Karla Souza y Catalina Aguilar te presentan ‘Todos queremos a alguien’

Trump ha convertido toda conversación de arte en cuestión de política. Antes de que el magnate ocupara la Casa Blanca, Todos queremos a alguien era solamente una comedia romántica. La hostilidad del mandatario estadounidense con México, sin embargo, ha dado al segundo largometraje de Catalina Aguilar Mastretta una lectura completamente diferente. Muy lejos de lo que se propuso la directora, la cinta que se ha estrenado este viernes, se convierte en una historia de amor binacional si se aprecia bajo la incierta luz que cae actualmente sobre las relaciones entre México y Estados Unidos.

Es otro de los daños que han ocasionado las tres semanas de la presidencia Trump. La imposibilidad de trazar una línea que distinga, en este caso, el cine de la actualidad política. No existe hoy en día una conversación entre mexicanos que no abra un paréntesis para comentar los agravios del republicano a México. La propia directora, que vive en California, comentaba recientemente su sorpresa por la nueva interpretación que el Gobierno Trump ha dado a Todos queremos a alguien.

El segundo largometraje de Aguilar Mastretta retrata las diatribas emocionales de Carla Barrón (Karla Souza), una exitosa doctora que sufrió algunos descalabros amorosos. La pediatra trabaja en Estados Unidos pero se ve obligada a visitar México para asistir a la confirmación de votos de su mamá y su esposo. Barrón invita a Asher (Ben O’Toole), un colega, al casamiento celebrado en Baja California. Al llegar a la boda, la protagonista se da cuenta de que su madre invitó a su exnovio Daniel (José María Yazpik), un aventurero muy querido por la familia que significó un caos amoroso para la heroína de la historia.

Souza se ha convertido en la reina de la taquilla mexicana. Dos cintas protagonizadas por ella están dentro de las tres películas más vistas del cine nacional. Con una trama como la descrita arriba, la participación de Souza en el filme se convierte en una promesa de recaudación en una cinta que tiene rastros de una trillada fórmula cinematográfica. El guión escrito por Aguilar Mastretta, sin embargo, evita que la historia se convierta en un producto más para las audiencias sedientas de historias de amor.

Catalina Aguilar Mastretta creció en un hogar que sabe contar historias. La cineasta es hija de Héctor Aguilar Camín (Morir en el Golfo) y Ángeles Mastretta (Arráncame la vida). La directora y guionista da toques de autenticidad al personaje de Souza. El texto crea una mujer de treintaitantos que tiene entre sus preocupaciones de clase media una inquietud por su torpeza en sus relaciones amorosas. Barrón no sabe si debe dar una nueva oportunidad a Daniel, con quien tiene química pero que tiene aversión al compromiso o apostar por su soso colega, un gringo que no termina de convencerla.

Todos queremos a alguien se adentra en el mundo que Aguilar Mastretta exploró en su ópera prima, Las horas contigo (2015). La directora ha apostado por retratar las dinámicas familiares con un tono íntimo. Para su segunda obra va más allá y crea un producto inusual para el cine mexicano. Todos queremos a alguien es una comedia romántica bilingüe que intenta huir de los los estereotipos de mexicanos y americanos. La película también se estrenó en salas de Los Ángeles y un puñado de cines en ciudades de Estados Unidos con gran número de hispanos.

En la cinta la frontera no existe. No se puede ver la división y odio que Trump ha tratado de crear entre ambos países. Los personajes de la película saltan del inglés al español sin complejos. El ambiente de la zona fronteriza de California y la Baja carece de la marginalidad y sordidez que le imprime usualmente el cine nacional. En resumidas cuentas, la cinta es una historia de amor binacional entre mexicanos y estadounidenses. Una realidad armoniosa que Trump se niega a reconocer.