9 fotosNailantei, guerrera masai por los derechos de las mujeresEn Kenia, el 72% de las mujeres masai sufieron la ablación. Una mujer masai lucha para erradicar esta prácticaEmanuela ZuccalàKenia - 29 dic 2016 - 08:38CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEn el pueblo de Maasai Nomayianat, Nailantei Leng'ete (25) mantiene una reunión con los ancianos para explicarles los riesgos para la salud de la mutilación genital femenina.Emanuela ZuccalaEn Kenia, el 21% de la población femenina sufrió la mutilación genital en 2015, pero el porcentaje varía mucho en los más de 40 grupos étnicos del país y entre los masai (alrededor del 2% de la población) alcanza el 73%.Emanuela ZuccalaNailantei Leng'ete, de 25 años, es una mujer masai que escapó de la mutilación genital femenina cuando tenía 8. Ella decidió dedicar su vida a la lucha contra esta práctica dañina tradicional.Emanuela ZuccalaKenia se considera un ejemplo en el África subsahariana de la lucha contra la mutilación genital femenina: desde el año 2003, según la última Encuesta demográfica y sanitaria del Gobierno, se redujo un 22% en el ámbito nacional, y el Fondo de Población de Naciones Unidas prevé una nueva disminución del 40% para 2020.Emanuela ZuccalaCuando era una adolescente, Nice Nailantei Leng'ete comenzó a trabajar en los programas comunitarios de la ONG Amref Health Africa para la erradicación de la MGF.Emanuela Zuccala“La mutilación genital es la raíz del analfabetismo femenino y de los matrimonios precoces”, explica Nice Nailantei Leng’ete. “La niña mutilada, a pesar de que solo tiene ocho o 10 años, se considera una mujer adulta".Emanuela ZuccalaGracias a los "ritos alternativos de paso", Nailantei Leng'ete ha rescatado a miles de niñas de la mutilación genital femenina y el matrimonio forzado temprano, promoviendo su educación.Emanuela ZuccalaDurante una lección sobre la salud de la mujer en una escuela de niñas, Nailantei Leng'ete habla sobre la mutilación genital femenina.Emanuela ZuccalaNailantei Leng'ete muestra las hojas que se utilizan en el rito sangriento.Emanuela Zuccala