13 fotosCruzar es fácil; lo difícil es quedarseEl paso fronterizo de Tecún Umán (Guatemala) ve pasar las historias de miles de centroamericanos que huyen de la violencia y la falta de oportunidades 17 ago 2017 - 07:36CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlace400.000 migrantes al año. Es el número de personas que atraviesan las fronteras guatemaltecas anualmente. Todos tienen un destino: Estados Unidos. El 80% de los migrantes hacen el viaje por tierra.Diego CoboLas cámaras no son bienvenidas. Muchas familias dependen del comercio ilegal de productos que compran en México y venden en Guatemala, por lo que las quejas (y alguna amenaza) a quien trate de dar cuenta de ello no son extrañas. Diego CoboComerciantes y migrantes. La noche ampara la actividad comercial de contrabando y el viaje de los migrantes, aunque las autoridades no lo impiden: la actividad comercial alimenta la exhausta economía de los pueblos fronterizos. Diego CoboUn migrante desgrana una planta de chile. Esperando a cruzar la frontera, los migrantes trabajan y se informan, aunque muchos otros sin invisibles. El miedo a que los detengan en la frontera hace que pasen desapercibidos antes de seguir camino.Diego CoboDima Yuman (camisa a cuadros) comienza la aventura. Es su segunda vez después de ser deportado en el 2014. Ha vivido durante 30 años en Estados Unidos y fracasó en su intento de regresar en octubre pasado. Pero no se da por vencido y está a punto de volver a intentarlo: “Por el amor a mi hija y la familia”.Diego CoboLa Casa del Migrante, parada y fonda. Más de 6.000 personas pasaron durante el 2016 por este centro. Aquí duermen, comen y se les asesora legalmente en su viaje hacia el norte.Diego CoboEl Suchiate, frontera natural. Este río marrón divide ambos países y es el escenario de contrabandistas de frijoles, cerveza o ropa. Cruzar la frontera ilegalmente es muy fácil. Los problemas vienen después.Diego CoboLa penúltima frontera. Hasta el límite entre Guatemala y México, los migrantes pueden moverse libremente sin visados. Es a partir de este punto donde empieza los obstáculos no solo legales, sino los que acechan durante todo el camino: violencia, extorsión y secuestros.Diego CoboLa ciudad de Tecún Umán, frontera con Chiapas. Es habitual ver a migrantes deambular por la ciudad fronteriza esperando el momento para cruzar la frontera. Les espera un viaje que dura entre 15 días y un mes.Diego CoboAdemar Barilli, director de la Casa del Migrante. El misionero de la congregación San Carlos Borromeo es un activista preocupado por el aumento de niños y mujeres que están cruzando la frontera. Son quienes están más expuestos a la violencia en la travesía.Diego CoboDos noches de estancia. Es la media de los migrantes que pasan en el centro de los misioneros. Además del asesoramiento y llamadas telefónicas a familiares, se les provee de comida. Hoy han dormido 30 personas.Diego CoboJosé Ramón Tovar, 46, comienza el viaje esta tarde. “Para allá nos vamos”, dice este salvadoreño que ha sido deportado en una ocasión y sabe que las condiciones para quedarse en EEUU son más duras. “Ya no necesito portarme mal”, lamenta.Diego CoboManuel Migoya, padre de migrante. Su hijo vive en Estados Unidos desde hace más de diez años. Solo el 20% de los migrantes consiguen quedarse en el país. “Yo digo que gracias a Dios mi hijo ya está allí. Digo yo: ya pasó”, dice aliviado.Diego Cobo