Tensión en el velatorio de Palomo Linares
Los tres hijos del torero, que no tenían relación con él, asumen el control de la despedida de su padre desplazando a quien ha sido su pareja durante cuatro años
La muerte de Sebastián Palomo Linares no ha logrado la ansiada reconciliación familiar que el torero deseaba. Sus tres hijos han acudido al tanatorio de Tres Cantos (Madrid) y han coincidido con Concha Azuara, la pareja del diestro durante los últimos cuatro años. Allí se han vivido momentos de tensión entre Sebastián, Andrés y Miguel, nacidos de su matrimonio de 34 años con la colombiana Marina Danko, y la pareja del diestro, la mujer con la que había anunciado iba a casarse.
Ha sido Concha Azuara quien ha desvelado que el torero hacía “años” que no tenía relación con sus hijos. Palomo Linares entró al quirófano sin poder hablar con ellos, que sí acudieron al Hospital Gregorio Marañón de Madrid cuando fueron informados de la gravedad de su estado de salud.
Como Concha Azuara no era legalmente su esposa fueron sus hijos quienes tomaron las útimas decisiones sobre su padre.
Los médicos, durante la operación a la que sometieron al torero el pasado viernes, comprobaron que su corazón estaba más deteriorado de lo esperado y por ello informaron que era necesario un trasplante. Palomo Linares pasó las últimas horas conectado a una máquina que le mantenía con vida a la espera de ese corazón, pero una prueba determinó que había fallos neuronales: había sufrido un derrame cerebral.
Los hijos del torero fueron quienes autorizaron la donación de los órganos de su padre, como él siempre deseó, y quienes pidieron al hospital que no dieran ninguna información sobre su estado hasta que ellos lo indicaran.
En el tanatorio la tensión ha continuado con sus tres hijos como protagonistas,
Sebastián se hizo famoso por su relación con Olivia de Borbón. Aunque se licenció en Derecho y Económicas y durante unos años ejerció como abogado, intentó hacer carrera en los ruedos como su padre. Tomó la alternativa el 4 de agosto de 2007 en la plaza de Pontevedra con César Rincón de padrino y José Tomás de testigo, pero dos años después una lesión le retiró. Miguel era el único con el que Palomo mantenía algún tipo de relación. También intentó ser torero, ahora se dedica a los negocios. Y Andrés, el pequeño con 28 años, siempre ha estado del lado de su madre con quien vive y trabaja. Antes fue guitarrista del grupo The Pygmies.
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