Cuatro modas absurdas de decoración que Instagram adora
Sí, quedan muy bien en foto. No, no funcionan en la vida real
Instagram. Ese cajón infinito de imágenes perfectas que con la misma facilidad es capaz de poner de moda un bolso, catapultar a una nueva influencer y revelarte qué tres tipos de ejercicios debes hacer para ponerte en forma este verano. También de indicarte cómo debes decorar tu casa si quieres que sea merecedora de un me gusta. Las tendencias de decoración gravitan en torno a los likes y la lista de hashtags para descubrir casas ajenas no para de crecer. Pero entre tanta sobredosis de inspiración, hay ideas que simplemente no son aptas para la vida real. Por muy bien que queden en foto (y realmente quedan bien):
Una buena alfombra persa en el baño… y en la cocina
Porque no hay nada mejor que la humedad y los manchurrones de aceite para conservar una buena alfombra persa. Si es vintage, mucho mejor: habrá costado un dineral y tirarla a la basura por ese bote de tomate que se te ha caído encima apenas te va a doler. En Internet se pueden encontrar debates encarnizados sobre si realmente es posible vivir con una alfombra en el baño o en la cocina, o si, como las blogueras de moda y sus tacones, el invento es solo para la foto.
Todo a la vista
Es la moda de la que ninguna cocina instagrameable puede escapar. Es también la antítesis de esos anuncios de Ikea en los que te enseñan cómo pasar del caos al orden con unos cuantos cajones y organizadores bien pensados. Las cocinas modernas ya no tienen armarios, sino que se apuntan al almacenaje abierto. Baldas de madera ancladas a la pared y llenas de utensilios tan bonitos y tan cuidadosamente seleccionados como poco prácticos. ¿Dónde guardan las ollas viejas, las vajillas que no combinan entre sí y la caja de la tostadora nueva, no vaya a ser que haya que devolverla? Un misterio.
¿Qué hacemos con los libros?
Algo se muere en mí cada vez que veo una casa en la que los libros se usan para todo… excepto, quizás, para ser leídos. Las opciones son múltiples: libros tirados por el suelo como objetos decorativos, libros como punto de apoyo para poner encima un jarrón o lo que se tercie, libros sobre la mesa de centro del salón para rellenar espacio (hay, incluso, toda una categoría de libros que los anglosajones llaman coffee table books: cuanto más gordos sean y más fotos tengan, tanto mejor)... E incluso cuando los libros ocupan su merecido lugar en una estantería, la cuestión de cómo organizarlos también es peliaguda. Entonces surge esa estampa de estanterías ordenadas por colores (punto extra si sigues las tonalidades del arcoíris) y su variante más absurda: los libros colocados al revés, con el lomo oculto y las páginas vistas. Que un buen libro no te arruine la paleta cromática del salón.
El armario, en la pared
Una tendencia tan extendida que cuesta darse cuenta del punto absurdo que hay en exponer el contenido del armario colgado en la pared, como si de una obra de arte se tratara. Tiene un pase cuando las casas van justas de metros cuadrados y no hay otro lugar para colgar los bolsos más que esos dos ganchos colocados estratégicamente en el único hueco libre que queda en la pared de la habitación. Pero los sombreros en fila india expuestos en el salón no son una casualidad, por mucho punto casual que se le quiera dar. De los vaqueros colgados de la pared, mejor ni hablamos.
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