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Tentaciones
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Monstruo Espagueti: “Fui a 'First Dates' y me tangaron”

La ilustradora Anastasia Bengoechea decidió participar en el programa de citas por curiosidad y de paso promocionar su libro. Pero eso nunca sucedió

La pasada Navidad recibí una llamada: “Hola Soy Irene, redactora de First Dates y te llamo por si te apetece venir al programa”. Tenían mis datos porque un día me llamaron para hablar sobre internet (LOL) en un programa al que al final nunca fui. Por esas fechas, creo que First Dates estaba empezando a petarlo y a mí me parecía el descojono. Mi libro estaba a punto de salir y pensé que como lo veía media España podría ir a promocionarlo allí. Además, hay que decir que soy de las que se apuntaría a invadir Polonia por “vivir la experiencia”. Tuve que mandar un vídeo, fotos e incluso un cuestionario larguísimo con todo tipo de información personal, mis gustos, aficiones y anteriores parejas. Recuerdo que en muchas de las preguntas ponía en mayúsculas: (MUY IMPORTANTE DETALLAR AL MÁXIMO). Eso me hizo muchísima gracia. Como si de verdad se tomasen en serio lo de buscarte pareja.

“Todo era tan deprimente y tan falso… Todas las emociones de todo el mundo eran tan artificiales que a mí me parecía divertidísimo”

Fue pasando el tiempo y no recibía noticias. El programa se hacía más y más famoso y la gente hablaba mucho de él. Contactaban a algunos amigos míos para ir y todos decían que ni de puta coña. Qué cómo iban a ir allí hacer el ridículo. Entendía sus motivos, pero a la vez empezaba a mosquearme que no me llamasen. Como el programa era un bombazo y lo emitían a diario, cada vez escribían a más conocidos. Y todos decían que NO. Pues yo ya estaba negra con el tema.

Pero… al final resulta que un amigo mío conocía al redactor, así que le escribí un whatsapp. Por lo visto la redactora que me tocó estaba de baja y podía ir cuando quisiera.

Cuando le dije a la gente que iba a ir me tomaron por chiflada. Ese día me puse a verlo y solo salía gente rebuznando. Gente a la que le encantan los tatuajes tribales y los partidos del Atleti o alguna mierda por el estilo. También salían frikis de esos que solo hay en la tele. Empecé a acojonarme. Yo quería ir a promocionar mi libro pero ya no sabía si era el lugar adecuado. Expresé mis dudas al redactor y me dijo que, por supuesto, que lo llevase y que lo sacarían, que se lo podía regalar a mi cita.

Total que llegó el día y me fui a Madrid y me metieron en el coche con una Barbie Malibú de Santander y otra muy jovencita que quería ir a ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’. La verdad es que ambas me cayeron bien. El sitio donde se rueda es un polígono industrial muy deprimente y desde el principio me sentí como ganado. Constantemente se te acercaba gente a darte instrucciones, tan falsa y tan amargada que parecía que no había ido al baño en cuatro meses.

De pronto apareció el redactor con el que yo había hablado, quien parecía desvivirse porque todo fuera de mi agrado. Desde que empezó a hablar conmigo por whatsapp me decía que sí a todo y usaba frases como “no te preocupes por nada”, ” sí claro, Anastasia, por supuesto”. Después vino una señora y nos dio 90 euros a mí y a las otras dos chicas. Por lo visto, si decides invitar tú, no recuperas la pasta pero si lo pagas a medias luego te devuelven tu parte. No lo comprendí muy bien, pero imagino que tendrán sus razones retorcidas de redactor maquiavélico.

“Yo en una primera cita no me pongo a enumerar lo que busco en una pareja como si fuese a comprar una lavadora, pero aquel hombre insistió varias veces. Dije cosas muy raras como que busco a alguien “potente”(WTF).”

Y por fin me tocó salir. El reloj daba las 11:36 minutos de la mañana y se supone que entrabas allí a cenar. Me recibió Carlos Sobera, que es muy buen actor porque cuando yo le soltaba algún comentario hacía como que no lo había oído. Solo reaccionaba si respondías a lo suyo y pude ver en el fondo de su mirada que ese trabajo le da ganas de cortarse las venas.

Saqué mi libro para que lo viera Carlos y lo cogió la camarera, que me hizo varios comentarios sobre lo guay que parecía. Misión cumplida, pensaba yo.

Y aquí viene lo más jevi del tema (lo cuento aunque sé que nadie me va a creer). El Sobera me dijo tres cualidades del chico y yo tenía que dibujarlo, sin haberle visto antes. Creo que me dijo “caballeroso, atento” y otro adjetivo que no recuerdo.

No me dieron ninguna pista sobre su físico. Hice un garabato rápido en plan caricatura y cuando el chico apareció resulta que era EXACTAMENTE IGUAL AL DIBUJO QUE HABIA HECHO. Este escalofriante acontecimiento se puede comprobar en la foto que acompaña a este artículo. Juro que es completamente verídico. El próximo programa al que me apunte será uno de videncia en directo.

De la cita no hubo mucho destacable. El chaval y yo no pegábamos ni con cola, sin embargo me cayó bien. Él iba allí en serio y yo en realidad TENGO NOVIO. Le pregunté que si leía y me dijo que “prefería ver las fotos”. Y no era broma ni nada. Eso sí, yo me reí de lo lindo durante toda la cita por lo extraño e insólito de la situación. A nuestro alrededor había extras comiendo en las mesas como si nada. Todo era tan deprimente y tan falso… Todas las emociones de todo el mundo eran tan artificiales que a mí me parecía divertidísimo.

“Sobera me dijo tres cualidades del chico y yo tenía que dibujarlo, sin haberle visto antes. Hice un garabato rápido y cuando apareció resulta que era exactamente igual que mi dibujo”

De pronto apareció un camarero con una sonrisa pintada en la cara y nos dijo que ya era hora de que hablásemos de lo que buscamos en una pareja, de que entrásemos en materia. Que si no, no nos traía el postre. Yo, desde luego, en una primera cita no me pongo a enumerar lo que busco en una pareja como si fuese a comprar una lavadora, pero aquel hombre insistió varias veces. Me parecía tan extraño que, cuando me tocó explicarlo, dije cosas muy raras como que busco a alguien “potente”(WTF).

La cita acabó y nos metieron a hablar por separado en un cuarto y luego juntos para dar el veredicto sobre la segunda cita. El dijo que sí y yo que “me había faltado esa chispa”. Me moría de ganas de soltarlo porque es lo que dicen siempre.

Me dijeron que me avisarían cuando saliera el programa y yo insistí de nuevo en lo del libro. Bueno, pues os podéis imaginar lo que ocurrió ¿a que sí? El programa se emitió ayer y yo me enteré porque me escribió una amiga con un ataque de histeria porque me estaba viendo en la tele. Y por supuesto, ni rastro del libro, NI UN FOTOGRAMA, NI UNA FOTO. NADA.

Gracias First Dates por tangarme profesionalmente.

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