El peligro de subir vídeos a las redes sociales

El iPhone que conmemora el décimo aniversario del móvil de Apple está rodeado de expectación. Saldrá a la venta el próximo viernes por más de mil euros, o dólares —según el mercado donde se venda—, y, por ahora, de manera muy limitada: se distribuirán escasas unidades en el mercado.

Desde que en septiembre se anunció su comercialización, momento en el que pudo probarse de manera efímera, han sido muy pocos los privilegiados que lo han usado. Apple evita filtraciones y cuida cada lanzamiento de producto al detalle. Ha sido una de las señas de identidad de la firma, de ahí que este fin de semana hayan tomado una drástica decisión: despedir a un empleado imprudente.

Todo comenzó cuando Brooke Amelia Peterson, una adolescente de Silicon Valley, subió a YouTube un vídeo de cinco minutos en el que iba a comprar cosméticos con el iPhone X que su padre tenía a modo de prueba. También fue a la oficina en Cupertino para cenar con él unas pizzas en el Café Macs, el mítico y exclusivo comedor de la empresa.

El vídeo ha desaparecido de su perfil, aunque ha creado uno en el que llora y explica la situación justificando la decisión de Apple: “Al final, cuando trabajas en Apple, da igual si eres buena persona. Si te saltas las reglas, no hay margen de tolerancia. Han hecho lo que tenían que hacer”. Lo que tenían que hacer significa despedir a su padre, un ingeniero que ha trabajado en el iPhone X.

Uno de los puntos más peligrosos para la compañía de la manzana mordida no es tanto que la joven lo haya usado en público como que se enseñen 45 segundos de pantalla, mostrando cómo es el funcionamiento del mismo y cómo opera la cámara que lleva.

Apple es tan celosa de su intimidad que hace firmar a sus proveedores acuerdos de privacidad, pone nombres en clave a los proyectos y cuenta con un equipo de seguridad e investigación para hacer seguimiento de las filtraciones hasta dar con la brecha.