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El Montblanc Summit 2 tiene un montón de funciones y alguna te sorprenderá

Probamos en primicia el nuevo 'smartwach' de la casa alemana y descubrimos que nos da mil vueltas

Hoy sale a la venta el Summit 2 de Montblanc, una eficaz versión digital de sus relojes de siempre.
Hoy sale a la venta el Summit 2 de Montblanc, una eficaz versión digital de sus relojes de siempre.
Aitor Marín

El nuevo reloj de Montblanc no desentona ni con un traje ni con esmoquin, pero donde más partido se le saca es vestido de corto, porque lleva dentro un entrenador personal mejor que el que puedes encontrarte en muchos gimnasios. Su nombre es Summit 2, y es un reloj inteligente, mucho. Lo sé porque la marca nos lo ha prestado en primicia y lo he probado durante una semana.

Una vez sincronizado con mi teléfono –algo que no tiene ningún misterio: resulta muy intuitivo–, escojo la modalidad de entrenamiento a través de la aplicación Fit. Repaso las opciones por orden alfabético y me topo con el bádminton, lo que me hace recordar que tengo unas raquetas en casa. Pista no tengo, pero en el parque y sobre la hierba me dedico 16 minutos a emular, muy torpemente, a Carolina Marín. El reloj me indica que he quemado 148 calorías y he recorrido 510 metros, la mayoría de ellos recogiendo la mosca del suelo. Mi frecuencia cardiaca media, me informa, se queda en 96 pulsaciones por minuto. Antes de que llegue a 100, mejor probar con otra cosa. Así que cambio de entrenamiento, y a correr.

El reloj me marca la cuenta atrás y me da la salida. El recorrido es conocido, pero hay sorpresas. Como hasta ahora solo he entrenado con podómetro, sin GPS, solo tardo unos 800 metros en descubrir que al Montblanc Summit 2 no se le engaña. Aquí, un kilómetro es un kilómetro, y eso es algo que no depende de la zancada. Si hasta hoy me creía que hacía el kilómetro en 5 minutos y 30 segundos, ahora estoy en 5.50. Yo, que me creía la liebre, ahora soy la tortuga. Nadie dijo que esto fuera a ser fácil, pero me espolea a subir el ritmo y consigo completar cinco kilómetros en 28.50 minutos. Ritmo medio: 5.38. Nada como para estar muy orgulloso, sobre todo cuando estás asfixiado e intentando recuperarte de una media de 157 pulsaciones por minuto. El único consuelo es que mi Montblanc Summit 2 celebra mi titánico esfuerzo con este mensaje: “¡Perfecto!”.

Ya conozco a mi entrenador, pero aún me quedan cosas por descubrir en el reloj. Con Summit 2 tienes también en tu muñeca el asistente personal Google Assistant que, si le dejas, te organiza la vida, para que, por ejemplo, no llegues tarde al aeropuerto; también reloj mundial, un traductor global que funciona con más de cien idiomas, pulsómetro y conectividad con tus cuentas de correo, chats, redes sociales…

La esfera, de 42 milímetros y de cristal de zafiro, es adecuada para la lectura, pero no resulta de un tamaño exagerado en la muñeca. Permite elegir diversos formatos de pantalla, desde los más clásicos de Montblanc o versiones más fantasiosas y deportivas, analógicas, digitales y analógicas y digitales al mismo tiempo. El miércoles, para la fiesta de ICON, tuve que ponerme chaqueta, así que escogí un formato clásico, analógico, fondo negro, agujas blancas y segundero en rojo.

Montblanc, como otras marcas de alta relojería, ha tardado en llegar al mundo de los 'smartwatches' acostumbrada como estaba a reinar con sus plumas estilográficas. Al principio, estas casas los miraban de reojo, como si todo este fenómeno no fuera con ellos. Sin embargo, en apenas dos años la casa alemana ha sido capaz de ofrecer una respuesta elegante: en 2017 lanzó Summit, una versión algo más deportiva y de mayor tamaño, y hoy sale a la venta este Summit 2, una eficaz versión digital de sus relojes de siempre que, con su caja de acero, da la sensación de ser mecánico, pero ofrece todas las posibilidades que aporta la tecnología y, además, resulta muy fácil de manejar. Después de la fiesta, estoy fundido, pero al reloj todavía le queda cuerda para rato. Cuando al Summit 2 se le agota la batería: su pantalla se pone en modo reloj, y así puede estar varios días hasta que lo cargamos de nuevo.

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Sobre la firma

Aitor Marín
Es redactor de EL PAÍS. Antes ejerció cargos de diversa responsabilidad en Man, Interviú, Maxim y Quo, entre otras publicaciones. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra. Escribe a veces de cómics porque le hubiera gustado dibujar. Además, es autor de la novela Conspiración Vermú (Suma de Letras).

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