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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Corbyn, Hamon, Sánchez... El abismo

El anterior secretario general socialista defiende una propuesta rupturista que puede ser letal para su partido

Pedro Sánchez, candidato a la secretaría general del PSOE, durante un mitin reciente. Vídeo: extractos de las campañas de los tres candidatos.Vídeo: Mariano Cieza Moreno / EFE

El inicio de la campaña para las primarias a secretario general del PSOE se produce tras el descalabro del candidato socialista a la presidencia de Francia, Benoit Hamon (quinto en la primera vuelta con un escaso 6%) y con los malos augurios de las elecciones británicas del 8 de junio, en las que las encuestas auguran un fracaso del candidato laborista Jeremy Corbyn. En ambos casos, los líderes socialistas ganaron las primarias de sus partidos respectivos con propuestas radicales, sin conseguir el apoyo posterior de los electores.

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Pedro Sánchez tiene algunas similitudes con sus colegas francés y británico. El exsecretario general del PSOE durante dos años y medio (“los peores en la etapa contemporánea del partido”, según declaraba ayer su colega Eduardo Madina, contrincante perdedor en las anteriores primarias), se presenta a los comicios internos del PSOE con un programa teóricamente más a la izquierda que los otros dos candidatos (Susana Díaz y Patxi López), pero sobre todo con espíritu rupturista frente a lo que él llama el aparato del partido. Alguno de sus partidarios ha llegado a hablar de “prácticas mafiosas” sin que él lo haya desmentido.

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Parece no acordarse de que él ganó las primarias en su día gracias al apoyo de ese aparato y que lo controló con mano de hierro (que se lo digan a Tomás Gómez) hasta que tuvo que dimitir. El 1 de octubre pasado abandonó el cargo tras dos fracasos consecutivos en las elecciones generales de 2015 y 2016 y un intento de congreso exprés que le asegurara la permanencia al frente del partido.

Han pasado más de siete meses desde que Sánchez tuviera que dimitir, sin que se hayan cumplido, ni de lejos, los malos augurios de que su salida y la posterior abstención para que Mariano Rajoy pudiera seguir gobernando iban a acabar con el partido. Al contrario, la encuesta del CIS difundida ayer confirmaba la tendencia al alza de las perspectivas de voto del PSOE: pasa del 17% en noviembre de 2016 al 19,9% actual y recupera el segundo puesto, por encima de Podemos.

El anterior secretario general socialista basa su campaña en devolver la palabra a los militantes y prometer una política realmente de izquierdas, además de criticar a sus compañeros haber permitido la investidura de Rajoy. Probablemente, Susana Díaz y los demás miembros del comité federal no supieron explicar que la abstención era la salida más responsable y menos mala, frente a una perspectiva de menos de 75 escaños en unas terceras elecciones generales (con Sánchez se pasó de 111 a 90 y de 90 a 85).

El resultado de las primarias del PSOE marcará el futuro de un partido que puede haber tocado suelo, o que puede caer al abismo como en Francia o Reino Unido. Son los 180.000 militantes los que tienen la palabra; aunque no se pueden olvidar que ellos son los depositarios de los millones de votantes que hicieron grande al partido y a este país.

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