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Tentaciones
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¿Qué se siente al caer al vacío? Hablamos con el hombre que ha batido el récord mundial en 'Rope jump'

571 metros de salto en caída libre. Carlos Torija es el primer español que ha conseguido esta marca en Kjerag, Noruega. Medio kilómetro de adrenalina entre acantilados

Si miras fijamente al abismo, el abismo te devuelve la mirada; si te arrojas a él, lo más probable es que acabes espachurrado dramáticamente contra unas rocas… a no ser, claro, que te llames Carlos Torija y seas el primer español que bate el récord mundial en rope jump, un deporte extremo de salto en caída libre. Carlos, pujante profesional de lo suyo, cumplió la gesta en la localidad de Kjerag, Noruega. Durante 424 de los 571 metros que cifran su hazaña, la sensación fue totalmente libre, sin llegar a apreciar la tensión de la cuerda amarrada a su categoría de bala humana. Piénsalo: es cerca de medio kilómetro de adrenalina en plena efervescencia, medio kilómetro de furor vertical; es hacerse relámpago entre acantilados. ¿Qué lleva a un hombre a convertirse en destello? Hablamos con Carlos sobre sus ambiciones, su pasión y su vertiginoso style de vie.

Carlos siendo 'awesome'

¿Cómo llegaste al rope jump?

Yo siempre he hecho muchos deportes de esos que llaman “de riesgo”, aunque a mí no me gusta la expresión. A raíz de eso, me ofrecieron la oportunidad de probarlo. Fue hace cinco años en una expedición en Francia, en el cañón del Verdon. Hasta ese momento no había hecho ningún salto, tan sólo el mítico tándem en paracaídas. Mis experiencias se limitaban a la escalada y al equilibrio en altura. Así que hice el primer salto y después de eso no paraba de pensar que sólo quería repetirlo. Me volví loco. A partir de ahí empecé a entrenar y a tomármelo en serio.

¿Qué crees que hay en tu personalidad para que desde siempre te atrajeran los deportes extremos?

Algo debe haber. Yo creo que tienes algo que te lleva a enfrentarte a sensaciones potencialmente temibles pero que te cambian, de alguna manera, tanto la forma de pensar como la forma de vivir. Cuando practicas estos deportes empiezas a valorar las cosas de la vida ordinaria, de la vida material, de otra manera, cosas que para otras personas son fundamentales y para ti dejan de serlo. Yo he sido siempre muy activo y amigo del deporte, pero del deporte al aire libre, entre bichos y piedras, nunca me gustó estar encerrado en un polideportivo o un gimnasio.

Hablamos de actividades que encierran cierto peligro. ¿Has contado siempre con el apoyo de tu familia y de tu entorno, o alguna vez has tenido que imponerte?

Apoyo familiar lo he tenido siempre. ¿Lo pasan mal? Sí, pero jamás me han dicho: “no lo hagas”. Por otro lado, casi todo mi círculo social está compuesto por escaladores. Además, dedico casi la mitad del año a dar clases de esquí, por lo que también tengo muchos amigos de ese circuito. En general, suelo estar rodeado de gente que hace deportes de este tipo. Te acabas juntando con gente que hace cosas parecidas a ti, por lo que habláis el mismo lenguaje. Llega un momento en que se hace difícil hablar de estos temas con alguien que no sabe lo que es y que te ve como un loco. Te acabas cansando de esa percepción. Cuántas veces habré tenido que escuchar que “eso no vale para nada, te vas a matar”, bla, bla bla... Pero, ¿sabes qué?, siempre he omitido a esa gente de mi vida. Qué les vas a contestar, ¿sabes? No te puedo explicar a qué sabe el chocolate si nunca lo has probado.

Carlos, a punto de probar el chocolate.
Carlos, a punto de probar el chocolate.

¿Qué te dicen tus amigos del récord mundial?

Siempre están cachondeándose conmigo, haciéndome todo tipo de coñas. A veces hasta pienso que ellos son más conscientes de lo que he logrado que yo. Todavía estoy un poco en shock. Quizás aún no lo he asimilado, precisamente porque tiene mucho trabajo detrás, es un proceso muy largo.

¿Cómo se prepara uno para llevar a cabo un reto semejante?

Mucho avión, porque es lo que tienes más cerca para poder entrenar, y al mismo tiempo lo que te da más tiempo de caída libre. De todos modos, aunque técnicamente puedas estar a un buen nivel, la clave está en la preparación psicológica. Tienes que salir de tu zona de confort y hacer cosas que te den miedo, eso es así. Conseguir que ese miedo no te anule es lo más difícil de preparar. Te repercute en la concentración y en todo. El resto es entrenar mucho y ya está.

El de rojo se llama Carlos, el de naranja se llama "miedo".
El de rojo se llama Carlos, el de naranja se llama "miedo".

Supongo que te lo habrán preguntado mil veces, pero tengo que decirlo. A los profanos como yo, una de las primeras cosas que se nos ocurre es, al hilo de lo que estabas diciendo, ¿cómo hace esta gente para no perder el conocimiento en plena caída?

Sí, me lo preguntan mucho, pero es normal. Antes del primer salto, cuando no tenía ninguna experiencia, lo que más miedo me daba era precisamente eso. Temía que el subidón de adrenalina, para mí algo nuevo, me hiciera perder la consciencia. Luego te das cuenta de que el miedo, en realidad, está antes del salto. Ahí es cuando tu cabeza funciona a 200%, con un montón de dudas atravesándote, cosas buenas que te vienen de repente y cosas malas, también. Una vez que saltas, todo desaparece: lo único que hay es concentración. Son segundos de caída, pero pasan muy despacio. Tú estás atento a muchas cosas, a que todo vaya como tiene que ir, sin dejar de sentir el viento. Y con el tiempo te vas dejando llevar. Es un poco como nadar. Cuando los niños empiezan a nadar piensan en las piernas, en los brazos… y cuando lo asimilan, fluyen. Esto es igual: cuando saltas, siempre hay unos segundos, los primeros, que son más complicados, pero una vez que coges aire empiezas a fluir. Sé que es complicado de explicar, pero el miedo se queda en la piedra.

O sea, que nada de ver tu vida pasar…

No, no.

Ni de apariciones místicas.

No.

Es concentración + disfrute.

Exacto. Cuando tienes experiencia sí, al menos. Por un lado tienes ese goce, pero por otra siempre estás atento a que las cosas estén donde tienen que estar, a la situación de la pared, la cuerda, etc. Podrías separar el feeling en varias partes.

Carlos, un lunes
Carlos, un lunes

El equipo en el que estás, y con el que has conseguido el récord, es Dream Walker. He leído que queréis dar la vuelta al mundo en 80 emplazamientos distintos. ¿Cómo es la rutina de trabajo que seguís para llevar a cabo estos objetivos tan ambiciosos?

Llevamos ya diez expediciones en diez países diferentes. Es un proyecto abierto a todo tipo de personas. Yo empecé sin tener experiencia, como te cuento. Para este tipo de usuarios, ofrecemos saltos controlados (que no dejan de ser algo increíble, ojo). El objetivo de dar la vuelta al mundo al principio era complicado, pero cada vez va siendo más conocido. Poco a poco vamos estando más cerca de alcanzarlo. Cada año va a más. Hemos tenido expediciones importantes, como en Dubai, que tuvo mucha difusión, lo que nos ayuda a la hora de conseguir permisos.

¿Y a la hora de conseguir sponsors?

También, pero por ahora intentamos ser autónomos y no depender de ellos. De momento nos financiamos a nosotros mismos por medio de puntos fijos de saltos. Es una manera cómoda y segura de trabajar. Los sponsors presionan mucho, y eso no es bueno para este tipo de deportes. Lo ideal es trabajar con independencia.

Carlos, relajándose
Carlos, relajándose

Has aunado tu hobby y tu profesión en una misma cosa, siempre en torno a la adrenalina. ¿Qué hace alguien como tú cuando quiere relajarse?

Cuesta bastante. Ya no es por la adrenalina, también es la sensación de volar, de controlar los movimientos… Descansar no es fácil para mí. Cuando piensas en irte de vacaciones sueles ligarlo con el relax, pero en mi caso es al contrario, porque mis vacaciones también están ligadas a estas experiencias. Para mí es imposible irme a la playa a estar tumbado. Yo busco zonas para ir a dar saltos. Mi trabajo y mi entrenamiento son mi pasión. Al final lo que buscas es la felicidad, no la adrenalina ni nada: la felicidad. Y para mí la felicidad está en los saltos.

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