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¿Esteticista o perfeccionista?

Existen dos tipologías de humano a la hora de enfrentar la vida como cúmulo inevitable de experiencias. Saber a cuál perteneces no es sencillo

Así saludaba la actriz y cantante Traci Lords a nuestro columnista cuando viajó a Los Ángeles tras ganar 'OT'.
Así saludaba la actriz y cantante Traci Lords a nuestro columnista cuando viajó a Los Ángeles tras ganar 'OT'.Getty
Xavi Sancho

Estoy en ese momento de la vida en que casi todo se divide entre lo que no hice y lo que no volveré a hacer. También está lo que no haré, que es cada vez menos, pues a medida que pasan los meses y los años entra en la categoría de lo que no hice. Así, sin anestesia, la afirmación puede parecer bastante taciturna, pero lo cierto es que para los que somos más de mirar que de actuar, más de pensar –pero pensar en el sentido destripado de cualquier carga intelectual, pura inercia– que de hacer, este estado es casi una bendición. Me explico.

Empecé el otro día a recapitular todas esas cosas que en un momento de mi vida fabulé con hacer, ya fuera por pulsión personal o por inducción social, y me salieron, como dirían en la calle Génova, un montón de casos aislados; me dejan un rato más pensando y vuelve la Fórmula 1 a Valencia. Por ejemplo, cuando apareció OT me gustaba sentarme frente a la tele y pensar en qué tipo de concursante sería yo. Sin duda, el más guai. Cantaría temas de Pulp y gracias a mí toda España mejoraría su gusto musical. En las clases sería chisposo, algo altivo, oscuro y rematadamente cool. Me acostaría con la más guapa y cantaríamos a dúo el Little baby nothing de los Manics. Nos expulsarían por romper alguna norma fascista y medio país saldría a la calle a protestar, porque este país es muy de echarse a las calles cuando se comete alguna injusticia.

"Ya no voy a entrar en ningún 'reality', ni tampoco voy a hacer un trío, tengo mal la rodilla izquierda"

También recordé que nunca he hecho un trío, aunque lo he visto en la tele, como con OT. Muchas veces, pero sin retener nada. Y como en OT, estoy convencido de que si lo hiciera también me expulsarían pronto. En este negociado creo que la expulsión sería más justa. Ya no voy a entrar en ningún reality, ni tampoco voy a hacer un trío, tengo mal la rodilla izquierda.

Escribe Mark Greif en su ensayo El concepto de experiencia (El sentido de la vida. Primera parte) que existen dos tipologías de humano a la hora de enfrentar la vida como cúmulo inevitable de experiencias: el esteticista y el perfeccionista. El primero ve el arte y la belleza en todo, y cuando no la encuentra de primeras, insiste hasta hallar todo eso que le da solaz. Podría ser un optimista, o un ecléctico, porque al final siente que todo es digno de ser experimentado. Por ejemplo, tiene un pepino. Pero también tiene un problema: esta verdura le repite, la digiere mal. Incluso en el gazpacho. Pero debe experimentarla sí o sí. La vida es recuerdo y los recuerdos se los fabrica uno mismo. Entonces, se introduce el pepino por el ano. Al cabo de tres horas está en urgencias intentando explicarle todo esto a dos personas con bata blanca y a la vez pensando qué pasaría si probara con un plátano.

El perfeccionista, en cambio, entiende la experiencia como un lugar en el que encontrarse, discrimina entre lo que es él y lo que no. Todo es un ejemplo de algo que tiene que ver con su realidad. El perfeccionista ve un pepino y le pega un mordisco, sin saber que es alérgico, porque se ha pensado mucho a sí mismo, pero como todos los que se piensan mucho lo ha hecho sin reparar en lo esencial, eso es demasiado arriesgado. Al cabo de tres horas está en urgencias. Mientras dos personas con bata blanca le recomiendan que no se le ocurra volver a hacerlo, él piensa: “Quiero ponerme esa bata blanca”.

No estoy muy seguro de si soy perfeccionista o esteticista, lo único que sé es que he llegado a un punto en mi vida en que cada vez que visito una frutería veo solo cosas que no me gustan, no experiencias, ni mucho menos respuestas.

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Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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