El retorno del tirante espagueti
Vuelve a la alta costura un clásico que dominó los noventa, desde los camisones de Kate Moss a las camisetas de las actrices de ‘Friends’
La primera colección de alta costura de la diseñadora Maria Grazia Chiuri al frente de Dior, que se vio en la Semana de la Moda de París hace dos semanas, estuvo marcada por una silueta. Esta se repitió hasta en 40 vestidos: falda con forma de campana, cuerpo estrecho y tirante muy fino, eso que en la caprichosa terminología de la moda a veces se denomina tirante espagueti. Estos también hicieron aparición en la colección de Chanel, soportando uno de los vestidos más fotografiados, en pedrería y plumas, y en la de Valentino, donde Pierpaolo Piccioli colocó tirantes casi espectrales en trajes con pronunciados escotes en forma de uve. Se confirmaba así el retorno de un estilo que llevaba década y media desaparecido y que habría hecho el viaje de abajo a arriba en la cadena alimenticia de la moda, de la calle a la costura.
“Hemos visto tirantes espagueti en tops y vestidos en las dos pasadas temporadas. En principio, esto llegó a través de los vestidos baby doll y de las prendas inspiradas en el estilo grunge de las bandas de los noventa y de gente como Courtney Love, pero desde esa década estas siluetas del pasado se han vuelto mucho más elaboradas”, confirma Robbie Sinclair, el editor de moda femenina de la empresa consultora de tendencias WGSN, donde elaboran informes que luego venden a grandes empresas del sector con las pistas de lo que se llevará en el futuro inmediato. Según Sinclair, durante el resto de 2017 los tirantes finos seguirán presentes en la moda femenina —directamente sobre la piel o encima de camisetas blancas de manga corta, como manda el revival—, pero “perderán importancia, ya que la silueta se está moviendo hacia mangas más dramáticas y hombros embellecidos”.
El tirante fino fue tan ubicuo en los noventa que protagonizó momentos icónicos, desde el vestido rosa chicle de Ralph Lauren con el que Gwyneth Paltrow recogió su Oscar a mejor actriz en 1999 al camisón completamente transparente con el que emergió la modelo Kate Moss en 1993 (debajo, unas visibles bragas de algodón negro), pasando por las imágenes promocionales de Sarah Michelle Gellar en Buffy la Cazavampiros o los muchos vestidos y camisetas con tirantes diminutos que lució Rachel, el personaje de Jennifer Aniston, durante las 10 temporadas de Friends. Tenían, además, un uso transversal. En algunos de sus primeros posados, los llevan tres de las cinco Spice Girls: Victoria en un clásico vestido negro, Mel C en un sujetador deportivo y Mel B en uno de aquellos tops en forma de pico que también plagaron la década.
Las colecciones actuales los rescatan en formato nostálgico. Zara tiene ahora tirantes finos en bodies con la espalda descubierta y en camisolas con puntillas lenceras, otro estilo que abundó hace 20 años.
Su retorno a la alta costura podría significar también que vuelvan al segmento de la moda en el que tradicionalmente las tendencias han llegado más tarde y más rebajadas, el nupcial. Según Hervé Moreau, el diseñador de Pronovias, la alta costura siempre es un referente y el tirante fino es un ejemplo de ello. Asegura que está presente “en vestidos más ligeros para novias que buscan estilos muy actuales”. Desde un punto de vista técnico, sin embargo, no son lo más recomendable. “Los tejidos y acabados usados en los vestidos de novia hacen que pesen más y por eso ese tipo de tirante, que deja todo el apoyo en una pieza tan estrecha, es poco habitual”.
Anticipándose a ese problema, su tendencia a deslizarse —que es también parte del encanto del tirante fino—, Maria Grazia Chiuri hizo salir a algunas de sus modelos en Dior con los tirantes caídos, como verdaderas chicas de los noventa tras una intensa noche de fiesta.
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