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El no ya lo tienes
Columna
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Fotos de perfil

Les propongo un jueguecillo mental: imagínense cómo serán las fotografías de perfil de los principales políticos españoles, les dejo mis conclusiones.

Jordi Turull pasa el teléfono con la llamada de Carles Puigdemont a Roger Torrent tras ser nombrado como presidente del Parlamento catalán.
Jordi Turull pasa el teléfono con la llamada de Carles Puigdemont a Roger Torrent tras ser nombrado como presidente del Parlamento catalán.Quique García (EFE)

En plena sesión constitutiva del Parlament, se acercó Jordi Turull al nuevo president Roger Torrent, con una llamada entrante.

(Antes de nada, en mi vida me había sabido tantos apellidos catalanes: Turull, Rull, Torrent, Millet, Montull, Forn… y sumo y sigo).

El que llamaba era President Puigdemont, para felicitarle y eso.

Jordi Turull transportaba el objeto en sí con una mezcla de dignidad y épica, porque no era un teléfono móvil con herramientas multimedia, conexión a Internet, pantalla táctil, cámara de fotos, capacidad para reproducir música y películas, lo que transportaba era la VOZ del president en el exilio.

En general, la escena me emocionó —a mí lo simbólico me pone los ojos perlados, no lo puedo evitar—, pero yendo a lo concreto, me llamó la atención la foto de perfil de Carles Puigdemont: un camino recto y llano flanqueado por árboles.

De pequeño me llevaron al psicólogo —porque no era raro que me quedara mucho rato mirando el gotelé— y recuerdo que en una de las sesiones me pidió que cerrara los ojos y me imaginara un camino. El mío era sinuoso y lleno de altibajos, a los lados había mujeres vestidas con el traje regional manchego dándome la espalda y el final parecía ser un precipicio. El de Carles Puigdemont es recto y llano, porque lo tiene superclaro.

Y ahora les propongo un jueguecillo mental: imagínense cómo serán las fotografías de perfil de los principales políticos españoles, les dejo mis conclusiones.

Albert Rivera: un montaje con la mitad de la cara de John Kennedy y la otra de Adolfo Suárez.

Pedro Sánchez: un maniquí de Zara.

Pablo Iglesias: un cielo nublado.

Mariano Rajoy: una carta de ajuste.

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