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Así serían estas 12 obras maestras si se manipularan para no ofender a nadie El último caso ha sido Carmen , de Bizet. Cómo quedarían Madama Butterfly (ópera), Los pájaros (cine) o Brown sugar (música) si claudicaran ante la corrección política actual Cómo es. El oficial americano Pinkerton, destinado en Japón, mantiene un romance con Cio-Cio San/Butterfly, una chica local. Él considera aquello un divertimento, pero ella, como mujer que solo se entregaría a un gran amor, está viviendo la pasión de su vida y espera un compromiso. Tras una boda de mero trámite, Pinkerton embarca hacia su país dejando a Butterfly embarazada y con la absurda esperanza de que él vuelva algún día. Él regresa, en efecto, pero casado con otra mujer llamada Kate, y encima le reclama el hijo que han tenido en común. Viendo su amor pisoteado y deseando ofrecer un futuro mejor a su retoño, Butterfly consuma el último sacrificio de su vida al suicidarse con cuchillo de su padre.
Cómo quedaría. Harta de la explotación patriarcal, Butterfly se alía con Kate y juntas, sororidad mediante, amenazan a Pinkerton con un pleito gordísimo si no le pasa a su antigua amante una generosa pensión, plazos atrasados e intereses de demora incluidos. Aparte, al comprender el enanismo moral de Pinkerton, Kate lo abandona. Se abre entonces un futuro lleno de posibilidades para la pareja Kate y Cio-Cio San. Cómo es. Este cuadro ya fue objeto de la ira de una sufragista británica, que en 1914 lo atacó con un hacha. En él, la diosa Venus, sensualmente recostada, se contempla en un espejo que le sostiene Cupido, su hijo con Marte, el dios de la guerra. Como está de espaldas y completamente desnuda, el espectador lo que ve ante todo es su hermosísimo trasero, que ocupa –no por casualidad– el centro de esta obra maestra.
Cómo quedaría. Básicamente, Venus llevaría puesta –en versión extralarga– la camiseta recientemente lanzada por Dior con la leyenda “Why Have There Been No Great Women Artists?” (“¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?”), que reivindica un escrito de la conocida crítica de arte feminista Linda Nochlin. De este modo por un lado se nos induciría a reflexionar sobre por qué todos los reconocidos como genios pintores del barroco son hombres (del propio Velázquez a Caravaggio o Rembrandt), y por otro evitaríamos la objetualización del cuerpo de Venus, que al fin y al cabo es una diosa, y la mitología nos asegura que para Marte no fue ni mucho menos una esposa sumisa. Cómo es. Humbert Humbert, un atractivo cuarentón divorciado y obsesionado eróticamente por las niñas, se enamora de Lolita, la hija de 12 años de su casera con la que se casa para permanecer cerca de su amor. Al enviudar debido a un accidente, Humbert huye con Lolita y la convierte en su amante. Los dos inician un largo viaje por Estados Unidos haciéndose pasar por padre e hija. Ella lo abandonará por otro hombre, un pornógrafo que pretende explotarla, y Humbert, tras un breve y triste reencuentro con una Lolita adulta y –horror– embarazada, decide acometer su venganza.
Cómo quedaría. Sumar seis años a Lolita para convertirla en mayor de edad parece la decisión obvia, pero entonces la mayor parte de la trama y los conflictos internos de los personajes perderían todo su sentido. Humbert Humbert tampoco sería el pobre diablo inmaduro y acomplejado que es, ese ser incapaz de mantener relaciones adultas de igual a igual. Así que otra posibilidad sería que Lolita mandara a paseo a Humbert Humbert al primer avance, que enloquecería al contemplar las relaciones de su ahijada con los chicos de su edad. Cómo es. Ya en su día creó escándalo la imagen de una mujer completa y gratuitamente desnuda entre hombres para disfrutar de un picnic campestre. No solo por eso, pero también.
Cómo quedaría. Aquí la resolución es muy fácil. O todos vestidos, o todos desnudos. No hay más misterio. Cómo es. Hay un huérfano maltratado en el hospicio. Hay una banda de ladrones que lo acoge. Hay prostitutas de buen corazón, un culebrón familiar plagado de casualidades y, sobre todo, un judío inmoral, cobarde y mezquino que mueve los hilos del hampa. Se ha dicho que no hay nada de antisemitismo en la novela. A ver, un poco de antisemitismo sí que hay, admitámoslo. Y eso no está bien ni aunque lo haga uno de los mejores escritores del siglo XIX.
Cómo quedaría. Sería interesante que nos preguntáramos por qué tenía Fagin que ser judío, aparte de para que Dickens dispusiera en su historia de un cómodo arquetipo de la perversidad. Si Fagin no estuviera asociado a un grupo étnico determinado, el autor se habría visto obligado a hacer más complejo y matizado el personaje, y todos habríamos salido ganando. Cómo es. Cuando, por causas desconocidas, de pronto los pájaros se declaran en rebeldía y atacan a los humanos, quien se lleva la peor parte es Melanie Daniels (interpretado por Tippi Hedren). El personaje sufre en la película los ataques despiadados de las aves, pero la actriz también fue sometida durante el rodaje al sadismo del misógino Hitchcock, que la torturó física y psicológicamente.
Cómo quedaría. Una Melanie Daniels empoderada en lugar de victimizada sería una bonita idea de partida. Que el acartonado Rod Taylor sea objeto de la agresividad de los pájaros, mientras ella acude a su rescate con un lanzallamas cuando las cosas se ponen feas. Nada impide además que lo haga impecablemente vestida con esos estupendos 'tailleurs', aunque del collar de perlas podría prescindir, porque las perlas hacen muy mujer-objeto. Cómo es. Según la fábula mitológica, el dios Zeus vio un día a un niño llamado Ganimedes que estaba pastoreando un rebaño de ovejas, y se enamoró de él. Entonces se transformó en águila y lo secuestró para convertirlo en su amante y, de paso, en copero (quien sirve las copas de vino) de los dioses, que quedaron todos encantados con la belleza del chaval. Para que el padre de la criatura no protestara, Zeus le regaló dos caballos que podían galopar sobre el agua. Y todos conformes.
Cómo quedaría. La historia de pederastia se explica por la concepción que en la antigua Grecia existía de las relaciones eróticas entre hombres, consideradas en su parte socialmente aceptable como un periodo transitorio durante el que un hombre adulto iniciaba a la vida y el sexo a un jovencito. Si hoy en día todo esto nos resulta totalmente inaceptable, podemos pensar que el asunto se resuelve haciendo a Ganimedes mayor de edad, pero la parte del secuestro y la compra del silencio del padre seguirían presentes. Mala solución tiene lo de Zeus y Ganimedes, la verdad. Cómo es. Ethan Edwards, antiguo soldado sudista de la Guerra de Secesión norteamericana, contempla cómo la familia de su hermano es asesinada, y su sobrina Debbie (interpretada por Natalie Wood) raptada por los bárbaros indios comanches. Emprende entonces una larga búsqueda llena de peligros y, cuando al fin encuentra a Debbie, ella le cuenta que está encantada viviendo como una comanche más, por lo que él considera que merece morir. Al final, en lugar de esto, simplemente se la lleva a lomos de su caballo –la secuestra de nuevo, vamos– y le dice: “Vámonos a casa”.
Cómo quedaría. No estaría de más una visión un poco menos maniquea sobre las relaciones entre nativos americanos y colonos, aunque como es bien sabido, John Ford mantenía una postura bastante conflictiva sobre esta y otras cuestiones. Si además Debbie se hubiera quedado tranquilamente con su nueva familia comanche tampoco pasaría nada. Cómo es. Aunque con las canciones de rock el significado último nunca está claro, hay algunas cosas que quedan meridianas en un tema que comienza hablando de barcos con esclavos que son vendidos en Nueva Orleans, y sigue con latigazos a medianoche. El estribillo repite machaconamente “azúcar moreno, cómo es que sabes tan bien / como debería saber una chica negra”. Todo esto puede entenderse como una crítica, pero también como un guiño de complicidad a las documentadas costumbres de los dueños de las plantaciones norteamericanas de abusar de las mujeres convertidas en esclavas, y desde ese punto de vista resulta bastante ofensivo.
Cómo quedaría. El argumento de 'Django desencadenado', la película de Tarantino, sería una buena respuesta a esta canción. Y la imagen de una chica que venía en barco directa a los campos de algodón dándole al esclavista a probar otro sabor menos dulce, el del cuero del látigo, podría considerarse una forma de justicia.Getty Cómo es. El de las dos familias amigas pero enfrentadas por una guerra civil es un recurso narrativo clásico que esta obra maestra de 1915 del cine mudo estadounidense utiliza de forma modélica. Otra cosa es que para Griffith el nacimiento de una nación pasara también por representar esclavos negros –a menudo interpretados por actores blancos con la cara pintada– como estúpidos y cobardes, un mulato psicópata y el Ku Klux Klan como un grupo de valientes necesario para devolver el orden a un país sumido en el caos.
Cómo quedaría. Si el Ku Klux Klan hubiese aparecido como un hatajo de terroristas con ideas supremacistas y reaccionarias, todo bien. También habría sido interesante que gran parte de los personajes negativos no fueran negros que orbitan alrededor de las dos familias blancas protagonistas, que son las que de verdad interesan al director. Cómo es. El pobre Lázaro lleva una vida llena de sinsabores. Huérfano de padre, su madre, amancebada con un hombre negro, lo pone a trabajar al servicio de un ciego que le depara todo tipo de maltratos. Hasta que Lázaro devuelve al invidente su propia medicina al decirle que salte para esquivar un charco para que se abra la cabeza contra un pilar. Con sus siguientes empleadores la cosa no mejora mucho: quien no es pobre como una rata y lo mata de hambre, le implica en desagradables intrigas en las que siempre sale escaldado. Al final, lo casan con la amante del arcipreste, haciendo literal aquello de “cornudo y apaleado”.
Cómo quedaría. La parte más conflictiva es la del ciego, por aquello de atribuir una serie de rasgos sumamente negativos a alguien con una discapacidad. Como los maltratos que prodiga a Lázaro son tan exagerados que acaban resultando hilarantes, sería una pena rebajarlos, así que preferimos la alternativa de que ese señor pueda ver perfectamente. Claro que entonces el Lazarillo tendría que ingeniárselas de otro modo para huir de él, porque nadie en su sano juicio saltaría de cabeza hacia un pilar.