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Tentaciones

Descubriendo el 'medical fetish': gente a la que le encanta jugar a los médicos

Los aficionados a esta parafilia adoran los pijamas de hospital, los guantes de látex y el proceso de curación. El fetichismo médico tiene muchos niveles y muchos enfoques

Jugar a los médicos, ese clásico para romper el hielo, recurso explotado hasta la saciedad en ficción y realidad como pretexto para justificar el acceso a la carne. La lección de anatomía, la terapia como excusa para estrechar vínculos, la búsqueda del problema como experiencia estética. El fetichismo médico tiene muchos niveles, muchos enfoques y muchas aristas. Hemos hablado con algunos de sus practicantes para que nos cuenten qué aspectos de esta compleja parafilia son los que les cautivan desde sus diferentes puntos de vista.

LA ESTÉTICA

Nos encontramos en el nivel más básico, el que se reduce meramente a la presentación. Los aficionados a la estética médica adoran los uniformes, los llamados pijamas de hospital, las batas, las mascarillas, los guantes, el verde, el rojo y el blanco. La oferta en este sentido es abrumadora, desde disfraces inspirados en otras épocas hasta complicadas creaciones de látex, pasando por la mínima expresión que suponen una cofia y un bikini con dos cruces. La lista de posibles juguetes es larguísima.

Para Álex, que disfruta jugando a ser examinado desde una posición sumisa, los guantes son el elemento fundamental: “Me atrae toda la parafernalia, incluyendo jeringuillas, estetoscopio, enemas, espéculo, medidor de tensión, termómetro… pero esas cosas no siempre son fáciles de conseguir y tampoco hacen falta. Lo principal para mí son los guantes de látex porque imponen mucha distancia y una textura especial que me agrada.” Cuando preguntamos a Dora, que se divierte de lo lindo en el papel de doctora, si le gusta incluir en sus prácticas la estética propia de hospital, contesta con un rotundo SÍ, en mayúsculas. Las vendas, las camillas, la cantidad de técnicas y aparatos destinados a tratamientos y mediciones excitan la fantasía y dan lugar a inventar contextos muy concretos, a la medida de cada uno. Nunca sobra mencionar la necesidad del acuerdo previo y la confianza desde todas las partes implicadas: “Las prácticas que se lleven a cabo van a depender también de la otra persona, hay que recordar que este juego debe ser consensuado”, explica Dora.

Las vendas, las camillas, la cantidad de técnicas y aparatos destinados a tratamientos y mediciones excitan la fantasía y dan lugar a inventar contextos muy concretos, a la medida de cada uno

EL ACCIDENTE

Esto nos suena de Crash, la polémica película de David Cronenberg sobre aquellos que siguen el peligrosísimo camino de buscar la lesión a conciencia. Pero no es necesario llegar a adoptar una conducta temeraria para ser capaz de recibir ciertos accidentes sin pesar por el simple motivo de que entrañarán sensaciones intensas, cuidados y el infinito placer de la recuperación. Es el caso de Anastasia: “De esto no se puede hablar con cualquiera porque te miran raro. A mí no me gusta hacerme daño, no quiero que se me malinterprete, es más que si alguna vez me pasa algo lo puedo enfocar de forma positiva porque hay partes que me gustan, no lo puedo evitar”. ¿De qué partes estamos hablando? “La parte en que me inspeccionan, me cuidan y me ayudan durante el proceso me resulta placentera, es parecido a un ataque de ASMR.”. Youtube está bien servido de sesiones de este tipo que buscan despertar la respuesta sensorial de miles de espectadores, y en muchas de ellas el género es el terror. Si nuestros gustos son sutiles, incluso podemos elegir que una enfermera del Silent Hill se encargue de maquillarnos en un hospital abandonado.

También se puede dar desde la posición contraria, la de los que disfrutan atendiendo las necesidades de los impedidos. ¿A quién no le suena esta fantasía? El desempeño de los cuidados implica rituales de gran belleza y posibilita un acercamiento extremadamente íntimo con el paciente. En mi caso particular, reconozco sentir una atracción que considero muy hermosa hacia secuelas de todo tipo. Cicatrices, amputaciones, deformidades, cualquier alteración imperfecta del cuerpo, cualquier diminuta herida que requiera desinfección. Este genuino amor se llama estigmatofilia y casa bien con el ambiente sagrado de un quirófano o una sala de curas. Los beneficios psicológicos, incluso a nivel social, resultan evidentes. Se alivia el trauma y se le da la vuelta propiciando la aceptación y la dulce inserción de lo maltrecho en el transcurso de la vida cotidiana.

ESTERILIZACIÓN Y ANATOMÍA

Cuando nos adentramos en el mundo del BDSM la situación se retuerce un poco más. Aquí los practicantes van a jugar con las posibilidades del cuerpo de manera directa y, en ocasiones y si todas las partes están de acuerdo, el juego va a implicar ciertas lesiones en la carne. “Que esterilicen muy bien todos los juguetes que vayan a usar y que no reutilicen nada que haya penetrado la piel” sentencian desde la asociación BDSMK como instrucciones básicas a la hora de abordar el fetichismo médico más extremo, en el que abunda el uso de aguja y bisturí. Para realizar este tipo de práctica es necesaria una gran preparación que incluye conocimientos anatómicos avanzados: “Aunque parezca un juego tienes que ser consciente de lo que haces. Las sensaciones que más me divierten son las de incertidumbre y miedo que provoco, pero el que está en posición de paciente, aunque tenga miedo, en el fondo debe fiarse de ti. Los conocimientos que se requieren deben ser tomados muy en serio”, explica Dora. Pasar miedo es parte de la diversión, como en cualquier parque de atracciones, pero para que todo salga bien ella aconseja a los sumisos conocer en profundidad en qué manos van a ponerse y, a los que interpretan el papel de la medicina, tomarse muy en serio esta clase de juego. El dominio de los primeros auxilios es un mínimo obligatorio.

AFTER CARE

Las sesiones de fetichismo médico suelen requerir unos cuidados posteriores concienzudos y meticulosos que reparen la integridad física y mental de quien ha hecho las veces de paciente, fase que suele resultar muy placentera. Para asegurarnos un final feliz lo correcto es entrenar previamente en talleres e ir evolucionando en la práctica a un ritmo pausado y progresivo. Álex nos habla de este periodo imprescindible: “El after care es una de mis partes preferidas, es muy bonito, siempre acabo contento y endurecido gracias a la experiencia. Enfrentarme así a mis miedos y mi propio dolor me hace sentir más fuerte, capaz de enfrentarme a cualquier situación”. ¿Qué significa así? “Así significa de forma segura.” Espero que haya quedado claro.

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