La número 39
Se llamaba Juana Monge. Probablemente este nombre no les resulte conocido, pero quizá les sea más familiar un dígito. Ella es la número 39. Muy pocos medios han desvelado su nombre. A diferencia de lo que ocurre con otros atentados terroristas —el machismo ha matado a más personas que lo que llamamos “terrorismo”—, no se nos muestra la cara de la víctima en los telediarios ni se lanzan emotivos vídeos en su memoria ni se llevan a cabo funerales de Estado. Eso sí, más de un medio se ha encargado de subrayar que ella volvió con su asesino “por pena”. Porque, cómo no, ellas siempre tendrán parte de culpa. A menudo, la opinión pública convierte a estas víctimas en insensatos victimarios. El problema no es la fría cifra, sino lo que simboliza. Una preocupante inmunidad ante una de las mayores lacras sociales, que abarca inmensas dosis de sufrimiento y terror.— Ayala Maqueda Aldasoro. Santurtzi (Bizkaia).
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