Ya me gustaría a mí
No sé que me irrita más, si el tufo a dividendo que se intuye en el entorno presidencial estadounidense o el descaro de quien confiesa mentir
Me pregunto por qué soy incapaz de timar al prójimo con lo rentable que sale. Que The Daily Mail publica falsamente que Melania Trump ejerció de chica de compañía en los noventa, pues me pongo una medalla en defensa de los derechos de la mujer liberada y proclamo que la primera dama —antes modelo— puede disponer de su cuerpo como le dé la real gana antes, durante y después de su ascensión a la Casa Blanca. Quedaría reivindicativo y muy en la onda igualitaria que, por otra parte, defiendo porque ya está bien de tener que deglutir a diario incoherencias machistas que se hacen bola.
Pero es que me pasa como a Chus Lampreave en aquella escena mítica de Mujeres al borde de un ataque de nervios: “Mi religión me impide mentir. Ya me gustaría a mí”. Así que confieso que del enfrentamiento entre el tabloide británico y la ‘presidenta consorte’ norteamericana me han sorprendido más los argumentos de la demanda de ella y la disculpa obligada de la publicación. Mrs Trump alega que las afirmaciones de The Daily Mail le han causado una pérdida de valor en su marca y en “grandes oportunidades de negocio”. El tabloide afirma en su expiación pública que acepta que la información no es verdadera y que el artículo ya decía que no existía ninguna evidencia que la sustentara. No sé qué me irrita más, si el tufo a dividendo que se intuye en todo el entorno presidencial estadounidense o el descaro de quien confiesa mentir para no dejar que la verdad estropee un buen titular.
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