‘Slow burn’: el podcast que investiga escándalos políticos
La narrativa de este trabajo es tan fascinante como las tramas que intenta desenmascarar. La primera temporada abordó el 'caso Watergate'; la segunda, la aventura entre Monica Lewinsky y Bill Clinton
En las últimas Jornadas Nacionales de Podcasting (JPod2018), celebradas el pasado fin de semana en los Teatros Luchana de Madrid, hubo una mesa dedicada al papel del podcast en el periodismo. Allí se congregaron cinco profesionales —Carles Porta, Pablo Romero, Cristina Mitre, Enrique Bullido, Elena Merino— que reflexionaron a propósito de cómo el podcast puede ponerse al servicio de una investigación periodística, es decir, se habló de la posibilidad actual de contar una investigación larga y minuciosa a través de este formato.
Si para Carles Porta —codirector de Le llamaban padre— “el podcast es una ventana muy difícil pero maravillosa para llegar a la gente”, para Pablo Romero —director de Las tres muertes de mi padre— el podcast supuso todavía algo más: “Yo cuento el atentado de mi padre y qué pasa durante la investigación. Esta historia no se puede contar con un micro en tu casa. El trabajo de guion es de ocho horas al día durante seis meses. Hice siete versiones. Es un formato maravilloso para quien se lo pueda permitir y hay grandes historias que pueden ser contadas en podcast”.
Como los ponentes señalaron en la charla, Serial supuso el punto de inflexión para el periodismo de investigación en formato podcast. Desde entonces, en EE UU, esta propuesta no ha hecho más que crecer. Y uno de los casos más recientes es Slow Burn, la serie de Slate Plus conducida por el reportero Leon Neyfakh que investiga casos de corrupción política en EE UU.
La primera temporada analiza, 40 años después, el caso Watergate que supuso la renuncia de Richard Nixon. A lo largo de ocho episodios, Neyfakh explica algunas de las historias adyacentes que sucedieron en aquellos meses turbulentos. Historias poco conocidas como la de Martha Mitchell —que da título al primer episodio— y cuya historia pudo derribar a un hombre tan poderoso como Nixon. Ella era la esposa de uno de los conspiradores de Nixon y en aquel tiempo su testimonio fue silenciado. Slow Burn lo recupera.
Quizás lo más apasionante de esta serie es constatar cómo el buen periodismo de investigación es el que se cimienta en los actores secundarios, en los detalles extraños que suelen pasar inadvertido, en personajes absolutamente olvidados. Y ahí, el tiempo empleado y la mirada del periodista trabajan siempre en una misma dirección.
La segunda temporada se estrenó el pasado agosto —justo en estos días se acaba de subir el octavo episodio— y aborda otro escándalo político: el que protagonizó Bill Clinton por las acusaciones de su becaria Monica Lewinsky.
La narrativa de este podcast es tan fascinante como las tramas que intenta desenmascarar. La capacidad de contar lo que sucedió eleva la posición de Neyfakh a la de un narrador riguroso e irónico que atrapa al oyente con su capacidad de asombro ante determinados detalles. El inicio de esta temporada es deslumbrante: Monica Lewinsky —cuya participación en el podcast no existe— iba a almorzar con su amiga Linda Tripp. Era el viernes 16 de enero de 1998 y Lewinsky tenía 24 años. Renata Adler, la mítica periodista que cubría el caso Lewinsky para Vanity Fair y L.A.Times, aparece en los primeros instantes del episodio. De su propia voz escuchamos cómo un par de hombres con trajes oscuros e insignias del FBI se acercaron a Monica y le ordenaron que fuera a una habitación del hotel Ritz-Carlton. Allí se encontraba el fiscal Bruce Udolf que le dijo que había firmado una declaración falsa, según la cual, nunca había mantenido relaciones sexuales con Clinton. El FBI había escuchado a Monica en sus conversaciones privadas y sabía que esa afirmación no era cierta. Había cometido un delito y podía ir a la cárcel con 27 años de condena si no cooperaba. Y cooperó.
Estos cinco primeros minutos de introducción son, quizás, uno de los mejores ejemplos de storytelling y de periodismo sonoro. Slow Burn es una investigación de enorme calidad que coloca al oyente en una disyuntiva que ya apuntaba la monologuista australiana Hannah Gadsby en su show Nannete: “¿Saben quién solía ser un blanco fácil [para los chistes]? Monica Lewinsky. Tal vez si los cómicos hubieran hecho bien su trabajo y se hubieran burlado del hombre que abusó de su poder, quizá ahora tendríamos en la Casa Blanca a una mujer de mediana edad con la experiencia adecuada, en vez de tener a un hombre que admitió abiertamente haber abusado de mujeres jóvenes solo porque podía”. Porque eso es lo que consigue Slow Burn: escudriñar con ojos actuales un escándalo que, en plena efervescencia de movimientos como el #MeToo, se antoja irreparable.
Por si todas estas virtudes no fueran suficientes, Slate Plus ofrece al oyente una transcripción literal de cada episodio, de modo que aquellos menos familiarizados con el inglés e incluso aquellos otros que puedan perderse en el relato oral, tienen la posibilidad de seguir detalladamente todo el proceso de una investigación, de una historia tan sorprendente que todavía hoy, 20 años después, cuesta creer. ¿Se imaginan, por cierto, un Slow Burn a la española?
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