Los escándalos ya no son escándalos
Hace 30 o 40 años, los grandes escándalos que surgían a lo largo de todo el año se podían contar con los dedos de las manos. Hoy, los que suceden en 30 días son tantos que ya no ocupan ni siquiera las portadas de los periódicos. No hay día sin un famoso nuevo en prisión o un nuevo caso de corrupción política. Y no es un problema que afecte solo a las clases dirigentes, porque acompañado a estos casos aparecen otros escándalos de violencia y barbarie perpetrados por el más normal de los ciudadanos de a pie. Podemos caer en la tentación inicial de celebrar lo bien que parece estar funcionando nuestro sistema judicial; sin embargo, pienso que esto debe interpretarse más bien como un signo de decadencia de nuestro sistema social. ¿Qué es lo que está fallando? ¿Qué hemos cambiado? ¿Alguien puede proporcionarnos alguna solución? Ojalá tuviera respuesta, pero lo único que tengo son más preguntas.— Jesús Latorre. Madrid.
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