La elección de Lea
Este es el diagnóstico para España, el país en el que una mujer de 24 años puede no merecerle la pena estar
Lea es una mujer saludable de 24 años con una carrera universitaria y un futuro por delante. La joven sueña con una vida acomodada, acorde con el esfuerzo realizado desde niña. Antes, debe elegir un país en el que vivir. Uno entre los nueve que, por razones del destino, se le ofrece: Reino Unido, Finlandia, Dinamarca, Alemania, Estados Unidos, Noruega, Italia, Grecia y España. ¿Por cuál de ellos se debería decidir? Dependerá de cómo haya evolucionado la situación de los jóvenes, si ha mejorado o se ha deteriorado.
Según un estudio de la Resolution Foundation (2018) publicado en español en el proyecto GENERA, donde se comparan las condiciones de vida de distintas generaciones entre 1969 y 2014 a partir entre otros de los datos del Luxemburg Income Study, Lea debería irse a Noruega, el país en el que ha habido progreso para todos. En algunos lugares, los jóvenes se han estancado mientras las generaciones mayores han ido a mejor (Reino Unido, Finlandia y Dinamarca) y en otros ni mayores ni jóvenes han progresado (Alemania y Estados Unidos). Los países del sur de Europa resultan los menos favorables para la generación de Lea: son los únicos países en los que los jóvenes de hoy retroceden —viven peor de lo que lo hacían los de su edad hace 30 años— mientras que el resto de generaciones va a más en comparación con el pasado.
Esto es lo que nos dicen los datos objetivos, en consonancia con los resultados de una encuesta de MyWord a una muestra representativa de 2.200 ciudadanos de entre 16 y 75 años sobre las perspectivas vitales de los jóvenes, una investigación promovida por la Foundation for European Progressive Studies (FEPS), la Fundació LaCaixa y la Fundación Felipe González dentro del proyecto GENERA. El estudio pone de manifiesto que las creencias sociales no son ni azarosas ni caprichosas, sino que responden a realidades concretas que nadie debería ignorar. Seis de cada diez españoles aseguran que los jóvenes vivirán peor que sus padres, una opinión aún más extendida entre los más vulnerables. Los ciudadanos piensan que los jubilados se benefician más de las políticas públicas que los jóvenes y que, consecuentemente, los gobiernos deberían cambiar sus prioridades. Pese a reconocer que el progreso científico y tecnológico, la tolerancia social, la mayor disponibilidad de información y la igualdad entre los géneros mejoran la vida de los jóvenes, las dificultades que se derivan de las condiciones materiales (empleo, vivienda) la empeoran. Estamos ante una generación con más derechos civiles y libertades y peores perspectivas en cuanto a su posicionamiento social. Este es el diagnóstico para España, el país en el que a Lea puede no merecerle la pena estar.
Belén Barreiro es directora de MyWord y expresidenta del CIS.
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