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Reconocen a un hijo ilegítimo de Carlos de Borbón como príncipe

El joven holandés Hugo Klynstra, de 21 años, nació de una relación extramatrimonial con Brigitte Klynstra, una amiga de juventud

Carlos Javier de Borbón-Parma y su mujer en el bautizo de su hijo, en 2016 en Barcelona.
Carlos Javier de Borbón-Parma y su mujer en el bautizo de su hijo, en 2016 en Barcelona.Miquel Benítez (Getty)
Isabel Ferrer
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El hijo ilegítimo de Carlos Javier de Borbón Parma reclama sus derechos dinásticos

El joven holandés Hugo Klynstra, de 21 años, e hijo primogénito de Carlos Javier de Borbón Parma, actual duque de Parma, ya es príncipe y alteza real. Nacido en 1997 de la relación extramatrimonial de su padre con Brigitte Klynstra, una amiga de juventud, había reclamado sus derechos dinásticos, y el Consejo de Estado le ha dado la razón. A pesar de ello, no se le considerará miembro de la Casa Real paterna, “porque esa decisión solo puede tomarla la Casa misma”, según la decisión del organismo estatal.

La historia de Carlos Hugo Roderik Sybren Klynstra, su nombre completo, es especialmente dolorosa. Su padre no quiso reconocerlo para preservar la tradición y los derechos dinásticos de sus futuros hijos legítimos. Es más, recurrió, sin éxito, todas las peticiones de su vástago ante los tribunales. Carlos Javier ahora sí está casado y tiene dos niñas y un niño con su esposa, la periodista Annemarie Gualtérie van Weezel. De ahí que Hugo recibiera solo el apellido materno al nacer. En 1999, los tribunales holandeses confirmaron la paternidad de Carlos Javier de Borbón Parma, que es también príncipe de la Casa de Orange. Su madre es la princesa Irene, hermana de la antigua reina Beatriz de Holanda, y es primo del rey Guillermo Alejandro. Su padre, por otra parte, era Carlos Hugo de Borbón Parma, fallecido en 2010, y pretendiente carlista al trono español.

Para mantener vivo ese legado, Carlos Javier de Borbón Parma presentó en 2016, en Barcelona, a Carlos Enrique, su hijo varón legítimo. Subrayaba con ello su condición española y de símbolo para el carlismo. Dicho movimiento surgió tras la derogación de la ley sálica, que permitió reinar a Isabel II, hija de Fernando VII, y no a su tío carnal, el infante Carlos María Isidro.

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