Cuando los suizos (no todos) dejaron votar a las suizas
Una comedia sobre la aprobación del sufragio universal en 1971 llena los cines del país
El cine suizo no destaca por sus comedias, aunque la realizadora Petra Volpe triunfa estos días con El orden divino (Die göttliche Ordnung),una cinta que narra en tono costumbrista el largo camino de las feministas suizas que lucharon por el derecho de voto. Aunque hoy resulte difícil de creer en un país con los niveles de desarrollo de Suiza, el voto femenino no llegó hasta 1971.
La protagonista de El orden divino es Nora, un ama de casa de provincias que supo seducir a todo el país. Tal fue el éxito de la película en Suiza que su academia decidió presentar esta película en la carrera para los Oscar de 2018, tras alzarse con los máximos galardones nacionales. La historia comienza con la voz en off de Nora, que recuerda: “En 1971 el mundo entero estaba en movimiento… salvo aquí, donde todo está siempre parado”, mientras la cámara muestra el típico paisaje de postal de los pueblos alpinos.
Cabe recordar que en esos tiempos las mujeres suizas no podían trabajar fuera de casa sin permiso del esposo, las jovencitas podían ser internadas por flirtear o ser ºerezosas y el padre de familia gozaba de plenos poderes. El título de la cinta está sacado de un discurso de la época, en el que se afirmaba que “la participación de las mujeres en la vida política es contraria al orden divino”.
Lo interesante del caso helvético es que dado su peculiar sistema de democracia directa, el voto femenino tuvo que ser aprobado en referéndum por los hombres. Ese combate doméstico y cotidiano para convencer a los suizos de votar a favor del cambio es el núcleo de la comedia de Volpe. Los hombres aprobaron el voto femenino en 1971 con un 66% de sufragios. La realizadora considera que su película tiene “vocación universal” dado que la lucha de las mujeres por la igualdad “continúa en todo el mundo”.
Y un último detalle: si bien las suizas lograron el voto federal en 1971, en Appenzell-Ródano Interior las mujeres no pudieron ejercer el sufragio cantonal hasta 1991. Y para hacer efectivo este derecho fue necesario que intervinieran las autoridades y el Tribunal Supremo.
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