Islamistas radicales
Hay una pregunta que nos hacemos cada vez que sucede una tragedia terrorista: ¿cómo es posible que una persona decida apretar un botón y estallar en mil pedazos? No nos entra en la cabeza. Sin embargo, ellos se levantan una mañana y saben que van a morir. Van al lugar elegido con la audacia de un mártir. O de un loco. A diferencia del terrorismo convencional, en el que un terrorista decide tomar unos riesgos pero sin exponer demasiado su propia integridad y donde hay una organización detrás, en la yihad cualquiera puede en unos pocos días sentado frente a un ordenador radicalizarse, sea o no un ferviente religioso, salir a la calle y poner en jaque el corazón de Europa. Es el terrorismo más terrorífico de cuantos terrores puedan aterrorizarnos. Nos cuesta más levantarnos del sofá que a ellos apretar el botón del pánico. Podremos ser la civilización más avanzada de la humanidad, pero de nada le sirvió al Imperio Romano cuando los bárbaros dijeron “hasta aquí hemos llegado”, y de nada nos servirá a nosotros.— Jonatan López Angulo. Bilbao.
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