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Boicot a Dolce&Gabbana por llamar ‘fea’ a Selena Gomez

Poderosas voces del mundo de la moda y un grupo de famosos animan a no comprar los diseños de los creadores italianos

Los diseñadores Stefano Gabbana (izquierda) y Domenico Dolce (derecha) en una exposición en Nueva York en abril de 2018.
Los diseñadores Stefano Gabbana (izquierda) y Domenico Dolce (derecha) en una exposición en Nueva York en abril de 2018. GTRESONLINE
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Los diseñadores italianos Stefano Gabbana y Domenico Dolce afrontan un nuevo boicot, esta vez, de parte de algunos de los estilistas más fuertes de Hollywood, que han rechazado utilizar sus prendas después de que Gabbana despreciara públicamente a la cantante y actriz Selena Gomez.

"Es realmente fea", escribió Gabbana desde su perfil oficial de Instagram en una foto publicada por The Catwalk Italia en la que la joven aparecía con cinco looks diferentes, todos de color rojo. A la mayoría de comentarios positivos de los usuarios, se sumó uno que afirmaba que Gomez "se parece a un perro de Pomerania" —un perro pequeño y regordete—. Gabbana respondió con carcajadas y afirmando: "Es verdad". El rechazo a los despectivos comentarios del modisto llegó el mismo 12 de junio, el día que los realizó. Ya entonces incendió Instagram y enfadó a los seguidores de la cantante, más de 138 millones en todo el mundo.

Una de las primeras famosas en responder fue la también cantante Miley Cyrus, en un nuevo encontronazo con los creadores. En la misma fotografía escribió: "Lo que ese imbécil ha dicho (si es que es cierto) es asquerosamente falso y una completa basura" y añadió, en referencia a Selena Gomez, que "está increíblemente genial".

La respuesta ha llegado también desde la propia industria de la moda. La modelo y actriz estadounidense Jaime King se pronunció sobre la polémica: "Como ellos son personas feas, no pueden soportar la belleza que Selena irradia desde su alma y su ser". Acompañó su mensaje del hashtag #boycottDolceGabbana, que solo en Instagram ha sido utilizado en casi 5.000 ocasiones.

Se han sumado más voces. Karla Welch, una de las estilistas más poderosas a nivel mundial, según The New York Times, encargada de los vestuarios de Justin Bieber o Pink, ya ha rechazado utilizar las creaciones de los italianos. "He tenido prendas de Dolce & Gabbana en el perchero para una prueba de vestuario, y he dicho 'No, esto puede desaparecer'. Son crueles", publica Pret-a-Reporter.

Otro de los estilistas más reputados, Jason Bolden, responsable de la imagen de las actrices Taraji P. Henson y Gabrielle Union, ha declarado persona non grata a los diseñadores italianos y no utilizará sus creaciones para vestir a sus clientes.

La pareja de modistos con más glamour de Italia —que comenzaron su carrera profesional en los ochenta, mantuvieron una relación sentimental durante tres años y la terminaron hace más de 15, aunque continuaron con el exitoso negocio como socios y amigos— se está acostumbrando a los llamamientos en su contra. Uno de los más agresivos llegó después de que en una entrevista publicada en la revista italiana Panorama llamaran "hijos de la química" e "hijos sintéticos" a los nacidos por gestación subrogada, y se mostraran en contra de las adopciones por parte de parejas homosexuales. Estas expresiones, y otras como "úteros de alquiler casi elegidos por catálogo", enfadaron a muchos, incluidos los cantantes Elton John y Courtney Love, que animaron públicamente a no comprar nada de la marca. 

Su polémica decisión de vestir a la primera dama estadounidense Melania Trump también les ha traído problemas, y animó a muchos a dejar de ser sus clientes. Los italianos siempre mantuvieron que para ellos sería un honor que la primera dama eligiera sus diseños, sin importar las ideas políticas que representa. Ella ha hecho de Dolce & Gabbana su marca de cabecera, les envía cariñosos mensajes en redes sociales y ha contribuido a que algunas prendas sean muy comentadas, como el polémico abrigo de flores bordadas, valorado en 46.000 euros o el traje negro de encaje que vistió para reunirse con el Papa en el Vaticano. Lejos de lamentar los diversos intentos de boicot, ellos amplían su negocio aprovechando el momento y vendiendo camisetas que llaman al bloqueo de la propia firma.

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