Felipe Pantone, la cara (oculta) del arte urbano
El artista es la nueva imagen de la campaña 'Always Classic' de Reebok y nos enseña qué significa ser un 'classic' junto a la nueva Club C 85 Montana Cans
"El grafiti tiene mucho que ver con la libertad que te da esa experiencia, con la posibilidad de que puedo hacer lo que quiero más que con la intención. Es inmediato, no tengo que pedir permiso y por eso resulta tan motivador". El que firma este alegato urbano es Felipe Pantone, el artista al que le cuesta recordar cuando empezó a pintar en la calle ("creo que cuando era un enano, tendría doce años, vi un grafiti y me dije que yo también podía hacerlo") porque hace tiempo que su afición por el spray, que desarrolló cuando se mudó con sus padres de Argentina a Alicante, ha evolucionado hasta borrar los límites entre la pintura, el tiempo y el lenguaje virtual.
Existe la posibilidad de que nunca veas quién se esconde detrás de la mascarilla, pero sus obras ya son clásicos en todo el mundo.Tiene un estilo fácilmente reconocible, el punto medio entre la pintura y el ordenador, en el que fusiona sus inicios como grafitero, su constante conexión virtual y la obsesión por los colores brillantes y las formas geométricas del arte cinético y óptico de los sesenta. Máximas como el movimiento y el inconformismo, han llevado a Felipe Pantone a forjar una carrera más allá de los límites. ¿Su último título? Ser un hidden classic, la cara de la nueva Reebok Club C 85 Montana Cans.
Reebok ha recuperado su icónica zapatilla y en colaboración con Montana Cans -la marca alemana especializada en pinturas de spray-, ha actualizado su silueta más urbana, la Club C, con este acabado fresco y moderno. No falta ningún detalle, como el número de color de cada lata replicado en cada modelo. "Me gusta Reebok porque siempre vuelve a los modelos clásicos y siempre está lanzando ediciones y colaboraciones", comentaba el nuevo embajador de Always Classic, la campaña con la que celebran el estilo inconformista, más allá de los límites.
Y si Reebok forma parte de su uniforme de artista, su relación con Montana Cans también viene también de lejos. "Siempre pinto con sus colores, que al final son todos los del arcoíris, y creo que su selección para la ocasión ha sido muy acertada", explicaba Pantone, horas antes de que empezara la fiesta de presentación en El Paracaidista, donde el olor del grafiti que había pintado para la ocasión inundaba la sala.
Tu trabajo se caracteriza por mezclar grafiti con elementos y técnicas virtuales. ¿Es tu forma de contextualizarlo en la época que vives?
Siempre digo que mi trabajo hace veinte años no tendría ningún sentido. Nadie entendería de donde vienen esos gráficos. Creo que para mí es una manera de vincularlo al presente. En casi todas las artes, la música o el cine –aunque de repente me gusta el cine de época- es muy interesante que reflejen su tiempo, que debe estar muy vinculado al presente. Con la pintura me pasa exactamente lo mismo y este tipo de elementos me atraen.
¿Qué es lo que quieres expresar?
Cómo siento yo los tiempos que corren. Creo que vivimos en tiempos muy dinámicos y es una cosa que siempre intento decir a través de las composiciones, que siempre son superintencionadas y extridentes.
En una serie de trabajos incluiste a uno de los representantes del op art, Cruz-Díez. ¿A ti qué te obsesiona más, el color o la forma?
Ambas cosas. Aparte de la forma, el color es la segunda herramienta visual. Son dos cosas que exploro profundamente y que me interesan. Tuve la suerte de conocer a Cruz-Díez, me invitó a pasar un mes en su estudio y fue la hostia. Fue lo máximo y aprendí muchísimo.
Una de las cosas que defiende es que la obra debe estar viva y que la gente también tiene que moverse para apreciarla. ¿Tú también lo crees?
Claro, Cruz-Díez, como artista cinecito, introduce el movimiento en la obra de arte y eso se puede hacer de tres formas: de modo virtual, lo óptico que está en tu cabeza, de manera real o por transformación. Es súper interesante, justo ahora estoy preparando una expo y hay un par de piezas que van a funcionar por transformación del espectador, moviéndose por delante de la obra. Son técnicas que sobre todo se usaron en los sesenta -que eran tiempos muy moviditos aunque ahora creo que lo son todavía más-, y estas cosas que exploraron todos estos abuelos me vienen muy bien para hacer lo que quiero expresar.
¿Tú que crees que estás aportando nuevo?
No lo sé, y desde luego no me hago ese tipo de examen. Creo que con el tiempo se verá todo más claro. Yo estoy haciendo lo que creo que debo hacer. Siempre hago investigaciones muy puntuales y muy pequeñitas que si algún día tienen algún tipo de valor, genial; pero no sé exactamente que estoy aportando. Lo único que siempre intento es ser un reflejo de mi presente y de cómo veo lo que está pasando. La manera que yo experimento el mundo creo que es una manera que solo seria posible en estos tiempos. Viajo muchísimo, siempre estoy en el avión, en diferentes zonas horarias y tocando muchas culturas. Me parece que es una cosa muy de ahora y esta sensación es la que llevo siempre a mi trabajo. No sé si será considerada como algún tipo de aportación válida o importante, ni me interesa, pero desde luego es lo único que hago.
Hace años escribiste el Manifiesto Ultradinámico y una de las cosas que planteabas era exaltar la velocidad y la intención de capturarla. ¿Esta es tu forma de parar el tiempo?
En concreto esa línea viene del Manifiesto futurista. Siempre lo he tenido en la cabeza y es la hostia a nivel poético. Hay una frase de este manifiesto que habla de la exaltación y justo quise homenajearlo. La velocidad que nos subyuga es lo más grande, veo que cada vez va todo más rápido. Desde la invención de la escritura y la invención de la imprenta, estamos viviendo la tercera revolución: la reproductividad de información elevada al infinito inmediato, vinculado a cómo se disemina la información.
La técnica que usas tampoco se limita solo al spray, también hay un trabajo muy importante a nivel virtual. ¿Te consideras perfeccionista?
La técnica es importante. De hecho, masterizar es la manera de contar lo que quieres contar de la mejor forma posible. Si tocas muy bien un instrumento no te desvías del mensaje. Cruz-Díez decía también que las imperfecciones hacen que los efectos sean menos visibles. El espectador solo tiene que recibir el espectáculo y para eso necesitas una técnica muy elaborada. De repente, cuando pintas en la calle te sueltas un poco más pero en los cuadros no hay ni una gota fuera de sitio. Lo que dice el abuelo tiene mucho sentido. Sí que hay artistas que me gustan que tiran pintura, pero son los que menos porque me parece que intentas desviar la atención, que todo está muy confuso y el discurso no está muy definido.
¿Cuáles son tus influencias?
Siempre he mirado mucho al arte óptico y cinético de los sesenta, creo que es muy evidente en mi trabajo. De hecho, fusilo directamente cosas de ellos, me las apropio y las utilizo directamente porque creo que son vehículos muy válidos para decir determinadas cosas. También estoy atento a las cosas muy nuevas, sobre todo artistas que quieren salirse de la pintura. Para mí, lo más difícil que he hecho o que estoy haciendo es intentar aclararme de todo el arte clásico occidental. Tengo entrenamiento de pintor, soy un triste y pobre pintor y me ha costado mucho quitarme, ya no solo la etiqueta, sino la manera de hacer.
Hablando de apropiación, que es algo que también defendías en tu manifiesto, ¿por qué crees que al mundo de la moda le atrae tanto el arte urbano?
No solo las marcas, sino las instituciones de todo tipo, los museos o las galerías... Ahora empieza a haber un cierto reconocimiento y creo que está muy guay. A mí me viene muy bien haber participado en este movimiento -creo que el arte urbano es un movimiento-, y me siento muy afortunado. Existe una serie de circuitos, en el que están también las marcas, y que nos beneficia mucho.
Y cómo embajador de la nueva campaña de Reebok, ¿Qué significa ser un classic?
Yo me apropio de cosas del pasado y creo que en eso consiste, remasterizar todo lo que te interesa e intentar sacar algo. No creo que las cosas salgan de la nada, creo que para encontrar tu estilo tienes que ir descartando elementos, y al final encuentras lo que realmente te encanta, que eres tú y la realidad de quien eres.
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