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La orgía de mi vida

El sexo que no se conoce, pero se juzga

JULIÁN JAÉN

Opino sobre la sentencia de La Manada como ellos opinan de las orgías

La otra noche, mientras volvía a casa sola, una mujer de unos setenta años discutía con su hija unos pasos por delante de mí. "Que no se hubiera ido con ellos", decía la madre justificando que a los cinco de La Manada solo los hayan condenado a nueve años de prisión por abuso sexual continuado, que no agresión sexual. Apuesto a que la señora no se ha leído la sentencia del caso, ni tiene por qué. Para ella, el mero hecho de haber tentado a la suerte trae consigo estas consecuencias. Pero si me voy con cinco tíos como hizo la joven de los sanfermines, que no me lleve las manos a la cabeza si termino violada. Los portales forocoches y burbuja.info publicaron datos personales de la víctima, sorteando el secreto del sumario. Tenemos hasta una Nekane en Twitter, harta de todo, que menosprecia la lista de mujeres asesinadas por hombres el pasado año en España. 99 muertas para ser exactos. Justo la noche que estoy escribiendo esta columna, una cuarta parte de la demanda de secuencias de un conocido portal de pornografía en streaming evidencia el hambre de esas imágenes, como si fuera porno del bueno. Nekane argumenta que no puede ser feminista porque ella lo que quiere es igualdad, demostrando no saber ni siquiera el significado de la palabra recogida en cualquier diccionario. No busquen qué entiende por sororidad. Para ella es que, a mí, mujer, me caigan bien el resto de féminas.

¿Qué tienen en común todas estas personas? Una educación basada en el machismo, que además perpetúan.

Idénticos parámetros encontramos en nuestro portal, en el trabajo... Puede que hasta en nuestra familia alguien opine parecido a cualquiera de las personas antes descritas. Cada uno tiene su opinión al respecto. Lo malo es cuando ese machismo está presente en los organismos que supuestamente nos protegen o hacen que se imparta justicia. Y aquí nos explota la cabeza. Hubo una juez que le preguntó a la víctima de una violación si había cerrado lo suficiente las piernas. Aún sigue ejerciendo. En otras muchas sentencias se juzgó a la mujer por la agresión sufrida, como quien evalúa lo mucho o poco que peleó la víctima durante la violación. Y hay otras que pelearon, pero aquello no les libró del sufrimiento: casos Nagore Lafagge y Diana Quer, ambas asesinadas por sus agresores. D. Ricardo Javier González González, es el juez que pidió la absolución de los acusados: y en la sentencia da sus motivos. Se basa, entre otras cosas, en un "beso negro" practicado por José Ángel Prenda a la víctima y de esta hacia él "sin que dicha denunciante le expresase ni de palabra, ni con gestos, ni de ninguna otra manera su disconformidad".

Búsquedas de un portal de porno en streaming con referencias a la Manada
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El "beso negro" consiste en lamer el ano de tu pareja

Una vez más, se juzga a la víctima. Si hubiera peleado y luchado por su honradez, podríamos creer que no quiso ser penetrada hasta en once ocasiones por cinco desconocidos. Imagino que el señor juez no sabe tanto de psicología como para saber que hay estados en los que no das mucho pie con bola, pero tampoco sabe mucho de sexo cuando habla de un "beso negro". Práctica sexual que consiste en lamer y relamer con fruición y delicadeza el ano de tu pareja. Jugando con la lengua entre los recovecos, besando cada pliegue de su carne. Si cualquiera de los dos hubiera hecho algo así quiero creer que hubiera sido recogido en la descripción de los hechos probados. Quizás su señoría consideró "beso negro" a la fotografía tomada por Antonio Manuel Guerrero a petición de José Ángel Prenda en la que se ve a este último metiendo la cara de la víctima entre sus glúteos y jactándose de poder hacerlo. Señoría, eso no es un beso negro, se lo aseguro. A pesar de que sus compañeros advierten gritos de dolor, para D. Ricardo Javier González González, no dejan de ser muestras de regocijo y excitación. En definitiva, el señor juez considera que todo lo ocurrido es sexo no convencional. Llamémosle así. Orgía, para los que menos saben de esto. Apuesto a que su señoría jamás ha sido testigo de un Gang-Bang, la práctica sexual consistente en que una sola personas tiene relaciones sexuales con otras varias. Esa sería la descripción exacta de lo ocurrido en Pamplona si lo del portal hubiera sucedido en cualquiera de esas orgías a las que hacen referencia en la sentencia sin mencionar ni una sola vez la palabra orgía. Consideró, por tanto, que lo que ocurrió en el portal fue sexo no convencional.

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Compliquémonos la vida

La primera vez que fui a una orgía rompí todos mis estereotipos. Aquello que yo imaginaba como un jaleo de sexos emergiendo resultó ser una fiesta en la que el sexo solo fluía cuando había deseo manifiesto y explícito de participar. ¿Sexo en grupo? Esporádico. Solo un par de pequeños grupos con no más de cuatro miembros. Sí, recuerdo la imagen que más cachonda me puso: dos hombres enormes cogieron en volandas a la mujer con la que conversaban ubicándola encima de la barra del bar donde nos reunimos. Abrieron sus piernas y ambos bajaron entre ellas a bebérsela entera a la vez que acariciaban sus pechos. La mujer llegó al orgasmo a dos bandas echada sobre la formica roja sobre la que quedaron sus piernas temblorosas. Demostración de sexo consentido y deseado. Aquellas dos torres hercúleas y aquella mujer disfrutaron de lo lindo.

Qué pena haber dicho que no...

¿Cómo se excitarán estos jueces que juzgan a víctimas de agresiones? ¿Qué les pone? El señor juez que pidió la absolución de los imputados en el caso de La Manada considera que hubo jolgorio y regocijo, incluso. ¿Qué concepto tiene este señor de lo que es eso?

Hay quien se siente capacitado para juzgar una orgía sin haberse desnudado en público, siquiera. Qué horror.

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