El pasado “bastardo” del protagonista de ‘La peste’
La serie española del momento nos presenta a Pablo Molinero, un actor al que aún no le pones cara, pero que a partir de ahora te costará olvidar
Sevilla en el siglo XVI ya era una maravilla, pero muy distinta a la de hoy. Convertida en puerta de América, alrededor de su puerto se hacinan las chabolas. En ellas viven los desesperados que esperan una oportunidad para embarcar hacia el continente recién descubierto y empezar una nueva vida.
Pero al hambre y la miseria se alían la peste, que amenaza a la ciudad, y el misterioso asesinato de un prohombre. Así arranca La peste, actualmente en Movistar +. Dirigida por Alberto Rodríguez (La isla mínima, El hombre de las mil caras), la serie promete calidad, intriga y sorpresas. La más evidente, la irrupción de un desconocido Pablo Molinero. Él es Mateo, un enigmático personaje perseguido por la Santa Inquisición que se ve obligado a investigar el crimen para evitar la hoguera.
“Es un ateo, en una época en que todo dios creía en Dios”, explica el actor. “Mateo tiene un vacío existencial muy potente que solo es capaz de llenar con vino en las tabernas o en la mancebía con prostitutas. Es alguien que se cuestiona constantemente lo que le rodea, con una mente muy avispada. Pero lo más interesante es el viaje que tiene a lo largo de la serie”.
Viaje curioso también el que ha emprendido, a sus 40 años, el propio Molinero. Vive en Les Gavarres, un pequeño pueblo de Girona, y hasta ahora se ha dedicado a lo que el llama “teatro bastardo”. “Tengo una compañía, que se llama loscorderos [así, junto y en minúscula], y hacemos lo que algunos definen como teatro físico. Utilizamos tanto la danza como la interpretación, lo visual y lo sonoro. Todas las disciplinas que podemos, sin tener un padre claro”, explica.
Llegó a la serie por la insistencia de Eva Leira y Yolanda Serrano, las directoras de casting, para que se presentara a las pruebas. “Hablando como habla la serie un poco de la intrahistoria, de la gente de la calle, al nivel del fango, una cara desconocida como la mía venía bien”. Un fango, del que habla La peste, que es imposible no relacionar con el actual. “La serie funciona como un espejo, te muestra que hay algo oscuro dentro de nosotros, que no acaba de evolucionar, aunque vivamos mejor no acabamos de ser mejores personas”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.