_
_
_
_
Tentaciones
_

Vuelve TLC, el grupo perfecto para la demanda actual: mujeres, r&b y 'body positive'

Tras los rumores de que se habían fugado con el dinero recaudado en un 'crowdfunding', la girl gang americana que más discos ha vendido publica single con Snoop Dogg y un nuevo disco esta semana

El espacio tiempo se ha colapsado culturalmente y, por fin, el principio de los dosmiles vuelve a estar de moda. Mercadear con una nostalgia tan próxima y voluble parece alargar nuestra adolescencia y reconfortarnos en un presente mimético. Podremos definitivamente aludir a un imaginario feminista pop ahora que la girl gang más famosa de la historia, con más de 65 millones de discos vendidos, saca nuevo disco el próximo 30 de junio. Vuelven TLC chavalas, vuelven las tomboys.

Tras la muerte de Lisa “Left Eye” Lopes en 2002, Georgia Tionne “T-Boz” y Rozonda “Chilli”, como resto del colectivo, dejaron más o menos claro que no eran el tipo de squad femenina que puede reemplazar a una de sus componentes como harían Destiny Child o Sugababes. Al luto le sucedió intempestivamente la canonización del grupo que en 2013 recibiría el Legend Award de la MTV, siendo la única banda premiada con este galardón tras Michael Jackson. Y, como Michael, TLC vivió más de la mitad de su exitosa carrera en la bancarrota. Quizá demasiado sexys y demasiado cool para cobrar los royalties por los que todavía andan en juicio.

Si reducimos TLC a una definición escueta como producto, observamos cómo el mercado hoy clama por un grupo de estas características: tres mujeres menores de treinta, Atlanta, r&b, temas sobre emancipación, sisterhood, masturbación femenina o bodypositive. Para bien o para mal, han pasado más de quince años sin material a la vista y lo único que no se perdona a un producto de mercado mainstream, femenino y además con más de una solista, es el paso del tiempo. Su discurso encaja quizá mejor que nunca pero, mientras Snoop Dogg puede hacer programas fumado a los cuarenta y cinco años, Way Back, el videoclip del single con el que TLC anuncia su vuelta, nos muestra una eterna fiesta adolescente con dos madres enrolladas que no podemos terminar de creernos. Aunque el mercado lo intente, para nuestra sociedad TLC son mayores para ser TLC. El sonido, sin embargo, permanece irreprochable, una cápsula del tiempo a un hit perfecto.

La imaginería pop que destilaban sus antiguos videoclips, aquellas maravillas distópicas de las que bebe todo el mainstream actual quizá sería la única vía factible para recuperar su frescura. TLC ya eran diosas en parajes de oro y rosa antes de Doja Cat o Fka Twigs. Tenían saunas y gimnasios con hombres cosificados a su servicio antes que Ariana Grande, bailaban en cajas de luz rosa y azul antes que Drake o Rihanna o creaban espacios de resistencia femenina en el barrio antes que Princess Nokia. Muchos de sus videoclips mezclaban formatos o discursos creando metanarrativas, como las que se celebraban este año en el Wyclef Jean de Young Thug.

El comeback de TLC, dudoso como todos, se enmarca además en un revival del r&b que desde 2012 no ha hecho más que expandirse. Generalmente la mayoría de grupos que se reúnen, o deciden sacar material después de un largo parón, no tienen la suerte de contar con este contexto favorable. Pese a que el hip-hop o el pop parecen inagotables en su mutación, a finales de los dosmil el r&b parecía abocado a convertirse en un nicho coyuntural como lo había sido el kraut o la new rave, un género inscrito a su origen. En 2002 se disolvía TLC, en 2003 se separaban Boyz II Men; Usher, Kelly Rowlan y Jennifer López se pasaban con Rihanna al pop filtrado con EDM producido por David Getta y el r&b pasaba a sonar en discotecas y clubs de baile de manera irónica como un deje de los ochenta.

Por poco halagador que suene, tuvieron que venir a salvar el género una serie de hombres con letras introspectivas y una suave experimentación electrónica. En 2012 Frank Ocean sacaba Channel Orange y Miguel su Kaleidoscope Dream, carnaza para blogs de hispters que por aquel entonces ejercían el papel purista del periodismo musical; frases de Drake y Ocean eran compartidas en muros de Facebook y fotos de perfil, una base de burgueses blancos avalaban concienzudamente el paso del desamor en las letras a la alineación, la angustia y el exceso y etiquetaban a estos artistas como INDIE-R&B. Música para una audiencia masculina de clase media.

“TLC tenían saunas y gimnasios con hombres cosificados a su servicio antes que Ariana Grande, bailaban en cajas de luz rosa y azul antes que Drake o Rihanna y creaban espacios de resistencia femenina en el barrio antes que Princess Nokia”

De aquellos blogs de barro, estos lodos. La etiqueta hipster ha permeado en el mercado y el ecosistema musical se rinde a una vuelta del género en todos los ámbitos: los raperos quieren ser cantantes y el pop abandona el house para alimentarse de elementos más básicos del r&b como en los últimos trabajos de Chris Brown o Jason Derulo. Hemos perdido bastante por el camino y quizá lo más representativo de esta pérdida sea la subjetividad que el sonido alcanza y las relaciones ligadas a la individualidad de las nuevas estrellas. Era fácil distinguir un sonido de los noventa, el sonido especifico de este r&b, que ahora es tan solo el sonido de cierto artista. Hemos deconstruido un componente formal y social de la escucha para esencializarlo en una vuelta atrás hacia el genio. El sujeto en continua lucha por la diferenciación fragmenta el género para particularizarlo.

Por el camino hemos perdido también a las girl bands y hemos perdido a las mujeres para dejar paso a una especie de semidiosas hipersexualizadas. Hemos perdido los mensajes y el descaro de TLC. Hace apenas unas semanas Dawn Richard, con más de diez años de carrera en el r&b a sus espaldas, tocaba en el Sónar frente a un público que parecía desconocer por completo su trabajo. Eran pocos y asombrados los que allí se enfrentaban al brutal directo de la artista. Imagino que lo mismo pasaría si fuese Ciara la que subiera a ese escenario. Es casi improbable imaginar hoy un futuro musical que no lleve las siglas del r&b, pero es necesario reclamar más espacio para algunos rasgos formales de aquellos primeros años del género. Huir de las diosas, volver a las sisters.

BONUS TRACK:

Artistas contemporáneas, jóvenes y guerreras de r&b para tu 'coransosito'.

JESSE REYEZ

CHARLOTTE DOS SANTOS

S4U

IAM DDB

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_