Cataluña, en la senda equivocada

Cada día me preocupa más mirar hacia el independentismo catalán. No por la ausencia de apoyo internacional ni por la parálisis gestora y política de sus instituciones, ni tan siquiera por la pérdida de oportunidades económicas y de futuro, sino por la obstinada creencia de que el procés aún está vivo, y que lo único que necesita es un cambio de candidato a la investidura. El “ridículo histórico” o el “volvemos a vivir los últimos días de la Cataluña republicana” son palabras que aún permanecen en el ámbito privado o en el subconsciente colectivo secesionista. Ni tan siquiera el retraso del debate de investidura sine die ha conseguido nada. Da igual los candidatos o si Junts per Catalunya forzará unas nuevas elecciones; da igual los nombres, las caras, o las ideologías si mantienen sus mentes tercamente en vías que se han mostrado ineficaces hasta la fecha. Precisan un cambio de actitud y mentalidad para volver a conducir a Cataluña a la senda del máximo autogobierno soportable, sensato, razonable y legal. De momento, no están en ello.— Luis Alberto Rodríguez Arroyo. Santo Tomás de las Ollas (León).