“Los Goya deberían premiar a los videojuegos”

Pregunta. ¿Por qué cree que sería importante que los Goya premiaran a los videojuegos, como hacen los Bafta?

Respuesta. Hace siglos, la gente le tenía miedo a los libros. Con el cine y el teatro pasó lo mismo. Ahora, le está pasando a los videojuegos. Por su novedad, se entienden mal o se tiene una imagen limitada de lo que pueden ser. Que los Goya premiaran a los videojuegos permitiría que todo el mundo entendiera que son algo más que entretenimiento infantil o violento.

P. ¿Cómo se logró hacerlo en los Bafta?

R. Hay un comité que solo se dedica a los videojuegos y es uno de los tres pilares maestros de los Bafta: televisión, películas y videojuegos. La propuesta partió de un grupo de creadores de videojuegos AAA [las superproducciones del medio] que debatieron con Bafta para integrarse en estos premios. Desde entonces, hacen un montón de actividades para ayudar a los videojuegos a tener el mismo reconocimiento cultural que las películas.

P. ¿Cuáles serían los primeros pasos para ponerlo en marcha en los Goya?

R. Lo más importante es crear una comunidad. Que la gente que tiene poder y peso se una y hable con la Academia. También sería interesante aprender cómo otras industrias culturales han logrado llegar a ese punto. El cine y la televisión se perciben como cultura, así que hay que preguntarse cómo lo consiguieron.

P. Usted ha crecido como diseñadora en uno de los puntos calientes de la industria, Reino Unido. ¿Qué percepción y valoración se tiene del talento español en este sector?

R. En Inglaterra, falta gente. Animadores, programadores, artistas... Suele mirar a España para nutrirse de estos perfiles. De España sale gente con unas habilidades que en otros lugares no se encuentra. La pena es que los españoles se vayan a países como Alemania o Reino Unido porque hay mejores opciones profesionales. España tiene mucho talento, lo que hay que conseguir es que se quede.

P. Descríbame su juego El jardín invisible.

R. Llevas unos cascos y caminas por el patio del Somerset House, un palacio cultural. Lo que escuchas es un jardín y, mientras caminas, descubres cosas. Es un jardín que no puedes ver, pero sí oír y explorar. Fue una idea que se nos ocurrió a mi amigo Tim Phillips y a mí inspirada por los poetas románticos [Shelley, Keats y Byron] y su percepción de la naturaleza.

P. ¿Y cuándo volverá a España para ayudar a esta batalla cultural?

R. [Risas]. Aún no lo sé. Creo que hay mucho trabajo por hacer y una sola persona no va a poder. Hay que hacerlo entre todos. Pero volveré.