La historia del niño Wang Fuman
Llevo días con la historia de Wang Fuman en la cabeza. Con ocho años, camina 4,5 kilómetros por un sendero para llegar a clase, con temperaturas que llegan a los nueve bajo cero y sin apenas abrigo. Aun así no falta ningún día. Pienso en cuán distinta es en Europa la vida, donde los niños de esa edad no van solos ni al quiosco de la esquina. Gracias a la difusión de la historia, Wang Fuman tiene ropa de abrigo y un empresario local ha contratado a su padre para que pueda vivir con la familia. Me alegro de que haya cosas en este mundo tan fáciles de cambiar. Sigo con la historia en la cabeza. En el artículo mencionan que Wang Fuman tiene una hermana. Me pregunto si esa niña tiene que andar 4,5 kilómetros para llegar a clase. Si llega al colegio entumecida por el frío, si saca buenas notas. Me pregunto si esa niña tiene la suerte de poder ir a la escuela.— Lluvia Páramo de la Barrera. Madrid.
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