_
_
_
_
Tentaciones
DIGITALISMOS

Así entré en el mundo de los pies sucios de Internet

Están los que enseñan y los que miran, y entre los que miran están los que fantasean con cosquillas

Antes de que Youtube estuviera invadido por personas que, con el sueño de hacerse famosas y ganar dinero sin madrugar, nos saturasen con vídeos soporíferos -sin mesura en la duración-, con sus opiniones de mierda sobre artículos o experiencias, YouTube era un lugar maravilloso donde observar y mostrar tus gustos mas bizarros y ocultos.

Nadie te conoce mejor que tus cookies y desde mis principios en YouTube -hará unos 10 años-, las mías decían que lo que más me gustaba era una buena bizarrada. Y así entre en el mundo de los pies sucios. Empezaron a aparecerme sugerencias de vídeos de gente con tacones en el barro, sugerencias que ni pude ni quise evitar. Esa incompatible combinación de cosas y lo incómodo de los vídeos, me producía una fascinación que aun hoy no entiendo. Habré pasado horas mirando vídeos de barro, de gente pisando barro. Primero en tacones, después con todo tipo de calzado y al final… descalzos.

Años después, aquel mundillo underground de YouTube ha crecido, con más visitas y más canales. Ya no siento tanta fascinación por ver pies en sitios sucios, ahora el foco de mi interés es por esa gente que siente fascinación por ver pies sucios. 

En realidad, en el mundo de los pies estoy dotado. Con mis medidas y pies romanos, lo que me cuelga de los tobillos es puro porno. Así que, con mi 46 (13 americano) de empeine ancho, he decidido meterme en su mundo. Acostumbrado a enseñar la cara, quiero ver como de lejos puedo llegar solo con mis pies.

He aprovechado la temporada de lluvias para buscar charcos. De primeras, puede parecer algo extraño, pero luego uno recuerda que de pequeño lo más divertido era eso, pisar y saltar en los charcos. Creo que nadie negará haberlo hecho. La búsqueda resultó sencilla porque también me he enganchado a la pagina de la AEMET y ni Paco Montesdeoca tendría tanto control sobre cuándo y cómo iba a llover por mi zona y la calidad de el suelo, calculando exactamente a qué hora el barro iba a estar al dente, jugosito y bien húmedo.

El primer charco fue más difícil. Más que difícil, extraño. Al lado de una carretera (donde no dejaban de pasar coches) una especie de mini pantano entre olivos era el sitio perfecto para empezar mi carrera de modelo de pies. La sensación, al margen del ridículo, es extrañamente agradable. Incluso en pleno invierno y con la paranoia de que con cada paso estoy más cerca del tétanos, estar descalzo en sitios donde no sueles estarlo, con el barro entre los dedos, el sonido… no es que sea como lo de Demi Moore y Patrick Swayze en Ghost, pero es placentero.

Con los primeros vídeos hechos y tras revisar que no tengo heridas ni nada extraño en las plantas de mis pies, me pongo a mover mi material. No basta con un simple canal de Youtube, esperando que la gente llegue a mis pies, me creo una identidad para este mundillo: Trenton Barefeet, en Facebook e Instagram (que ya he cerrado, sólo queda youtube)

Con las palabras clave (“bare feet”) no tardo en encontrar gente a los que hacer gozar con mis pies sucios, y en unos días mi mundo se convierte en lo que veis en las imágenes. Tengo unos 100 amigos de los que desconozco sus caras y lo que hacen con sus vidas, pero conozco bien sus zarpas. Aquí tampoco existen los géneros. Lo que mola es ver pies en sitios, no importa de quién sean.

Se me hace rarísimo hacer horas de scroll y no ver ni una sonrisa, solo pies, pies, pies y más pies. Algunos “maquillados”, otros peludos y muchos de ellos sucios. Fotos de pies después de trabajar, fotos de pies en el trabajo, pies con comida, pies con otros pies, pies con tarta… Hasta que conecto con el mundo de las cosquillas.

En el mundo de los pies están los que enseñan y los que miran, y entre los que miran están los que fantasean con cosquillas. Hay un señor que cada día se ofrecía amablemente para una sesión de cosquillas. Doy gracias a que vive muy lejos porque habría cambiado una sesión de cosquillas en mis 46 por una entrevista con él. Pero esto no ha pasado, todavía.

No os voy a mentir, mi cara sigue siendo más popular que mis pies, con unas modestas mil visitas en mi canal. Sin embargo, seguiré subiendo vídeos. Make YouTube Great Again. Volvamos a hacer una red bizarra y entretenida, el sitio donde sacar nuestras filias y curiosidades, donde a la gente que le gusta ver pies -aunque sean pocos-, se lo gocen con los míos.

Tampoco he conseguido entender bien la excitación que les produce a algunos ver pies en barro (yo también los he metido en nieve). Puede tener cierta conexión con el mundo de los ruiditos ASMR o  con la sensación de estar metido en algo entre boscoso y agradable. Sin embargo, me parece una “perversión” de lo más inocente. Creo que seguiré metido en ello, metido en barro, en nieve, en lodo…

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_