10 fotos(Re)construyendo SinyarONU-Hábitat en Irak ha impulsado un programa para la reconstrucción de hogares de las familias yazidíes en la ciudad iraquí de SinyarEl PaísIrak - 21 ene 2019 - 23:32CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn el verano del 2014, Sinyar, la principal ciudad iraquí de la población yazidí, fue atacada por el Daesh, asedio que duró más de cuatro meses. Los yazidíes que lograron regresar a sus casas se encontraron con una ciudad derruida y llena de artefactos explosivos improvisados. En la fotografía, una de las casas en proceso de reconstrucción.Durante el asedio, muchos yazidíes lograron huír hacia las montañas situadas al norte de la ciudad. Más de 10.000 personas siguen viviendo en un asentamiento en ellas por miedo a volver a sus casas.Un niño lleva agua a los trabajadores en la construcción. Actualmente, Naciones Unidas en Irak junto con ONU-Hábitat, emprende un programa de reedificación financiado por el gobierno de Alemania, que ya cuenta con más de 562 viviendas rehabilitadas.En la reconstrucción trabaja gente de la propia Sinyar, hombres en su mayoría. Más de 3.000 personas han vuelto con el programa de desarrollo urbano, según afirma Alan Miran, representante de ONU-Hábitat.Vista desde la ventana en una casa a las afueras de Sinyar. Actualmente la ciudad es un territorio en disputa, ya que tienen presencia tanto las milicias chiítas de Hashd Al-Sha’abi, como el PKK con sus filiales yazidíes, YBŞ e YJÊ.Naciones Unidas estima que el Estado Islámico ha matado más de 5.000 hombres yazidíes. Por su parte, las mujeres eran secuestradas, esclavizadas sexualmente y obligadas a convertirse a la religión musulmana. En la fotografía, una mujer y sus dos hijos en la casa a la que acaban de regresar.Los yazidíes siempre se han dedicado a la agricultura y el pastoreo. Al sol está secando el "keşk", yogur agrio obtenido de la leche ordeñada de las cabras, con el que preparan "mehit", una nutritiva sopa elaborada junto con trigo y portulaca.Elías, su mujer y sus cuatro hijos acababan de llegar a lo que fuera su hogar, cuando se tomó esta fotografía. Afirma que apenas tienen recursos ni trabajo que hacer, más allá de lo que dure el proyecto emprendido por Naciones Unidas.Muchas de las casas aún se encuentran contaminadas o en peligro por restos explosivos de la guerra. Además, las familias, con la ayuda de Naciones Unidas, deben demostrar a las autoridades locales la propiedad de sus hogares.Dos hombres toman un descanso en medio de su jornada de trabajo. Pese a todos los esfuerzos, aún es necesaria la reparación de las infraestructuras públicas y el apoyo del gobierno local para la prestación de atención médica y otros servicios esenciales.