señor mucho más mayor que ella y se fue a vivir a Mali. Todavía mantengo contacto con ella a través de WhatsApp”.
Massitan (o Assa como la conocen allí) “es una mujer con una historia muy interesante”, dice el fotógrafo. “Es una mujer valiente, emprendedora, con habilidad para liderar. Desde hace años preside AMACLAM-Asociación de Mujeres Africanas de Castilla-La Mancha. Llegó a Recas hace más de una década, y vive allí junto a su marido y sus dos hijos en una casa de alquiler muy pequeña, y allí mismo trabaja cortando y envasando cebollas. Es una mujer muy trabajadora”.
Jesús Gabaldón es educador y fotógrafo documental, ambas actividades que suelen convergiren su interés y compromiso con temas sociales y humanitarios. En los últimos años ha participado en diversos proyectos expositivos individuales y colectivos, y ha publicado algunos de sus fotorreportajes en medios como 'El País', 'El Mundo', 'La Vanguardia' o el magazine cultural 'FronteraD'. Actualmente vive en Madrid, donde compagina su actividad docente e investigadora con el desarrollo de proyectos fotográficos de largo recorrido.
Jesús Ángel Gabaldón![<p>Chema Castelló (Madrid,1965) es fotógrafo profesional, así que a menudo lleva su cámara Hasselblad cuando sale. En una de esas ocasiones asistía un recital de poesía de su hermano, Julio Castelló, en un café de Madrid ubicado en la calle Regueros. Allí tomaría la imagen que le valdría el primer premio del concurso en su primera edición, en 2013: ‘Tida & Co’. “Es una instantánea, no eran conscientes de ser observados. Me pareció una bella escena de camaradería, inmersa en colores y luces como de jazz. A veces los fotógrafos jugamos a cineastas...”, asegura Castelló.</p> <p>La protagonista de la imagen es Tida Coly y el fotógrafo la conoce muy bien porque se trata de su cuñada. “Llegó a nuestra familia en 2001 y fue como si se abriera una ventana del castillo Castelló. La adoramos, es sencillamente maravillosa; hermana de ley, pero de verdad”. Los acompañantes de Tida son dos de sus amigos, Mounir y Tafsir, a los que conoció en España.</p> <p>Dice Castelló que sobre Tida se podría escribir más de un libro: “Uno sobre emprendimiento y superación, pero también otro de esos de autoayuda, basándose en su sentido de la vida y su generosidad de ánimo y de alma”. Senegalesa de nacimiento, Tida Coly reside en España desde hace 18 años. Ha trabajado en varios sectores, desde la hostelería hasta en un banco, pasando por azafata de congresos. “Hoy es una de las pocas mujeres negras emprendedoras en España y es considerada un referente”, abunda el autor de la fotografía. En la actualidad, es directora de su propio negocio: Tida Coly Colores del Mundo. Se trata de una tienda ubicada en San Lorenzo del Escorial en la que ofrece telas, artesanías, diseños y hasta eventos culturales. “La empresa representa un puente de mestizaje cultural entre el África negra y España. ¿No es para estar orgulloso?”, presume Castelló.</p> <p>Chema Castelló trabaja desde hace 30 años como artista visual, fotógrafo y diseñador especializado en arquitectura, artes y retrato. Cuenta con varias exposiciones a sus espaldas en importantes lugares como la Feria ARCO'13, Espacio Fundación Telefónica y el festival Photoespaña, por citar algunos. Entre sus clientes se encuentra la Fundación Telefónica o TVE. </p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2Y26IXY6NFIK5APYZQO6VLFGRQ.jpg?auth=5630e0ff921e50bb86c92776c03988a73246dd0ea7882183440ab96ae122e049&width=414)
Chema Castelló (Madrid,1965) es fotógrafo profesional, así que a menudo lleva su cámara Hasselblad cuando sale. En una de esas ocasiones asistía un recital de poesía de su hermano, Julio Castelló, en un café de Madrid ubicado en la calle Regueros. Allí tomaría la imagen que le valdría el primer premio del concurso en su primera edición, en 2013: ‘Tida & Co’. “Es una instantánea, no eran conscientes de ser observados. Me pareció una bella escena de camaradería, inmersa en colores y luces como de jazz. A veces los fotógrafos jugamos a cineastas...”, asegura Castelló.
La protagonista de la imagen es Tida Coly y el fotógrafo la conoce muy bien porque se trata de su cuñada. “Llegó a nuestra familia en 2001 y fue como si se abriera una ventana del castillo Castelló. La adoramos, es sencillamente maravillosa; hermana de ley, pero de verdad”. Los acompañantes de Tida son dos de sus amigos, Mounir y Tafsir, a los que conoció en España.
Dice Castelló que sobre Tida se podría escribir más de un libro: “Uno sobre emprendimiento y superación, pero también otro de esos de autoayuda, basándose en su sentido de la vida y su generosidad de ánimo y de alma”. Senegalesa de nacimiento, Tida Coly reside en España desde hace 18 años. Ha trabajado en varios sectores, desde la hostelería hasta en un banco, pasando por azafata de congresos. “Hoy es una de las pocas mujeres negras emprendedoras en España y es considerada un referente”, abunda el autor de la fotografía. En la actualidad, es directora de su propio negocio: Tida Coly Colores del Mundo. Se trata de una tienda ubicada en San Lorenzo del Escorial en la que ofrece telas, artesanías, diseños y hasta eventos culturales. “La empresa representa un puente de mestizaje cultural entre el África negra y España. ¿No es para estar orgulloso?”, presume Castelló.
Chema Castelló trabaja desde hace 30 años como artista visual, fotógrafo y diseñador especializado en arquitectura, artes y retrato. Cuenta con varias exposiciones a sus espaldas en importantes lugares como la Feria ARCO'13, Espacio Fundación Telefónica y el festival Photoespaña, por citar algunos. Entre sus clientes se encuentra la Fundación Telefónica o TVE.
Chema Castelló![<p>Ellas son Yolanda Eyama y Nurtsy. Madre e hija. Ambas de origen guineo ecuatoriano y retratadas en su domicilio por Sara Martín (Madrid, 1976). Yolanda es cantante y viajó hasta España para seguir con su carrera profesional. “Nos conocimos en Madrid hace 10 años. En aquella época yo trabajaba como fotógrafa y representante de un grupo de música y coincidíamos mucho por festivales, locales de ensayo... Nos hicimos muy buenas amigas”, relata la autora de la imagen, galardonada con el segundo premio en 2014.</p> <p>Cada dos o tres semanas Yolanda le cambiaba las trenzas a su hija y le hacía un peinado nuevo. “A mí me encantaba ver la destreza, la paciencia y el mimo con la que la peinaba durante horas. Estos días me solía llamar para que las acompañara y pasáramos juntas la tarde”, recuerda Martín. En una de aquellas ocasiones, se llevó la cámara y fotografió el proceso completo. </p> <p>La imagen ganadora representa para la autora los momentos de intimidad y complicidad entre madre e hija y también ilustra una tradición que se remonta al antiguo imperio egipcio y que sigue viva en la actualidad en el continente africano y allá donde sus descendientes van. “Es una tradición o reafirmación identitaria más allá de lo puramente estético”.</p> <p>Sara Martín tiene en marcha actualmente dos proyectos fotográficos titulados ‘Correct look’ y ‘The Restaurant’, ambos relacionados con la diáspora africana. Fueron expuestos en 2018 en Senegal durante la bienal, uno en Dakar y otro en Saint Louis, en un programa del nuevo museo de fotografía. </p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MGBFEAP3ZJIODEPT53EHR62YPM.jpg?auth=b0a2b2e1040268756d8ab819bf44f3003331a5bee29f783d66e55376742ba45c&width=414)
Ellas son Yolanda Eyama y Nurtsy. Madre e hija. Ambas de origen guineo ecuatoriano y retratadas en su domicilio por Sara Martín (Madrid, 1976). Yolanda es cantante y viajó hasta España para seguir con su carrera profesional. “Nos conocimos en Madrid hace 10 años. En aquella época yo trabajaba como fotógrafa y representante de un grupo de música y coincidíamos mucho por festivales, locales de ensayo... Nos hicimos muy buenas amigas”, relata la autora de la imagen, galardonada con el segundo premio en 2014.
Cada dos o tres semanas Yolanda le cambiaba las trenzas a su hija y le hacía un peinado nuevo. “A mí me encantaba ver la destreza, la paciencia y el mimo con la que la peinaba durante horas. Estos días me solía llamar para que las acompañara y pasáramos juntas la tarde”, recuerda Martín. En una de aquellas ocasiones, se llevó la cámara y fotografió el proceso completo.
La imagen ganadora representa para la autora los momentos de intimidad y complicidad entre madre e hija y también ilustra una tradición que se remonta al antiguo imperio egipcio y que sigue viva en la actualidad en el continente africano y allá donde sus descendientes van. “Es una tradición o reafirmación identitaria más allá de lo puramente estético”.
Sara Martín tiene en marcha actualmente dos proyectos fotográficos titulados ‘Correct look’ y ‘The Restaurant’, ambos relacionados con la diáspora africana. Fueron expuestos en 2018 en Senegal durante la bienal, uno en Dakar y otro en Saint Louis, en un programa del nuevo museo de fotografía.
Sara Martín López![<p>Asegura Salvador Lorén Travieso (Zaragoza, 1954), que fue un viaje por África como fotógrafo de un proyecto de cooperación el que le cambió por completo sus sentimientos hacia el continente. Y fue tras contemplar la realidad de la condición de la africana. “El patriarcado presente en cualquier actividad, el trabajo de la mujer en la rutina diaria de los campos, de la casa y de la crianza de los hijos impresiona por la capacidad que poseen para transmitir el arrojo para salir adelante, para estar al frente del todo. Los hombres, o su inmensa mayoría, desaparecen de la vida social y familiar engullidos por la cadena de inmigración en una constante búsqueda del ficticio paraíso que han imaginado para ellos y sus familias”, relata.</p> <p>A su vuelta a España, en concreto a Valencia, ciudad en la que reside desde 1983, entra en contacto con grupos de inmigrantes africanos “tan invisibles o provocadoramente invisibilizados” establecidos en la Comunidad. Entre ellos estaba la protagonista de su fotografía, que ganó el segundo premio de la edición de 2015. Es Yacine, una chica de no más de 15 años, inmigrante irregular y supuestamente recolectora de fruta, que trataba de integrarse a duras penas en unas condiciones económicas y sociales altamente precarias.</p> <p>“Solo la vi en una ocasión, la misma de la fotografía. El hermetismo que rodea la condición social de inmigrante, y más aún si es mujer y joven como ella, me desbordó cualquier sentimiento de lógica que pudiera tener en aquel instante a pesar de su sincera sonrisa y su deseo de ser fotografiada”, comenta. Para Lorén, la idea del retrato no era nueva ni experimental, ya que es el estilo que ha practicado durante años. “Sigo en ello con series, ahora más que nunca y con más intensidad si cabe, sobre la condición de la mujer en un mundo donde su cabida personal y social vuelve estar en peligro, si no lo ha estado siempre”, opina el fotógrafo. Autodidacta desde 1970 y con múltiples exposiciones fotográficas individuales y colectivas, tanto nacionales como internacionales a sus espaldas, y también con diversos premios fotográficos.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6QLZ5E2Z6BNO7IH4C4OW5D26AU.jpg?auth=80e12ce622bdd148d42e7f0550fba9c7371f65fc60919b345595451bf92355dc&width=414)
Asegura Salvador Lorén Travieso (Zaragoza, 1954), que fue un viaje por África como fotógrafo de un proyecto de cooperación el que le cambió por completo sus sentimientos hacia el continente. Y fue tras contemplar la realidad de la condición de la africana. “El patriarcado presente en cualquier actividad, el trabajo de la mujer en la rutina diaria de los campos, de la casa y de la crianza de los hijos impresiona por la capacidad que poseen para transmitir el arrojo para salir adelante, para estar al frente del todo. Los hombres, o su inmensa mayoría, desaparecen de la vida social y familiar engullidos por la cadena de inmigración en una constante búsqueda del ficticio paraíso que han imaginado para ellos y sus familias”, relata.
A su vuelta a España, en concreto a Valencia, ciudad en la que reside desde 1983, entra en contacto con grupos de inmigrantes africanos “tan invisibles o provocadoramente invisibilizados” establecidos en la Comunidad. Entre ellos estaba la protagonista de su fotografía, que ganó el segundo premio de la edición de 2015. Es Yacine, una chica de no más de 15 años, inmigrante irregular y supuestamente recolectora de fruta, que trataba de integrarse a duras penas en unas condiciones económicas y sociales altamente precarias.
“Solo la vi en una ocasión, la misma de la fotografía. El hermetismo que rodea la condición social de inmigrante, y más aún si es mujer y joven como ella, me desbordó cualquier sentimiento de lógica que pudiera tener en aquel instante a pesar de su sincera sonrisa y su deseo de ser fotografiada”, comenta. Para Lorén, la idea del retrato no era nueva ni experimental, ya que es el estilo que ha practicado durante años. “Sigo en ello con series, ahora más que nunca y con más intensidad si cabe, sobre la condición de la mujer en un mundo donde su cabida personal y social vuelve estar en peligro, si no lo ha estado siempre”, opina el fotógrafo. Autodidacta desde 1970 y con múltiples exposiciones fotográficas individuales y colectivas, tanto nacionales como internacionales a sus espaldas, y también con diversos premios fotográficos.
Salvador Lorén Travieso![<p>Los trabajos del fotoperiodista Mingo Venero (Santander, Cantabria, 1977) suelen mostrar a personas que se encuentran en situaciones complicadas o que están pasando por momentos de dificultad. En ocasiones son de migrantes de origen africano, y muchos de ellos se encuentran en situación administrativa irregular. Sin embargo, ‘Fashion designer from Angola’ es un canto al optimismo y un intento por alejarse del triste cliché que acompaña a este sector de la sociedad. “En vez de mostrar o denunciar alguna situación adversa aproveché el concurso para intentar mostrar otro tipo historia que conllevara un viaje a España”, abunda Venero. Su imagen ganó en 2016 el segundo premio del certamen Africanas en España. </p> <p>“El retrato fue realizado en el centro de Barcelona, en una calle del barrio Gótico si no recuerdo mal”, describe el fotoperiodista. “Buscaba una mujer africana que tuviera aspecto de turista y me encontré con esta chica angoleña, que desprendía alegría y elegancia al caminar. Le comenté mi propósito y me contó que era diseñadora de moda y que estaba de paso por Barcelona. Buscamos un fondo acorde y ella me regaló este retrato con una inmensa sonrisa y pose con la cabeza bien alta mirando al futuro”.</p> <p>Fotógrafo documental, los trabajos de Mingo Venero se centran en temas relacionados con los derechos humanos y la justicia social. Desde 2006 ha desarrollado proyectos por Europa, África y América documentando las desigualdades sociales, las migraciones, los derechos de la infancia y el empoderamiento de las mujeres, algunos de ellos en colaboración con diferentes ONG.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WRFWZ556PZITRMY6TGZUIFJNHE.jpg?auth=df6fe87f4d18136757661ed3aba265898db2349cc612f06064af5384d904789e&width=414)
Los trabajos del fotoperiodista Mingo Venero (Santander, Cantabria, 1977) suelen mostrar a personas que se encuentran en situaciones complicadas o que están pasando por momentos de dificultad. En ocasiones son de migrantes de origen africano, y muchos de ellos se encuentran en situación administrativa irregular. Sin embargo, ‘Fashion designer from Angola’ es un canto al optimismo y un intento por alejarse del triste cliché que acompaña a este sector de la sociedad. “En vez de mostrar o denunciar alguna situación adversa aproveché el concurso para intentar mostrar otro tipo historia que conllevara un viaje a España”, abunda Venero. Su imagen ganó en 2016 el segundo premio del certamen Africanas en España.
“El retrato fue realizado en el centro de Barcelona, en una calle del barrio Gótico si no recuerdo mal”, describe el fotoperiodista. “Buscaba una mujer africana que tuviera aspecto de turista y me encontré con esta chica angoleña, que desprendía alegría y elegancia al caminar. Le comenté mi propósito y me contó que era diseñadora de moda y que estaba de paso por Barcelona. Buscamos un fondo acorde y ella me regaló este retrato con una inmensa sonrisa y pose con la cabeza bien alta mirando al futuro”.
Fotógrafo documental, los trabajos de Mingo Venero se centran en temas relacionados con los derechos humanos y la justicia social. Desde 2006 ha desarrollado proyectos por Europa, África y América documentando las desigualdades sociales, las migraciones, los derechos de la infancia y el empoderamiento de las mujeres, algunos de ellos en colaboración con diferentes ONG.
Mingo Venero![<p>“Yo ayudaba a título personal al colectivo inmigrante más desfavorecido llevándoles ropa y alimentos recaudados a través de amigos y en redes sociales, así la conocí”, recuerda Juan Antonio García Pérez (Almería, 1971), sobre Hafida, la mujer marroquí sentada en la puerta de una casa de campo. Él se encontraba en las afueras de localidad de Vícar, en el poniente almeriense, que es una región repleta de invernaderos en los que trabajan inmigrantes en condiciones de mucha precariedad. “En varias cortijadas abandonadas se alojan multitud de emigrantes en situación irregular y en alto grado de pobreza”, confirma el autor.</p> <p>De la protagonista sabe que proviene de Marruecos y que llegó a España en situación irregular con su hijo recién nacido y su marido. Este luego la abandonó. “Estuvo 10 años trabajando sin documentación hasta que la conocí. Se volvió a quedar embarazada de su pareja y la volvieron a abandonar. Su hijo nació con una malformación”, resume García. Para él, esta fotografía representa el aislamiento, la nostalgia, la tristeza y el olvido, todos ellos sentimientos que afloran tras conocer la historia de esta mujer, que hoy sigue trabajando como peón agrícola en los invernaderos y a veces recibe ayuda de Cruz Roja y de los vecinos de los alrededores.</p> <p>García Pérez se inició en la fotografía gracias a un taller de revelado en blanco y negro hace 15 años. A partir de ahí, siguió de manera autodidacta. Esta imagen, titulada ‘Soledad’, ganó el segundo premio de la edición de 2017.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AHM4G7XVJ5I5TPD3EQ54ERNP4A.jpg?auth=8828f82b69882e39038bab00ceb0625f6e7f51133d770696cc0fdbea7468f4b6&width=414)
“Yo ayudaba a título personal al colectivo inmigrante más desfavorecido llevándoles ropa y alimentos recaudados a través de amigos y en redes sociales, así la conocí”, recuerda Juan Antonio García Pérez (Almería, 1971), sobre Hafida, la mujer marroquí sentada en la puerta de una casa de campo. Él se encontraba en las afueras de localidad de Vícar, en el poniente almeriense, que es una región repleta de invernaderos en los que trabajan inmigrantes en condiciones de mucha precariedad. “En varias cortijadas abandonadas se alojan multitud de emigrantes en situación irregular y en alto grado de pobreza”, confirma el autor.
De la protagonista sabe que proviene de Marruecos y que llegó a España en situación irregular con su hijo recién nacido y su marido. Este luego la abandonó. “Estuvo 10 años trabajando sin documentación hasta que la conocí. Se volvió a quedar embarazada de su pareja y la volvieron a abandonar. Su hijo nació con una malformación”, resume García. Para él, esta fotografía representa el aislamiento, la nostalgia, la tristeza y el olvido, todos ellos sentimientos que afloran tras conocer la historia de esta mujer, que hoy sigue trabajando como peón agrícola en los invernaderos y a veces recibe ayuda de Cruz Roja y de los vecinos de los alrededores.
García Pérez se inició en la fotografía gracias a un taller de revelado en blanco y negro hace 15 años. A partir de ahí, siguió de manera autodidacta. Esta imagen, titulada ‘Soledad’, ganó el segundo premio de la edición de 2017.
Juan Antonio García Pérez![<p>“Muy a menudo salgo a tomar fotos a la calle, casi siempre sin una idea predeterminada. Me interesa captar lo que ocurre a mi alrededor y, si es posible, contar una historia con mis fotos”, relata José Manuel Peláez, autor de ‘Étnico’, imagen ganadora del segundo premio en la edición de 2018 del concurso de Mujeres por África.<p>En esta VI convocatoria han participado un centenar de personas con cerca de 200 imágenes que han pasado a formar parte del archivo gráfico con el que la Fundación trata de documentar cómo es la realidad de las mujeres africanas residentes en nuestro país. Desde el inicio de esta iniciativa, en 2013, se han recopilado cerca de 1.700 fotografías protagonizadas por mujeres africanas. </p> </p> <p>Esta fotografía fue tomada de manera casual, durante uno de los paseos del autor por una calle de Madrid en el que reparó en un mural pintado en una de las puertas de la Tabacalera, en el barrio de Lavapiés. “Siempre que pasaba por esa zona, llamaba mi atención, pero nunca lo había fotografiado”, narra. Ese día, coincidió con dos africanas que subían por la calle e, inmediatamente, se le vino a la cabeza el mural, que se encontraba a unos metros, así que aceleró el paso hasta posicionarse delante de él y esperó. “Tenía claro que para dar dinamismo a la fotografía iba a usar una velocidad lenta, a fin de crear un desenfoque en la imagen de la mujer y mantener en fondo nítido. La perfecta definición del motivo dibujado contrastada con la poca definición de ella, que parece diluirse entre las líneas del dibujo, intentan sugerir la poca visibilidad que nuestra sociedad da a estas personas que conviven en nuestras ciudades”, explica. </p> <p>José Manuel Peláez (La Felguera, Asturias, 1955) se considera un apasionado de la fotografía y explica por qué: “Me parece que es una forma de experimentar la vida con otro ritmo, cuando hago fotos estoy creando mi propio universo, pues en cada toma yo elijo qué incluir o no y, así, de mi elección van surgiendo otras realidades que no estaban a la vista hasta que pasan por el filtro de mi cámara”.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6UENYQL4GZN5JMJDAAILD7YFA4.jpg?auth=f00274c2a14c09e81bc948d57131c7cec7d45f8c6bf04c5d547559fe52006627&width=414)
“Muy a menudo salgo a tomar fotos a la calle, casi siempre sin una idea predeterminada. Me interesa captar lo que ocurre a mi alrededor y, si es posible, contar una historia con mis fotos”, relata José Manuel Peláez, autor de ‘Étnico’, imagen ganadora del segundo premio en la edición de 2018 del concurso de Mujeres por África.
En esta VI convocatoria han participado un centenar de personas con cerca de 200 imágenes que han pasado a formar parte del archivo gráfico con el que la Fundación trata de documentar cómo es la realidad de las mujeres africanas residentes en nuestro país. Desde el inicio de esta iniciativa, en 2013, se han recopilado cerca de 1.700 fotografías protagonizadas por mujeres africanas.
Esta fotografía fue tomada de manera casual, durante uno de los paseos del autor por una calle de Madrid en el que reparó en un mural pintado en una de las puertas de la Tabacalera, en el barrio de Lavapiés. “Siempre que pasaba por esa zona, llamaba mi atención, pero nunca lo había fotografiado”, narra. Ese día, coincidió con dos africanas que subían por la calle e, inmediatamente, se le vino a la cabeza el mural, que se encontraba a unos metros, así que aceleró el paso hasta posicionarse delante de él y esperó. “Tenía claro que para dar dinamismo a la fotografía iba a usar una velocidad lenta, a fin de crear un desenfoque en la imagen de la mujer y mantener en fondo nítido. La perfecta definición del motivo dibujado contrastada con la poca definición de ella, que parece diluirse entre las líneas del dibujo, intentan sugerir la poca visibilidad que nuestra sociedad da a estas personas que conviven en nuestras ciudades”, explica.
José Manuel Peláez (La Felguera, Asturias, 1955) se considera un apasionado de la fotografía y explica por qué: “Me parece que es una forma de experimentar la vida con otro ritmo, cuando hago fotos estoy creando mi propio universo, pues en cada toma yo elijo qué incluir o no y, así, de mi elección van surgiendo otras realidades que no estaban a la vista hasta que pasan por el filtro de mi cámara”.
José Manuel Peláez![<p>Esta imagen fue ganadora de un accésit en la edición de 2013 del concurso Africanas en España y forma parte de una colección compuesta por 11 fotografías titulada ‘Mujeres con cosas en la cabeza’. Su autora, Esperanza Fernández Campayo, llevó a cabo este proyecto con la idea de reflejar los pensamientos e ideas que pueblan las mentes de las mujeres de todas las culturas. ‘Fantasía’, como se titula la instantánea, representa a la pequeña Kiara, que es miembro de una familia originaria de Guinea Ecuatorial. “Trato de reflejar lo que tiene en mente una niña de cuatro años que cambia de continente persiguiendo el sueño europeo de sus mayores. Pajaritos en la cabeza", resume la fotógrafa.</p> <p>En la actualidad, Kiara tiene 11 años y, aunque nació en España, reside en Guinea Ecuatorial con su madre, Reina Oyo Sam, y su hermana mayor Keila. "Reina es madre soltera, tiene dos hijas excepcionales. Vino a España con un sueño, pensando que aquí lo realizaría mejor y más deprisa. El tiempo pasaba, pero el sueño no se acercaba. Cansada de vivir de ayudas sociales, un día decidió que, lejos de ser una derrota, el regreso a su país era la clave", cuenta la fotógrafa, que conoció a esta familia a través de la Asociación Espiral Loranca, en la que trabaja. Hoy, Reina es presentadora de televisión y una gran activista por los derechos de las mujeres.</p> <p>Fernández Campayo nació en Fuenlabrada (Madrid). Estudió fotografía en varias escuelas de la capital y ha participado en diversos concursos y exposiciones tanto individuales como colectivas, en distintos centros culturales de su Comunidad. </p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/I4WCCTZNVNLETNRM63MZN3DUGQ.jpg?auth=8e337f12403bc9f0ac5be008aace38946c571d74b3b92240b4ea95753f1a091f&width=414)
Esta imagen fue ganadora de un accésit en la edición de 2013 del concurso Africanas en España y forma parte de una colección compuesta por 11 fotografías titulada ‘Mujeres con cosas en la cabeza’. Su autora, Esperanza Fernández Campayo, llevó a cabo este proyecto con la idea de reflejar los pensamientos e ideas que pueblan las mentes de las mujeres de todas las culturas. ‘Fantasía’, como se titula la instantánea, representa a la pequeña Kiara, que es miembro de una familia originaria de Guinea Ecuatorial. “Trato de reflejar lo que tiene en mente una niña de cuatro años que cambia de continente persiguiendo el sueño europeo de sus mayores. Pajaritos en la cabeza", resume la fotógrafa.
En la actualidad, Kiara tiene 11 años y, aunque nació en España, reside en Guinea Ecuatorial con su madre, Reina Oyo Sam, y su hermana mayor Keila. "Reina es madre soltera, tiene dos hijas excepcionales. Vino a España con un sueño, pensando que aquí lo realizaría mejor y más deprisa. El tiempo pasaba, pero el sueño no se acercaba. Cansada de vivir de ayudas sociales, un día decidió que, lejos de ser una derrota, el regreso a su país era la clave", cuenta la fotógrafa, que conoció a esta familia a través de la Asociación Espiral Loranca, en la que trabaja. Hoy, Reina es presentadora de televisión y una gran activista por los derechos de las mujeres.
Fernández Campayo nació en Fuenlabrada (Madrid). Estudió fotografía en varias escuelas de la capital y ha participado en diversos concursos y exposiciones tanto individuales como colectivas, en distintos centros culturales de su Comunidad.
Esperanza Fernández Campayo![<p>El rostro de esta fotografía corresponde a Moussokura Colubaly, mujer procedente de Malí que reside en Recas, Toledo, “un pequeño y encantador pueblo que acoge la mayor concentración maliense de España”, describe Demian Ortiz (Madrid, 1981), autor de la imagen. Ortiz, que es fotoperiodista profesional, visitó esta localidad en 2012 junto al reportero Ramón Lobo para realizar un reportaje que se titularía ‘Mali, capital Toledo’. El objetivo era mostrar cómo esta comunidad seguía desde España, “con atención y angustiados”, las noticias que llegaban de la guerra en su país. “Mientras, desde aquí intentaban salir adelante en sus vidas, sufriendo a la vez la crisis económica y diversos problemas de racismo e integración”, explica Ortiz. De hecho, Moussokura contó a los periodistas que durante sus estudios en el instituto había sufrido episodios de discriminación. Por entonces tenía 19 años.</p> <p>Ortiz recuerda bien el momento en que tomó la imagen, merecedora de un accésit en la primera edición del concurso Africanas en España, en 2013: “Pudimos conocer a su maravillosa familia. Sus padres, hermanos y amigos nos acogieron con gran calidez y cariño. Guardo un gran recuerdo de los más pequeños, porque les llamaba mucho la atención mi cámara y me hacían un montón de preguntas divertidas mientras trabajaba”. A Moussokura la fotografió en su habitación con sus objetos más queridos. “Mientras me enseñaba algunas camisetas de futbol, me percaté de que por la claraboya entraba una luz muy especial. Le pedí que, simplemente, diese un paso hacia mí, me miró a cámara y disparé. El corte de luz que generaba la ventana dibujaba una sombra a la altura del pelo, a la vez que resaltaba su amplia sonrisa, y sobre todo, una mirada de esperanza y vida. Eso es lo que buscaba destacar porque es lo que encontré durante el reportaje en todas las personas que fotografié: las ganas de lograr una vida mejor en la que entre otras cosas, no seas juzgado nunca por el color de tu piel.</p> <p>Como fotógrafo experto en retrato editorial y reportaje, Ortiz ha publicado su trabajo en distintos medios de comunicación y ha publicado un libro de retratos en blanco y negro titulado ‘Perdidos. Un lugar para encontrar’ sobre la generación perdida de la literatura española.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QYASQYVRS5KG7IMMXSLJUZ4KLU.jpg?auth=138501f09a149706a2e2c9f3f50ae10a788757164a9c2a124ae148f17b88825a&width=414)
El rostro de esta fotografía corresponde a Moussokura Colubaly, mujer procedente de Malí que reside en Recas, Toledo, “un pequeño y encantador pueblo que acoge la mayor concentración maliense de España”, describe Demian Ortiz (Madrid, 1981), autor de la imagen. Ortiz, que es fotoperiodista profesional, visitó esta localidad en 2012 junto al reportero Ramón Lobo para realizar un reportaje que se titularía ‘Mali, capital Toledo’. El objetivo era mostrar cómo esta comunidad seguía desde España, “con atención y angustiados”, las noticias que llegaban de la guerra en su país. “Mientras, desde aquí intentaban salir adelante en sus vidas, sufriendo a la vez la crisis económica y diversos problemas de racismo e integración”, explica Ortiz. De hecho, Moussokura contó a los periodistas que durante sus estudios en el instituto había sufrido episodios de discriminación. Por entonces tenía 19 años.
Ortiz recuerda bien el momento en que tomó la imagen, merecedora de un accésit en la primera edición del concurso Africanas en España, en 2013: “Pudimos conocer a su maravillosa familia. Sus padres, hermanos y amigos nos acogieron con gran calidez y cariño. Guardo un gran recuerdo de los más pequeños, porque les llamaba mucho la atención mi cámara y me hacían un montón de preguntas divertidas mientras trabajaba”. A Moussokura la fotografió en su habitación con sus objetos más queridos. “Mientras me enseñaba algunas camisetas de futbol, me percaté de que por la claraboya entraba una luz muy especial. Le pedí que, simplemente, diese un paso hacia mí, me miró a cámara y disparé. El corte de luz que generaba la ventana dibujaba una sombra a la altura del pelo, a la vez que resaltaba su amplia sonrisa, y sobre todo, una mirada de esperanza y vida. Eso es lo que buscaba destacar porque es lo que encontré durante el reportaje en todas las personas que fotografié: las ganas de lograr una vida mejor en la que entre otras cosas, no seas juzgado nunca por el color de tu piel.
Como fotógrafo experto en retrato editorial y reportaje, Ortiz ha publicado su trabajo en distintos medios de comunicación y ha publicado un libro de retratos en blanco y negro titulado ‘Perdidos. Un lugar para encontrar’ sobre la generación perdida de la literatura española.
Demian Ortiz![<p>“Vivo orgullosa y bendecida de mi color de piel y de mis rasgos. Hace mi vida mejor. Amo la raza negra, amo todas las razas, pero mi raza es una constante inspiración en mi vida, cuando descubrí el concurso me sentí identificada y motivada para retratar la vida de la mujer negra en el país en el que resido. Esta es la declaración de intenciones de Laura Perea (Medellín, 1986) que contesta cuando se le pregunta por qué decidió presentarse al concurso. Ella es autora de la imagen ganadora de un accésit en 2014. Se titula ‘Abierta al mundo’ y fue tomada en Barcelona. </p> <p>Para montar la fotografía, Perea preparó un casting. Así encontró a la protagonista, Marga Mbande, “una cantante hipnotizadora de origen africano”, describe la autora. “Una mujer alegre, sensible, soñadora y segura de lo que vale y de lo que quiere”, añade. Según la fotógrafa, era la persona perfecta para representar la elegancia, la soltura, la determinación, la expansión, la gloria, el equilibrio, la luz, y la libertad de la mujer africana en España. </p> <p>Perea es una fotógrafa autodidacta residente en Barcelona que se considera apasionada por la comunicación visual y la transmisión de sensaciones y reflexiones a través de la imagen. “La integración del ser humano en espacios raros, extravagantes, celestiales y naturales es lo que me motiva fotografiar”, afirma. </p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ALHWL27TFBLBLGP44DMLXJG5IQ.jpg?auth=7c045a906bf80c92849ac12be1fd3d9e2ef4d0290c2d93a7f1507a9e701a6f1e&width=414)
“Vivo orgullosa y bendecida de mi color de piel y de mis rasgos. Hace mi vida mejor. Amo la raza negra, amo todas las razas, pero mi raza es una constante inspiración en mi vida, cuando descubrí el concurso me sentí identificada y motivada para retratar la vida de la mujer negra en el país en el que resido. Esta es la declaración de intenciones de Laura Perea (Medellín, 1986) que contesta cuando se le pregunta por qué decidió presentarse al concurso. Ella es autora de la imagen ganadora de un accésit en 2014. Se titula ‘Abierta al mundo’ y fue tomada en Barcelona.
Para montar la fotografía, Perea preparó un casting. Así encontró a la protagonista, Marga Mbande, “una cantante hipnotizadora de origen africano”, describe la autora. “Una mujer alegre, sensible, soñadora y segura de lo que vale y de lo que quiere”, añade. Según la fotógrafa, era la persona perfecta para representar la elegancia, la soltura, la determinación, la expansión, la gloria, el equilibrio, la luz, y la libertad de la mujer africana en España.
Perea es una fotógrafa autodidacta residente en Barcelona que se considera apasionada por la comunicación visual y la transmisión de sensaciones y reflexiones a través de la imagen. “La integración del ser humano en espacios raros, extravagantes, celestiales y naturales es lo que me motiva fotografiar”, afirma.
Laura Perea![<p>‘A través del cristal’ es la imagen ganadora de un accésit en la edición de 2016 del concurso Africanas en España y su autor es Javier Domínguez ‘Jadoga’ (Jérez de la Frontera, 1982), un veterano fotógrafo y formador en esta disciplina especializado en fotografía publicitaria, retrato y edición avanzada. En un correo electrónico, Jadoga explica que la protagonista de su imagen es Victoria, conocida de una amiga de Jerez. Nació en Nigeria y reside con sus tres hijas en la ciudad gaditana, donde posee su propio negocio de venta de ropa. </p> <p>Esta toma tan original fue realizada fusionando dos imágenes, según explica el autor: “El retrato de Victoria y una toma de una vieja placa fotográfica de cristal sobre la que apliqué gelatina alrededor de un molde con la forma del continente africano. ‘A través del cristal’ representa esa añoranza al país que la vio nacer, una mirada atrás a sus raíces, a las costumbres de su pueblo, su familia, esa tierra que un día tuvo que abandonar buscando nuevas oportunidades”.</p> <p>Con más de 300 reconocimientos fotográficos a nivel nacional e internacional, Jadoga forma parte de la Junta Directiva de la Confederación Española de Fotografía y, entre otras actividades, está desarrollando el proyecto fotográfico solidario ‘Cinema Portraits’ donde participan más de 150 rostros de nuestro cine y teatro nacional.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HJU63ZI6M5PNDDVPBR2CD654HA.jpg?auth=57313ec3dc386a47bcd8ca6c6753c8c1ff2b2d4ccc02f3841bbf6d539f2d0962&width=414)
‘A través del cristal’ es la imagen ganadora de un accésit en la edición de 2016 del concurso Africanas en España y su autor es Javier Domínguez ‘Jadoga’ (Jérez de la Frontera, 1982), un veterano fotógrafo y formador en esta disciplina especializado en fotografía publicitaria, retrato y edición avanzada. En un correo electrónico, Jadoga explica que la protagonista de su imagen es Victoria, conocida de una amiga de Jerez. Nació en Nigeria y reside con sus tres hijas en la ciudad gaditana, donde posee su propio negocio de venta de ropa.
Esta toma tan original fue realizada fusionando dos imágenes, según explica el autor: “El retrato de Victoria y una toma de una vieja placa fotográfica de cristal sobre la que apliqué gelatina alrededor de un molde con la forma del continente africano. ‘A través del cristal’ representa esa añoranza al país que la vio nacer, una mirada atrás a sus raíces, a las costumbres de su pueblo, su familia, esa tierra que un día tuvo que abandonar buscando nuevas oportunidades”.
Con más de 300 reconocimientos fotográficos a nivel nacional e internacional, Jadoga forma parte de la Junta Directiva de la Confederación Española de Fotografía y, entre otras actividades, está desarrollando el proyecto fotográfico solidario ‘Cinema Portraits’ donde participan más de 150 rostros de nuestro cine y teatro nacional.
Francisco Javier Domínguez García![<p>Esta joven sonriente se llama Koumai, es camerunesa, tiene 23 años y lleva 13 residiendo en España. Es auxiliar de enfermería y trabaja cuidando a personas mayores y niños enfermos en sus domicilios. Su aparición en la imagen no es casual, todo lo contrario. “Es una fotografía cargada de sentimientos, meditada y que me llevo varias días planificar”, asegura su responsable, Jesús Martínez Moreno. La localización es lo primero que no se dejó al azar: el autor eligió la plaza de Armas, en Sevilla, que es donde se encuentra este colorido grafiti que representa un ángel que, sosteniendo un arma, cuida desde el cielo de un niño africano dormido que sueña con la capital andaluza. </p> <p>Después de conocer la historia de Koumai, a Martínez Moreno pensó que la palabra que mejor definía a esta mujer era, precisamente, “soñadora”. “Me pareció que la mejor manera de dar alas a un mensaje sin voz a través de la fotografía era capturar el pasado, presente y futuro de una chica africana que deja atrás su país con una triste y dura historia familiar a sus espaldas y llega a Sevilla con ganas de luchar. Al igual que ese niño, sueña con un futuro digno”, explica el fotógrafo. Koumai no tuvo una infancia bonita ni nada fácil y ella prefiere no dar detalles, añade el fotógrafo, “pero viene a España para tener un futuro mejor y poder ayudar a su familia, especialmente a su madre. Ella me cuenta que es su vida, que a ella le debe todo lo que es”. Así nació esta fotografía titulada ‘Atrévete a soñar’, que logró en 2017 un accésit. </p> <p>Jesús Martínez (Sevilla, 1983) comenzó en el mundo de la fotografía en 2016. Siempre le había atraído esta disciplina artística y la practicaba como una afición, hasta que tras completar un cursillo, su profesor le motivó para empezara a dedicarse de manera profesional. “Hoy en día no puedo estar más contento con aquella decisión”. </p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EXMAHLE525MSHI3HK2HBU7XLYU.jpg?auth=c22ef141ca9d3f7f62fd9dd279788ddc8da8acf1592e8e3c638d3f84ac51d205&width=414)
Esta joven sonriente se llama Koumai, es camerunesa, tiene 23 años y lleva 13 residiendo en España. Es auxiliar de enfermería y trabaja cuidando a personas mayores y niños enfermos en sus domicilios. Su aparición en la imagen no es casual, todo lo contrario. “Es una fotografía cargada de sentimientos, meditada y que me llevo varias días planificar”, asegura su responsable, Jesús Martínez Moreno. La localización es lo primero que no se dejó al azar: el autor eligió la plaza de Armas, en Sevilla, que es donde se encuentra este colorido grafiti que representa un ángel que, sosteniendo un arma, cuida desde el cielo de un niño africano dormido que sueña con la capital andaluza.
Después de conocer la historia de Koumai, a Martínez Moreno pensó que la palabra que mejor definía a esta mujer era, precisamente, “soñadora”. “Me pareció que la mejor manera de dar alas a un mensaje sin voz a través de la fotografía era capturar el pasado, presente y futuro de una chica africana que deja atrás su país con una triste y dura historia familiar a sus espaldas y llega a Sevilla con ganas de luchar. Al igual que ese niño, sueña con un futuro digno”, explica el fotógrafo. Koumai no tuvo una infancia bonita ni nada fácil y ella prefiere no dar detalles, añade el fotógrafo, “pero viene a España para tener un futuro mejor y poder ayudar a su familia, especialmente a su madre. Ella me cuenta que es su vida, que a ella le debe todo lo que es”. Así nació esta fotografía titulada ‘Atrévete a soñar’, que logró en 2017 un accésit.
Jesús Martínez (Sevilla, 1983) comenzó en el mundo de la fotografía en 2016. Siempre le había atraído esta disciplina artística y la practicaba como una afición, hasta que tras completar un cursillo, su profesor le motivó para empezara a dedicarse de manera profesional. “Hoy en día no puedo estar más contento con aquella decisión”.
Jesús Martínez Moreno