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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

¡Indignaos! (y pasad a la acción)

Activistas anónimos se movilizan para cambiar la realidad que les rodea

Cristina reparte sus #CroquetasIlegales en la puerta del Congreso.
Cristina reparte sus #CroquetasIlegales en la puerta del Congreso.Change.org

En 2011 un manifiesto de un diplomático y antiguo miembro de la Resistencia Francesa sacudía nuestras conciencias. Con Indignaos, Stéphane Hessel, de 93 años, nos invitaba a rebelarnos “Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es un valor precioso”. Hessel estaría hoy orgulloso de Anna González, de Cristina Romero, de Isidoro Martínez o de Sebastián Martín.

Óscar era un amante de la bici. Le encantaba salir a pedalear cada día. El 21 de octubre de 2013 un camión le arrolló y le mató al instante. El conductor ni siquiera se paró a prestar auxilio. Su mujer, Anna, y sus dos hijos quedaron destrozados. Y la sensación de desamparo se agravó cuando en el primer juicio el fallo resolvió que se trataba de una falta por imprudencia leve. La reforma del código penal del Partido Popular de 2015 despenalizó muchas faltas, entre ellas los homicidios por imprudencia leve. Eso significaba que no había responsabilidad penal del conductor. Anna se indignó.

Además de continuar la pelea en los tribunales, Anna decidió convertir la indignación en acción. Y se lanzó a internet para crear una campaña que en 10 meses ha conseguido unir como una piña al colectivo ciclista. No hay competición profesional o cicloturista en la que no se conozca la campaña de Anna #porunaleyjusta. Ella está decidida a cambiar el código penal para que lo que le ocurrió a Óscar no vuelva a suceder nunca.

Hoy Anna está en el Congreso de los Diputados. Ha conseguido el apoyo de miles de personas, de decenas de deportistas de élite, de federaciones y asociaciones; ha recorrido España, ha conquistando las redes sociales con la fuerza de la autenticidad y de la verdad. Y ahora llega el momento decisivo. “Como ciudadana he hecho todo lo que tenía que hacer. He unido al colectivo ciclista y he creado concienciación. Ahora tengo a casi todos los partidos políticos trabajando activamente #porunaleyjusta. Ya depende de lo que se vote en el Congreso. Ya no depende de mí”, escribía Anna hace unos días. Ningún político puede mirar a la cara a Anna y negarle lo que pide.

¿Por qué nos movilizamos?

Durante tres años escribí un blog para un medio digital que trataba de encontrar los orígenes del altruismo. Buscaba refutar o confirmar la tesis del biólogo William D. Hamilton, según la cual el altruismo y el parentesco están estrechamente ligados.

A lo largo de decenas de entrevistas me encontré con muchas personas que rompían totalmente esa regla. Por ejemplo, Cristóbal Colón, el fundador de La Fageda, me decía que el altruismo está en la esencia espiritual del ser humano, en nuestra alma, en nuestro corazón. Y, ahora, después de más de un año como director de Campañas de Change.org y después de estar en contacto con cientos de historias de injusticia y empoderamiento ciudadano, creo que la teoría de Hamilton se nos ha quedado corta.

En el origen de una gran campaña de altruismo es muy probable que haya una gran historia personal de dolor, de injusticia, de sufrimiento, de indignación, en definitiva. Ahí sí está el parentesco como disparador, como motor. Ese fue el origen de la fuerza de Anna, pero luego te das cuenta de que Anna y otros tantos creadores de petición encuentran el combustible y el aliento para seguir adelante en nosotros, en los ciudadanos que compartimos su causa, que escribimos en su muro de Facebook, en las personas que la felicitan en cada carrera ciclista, en los medios que deciden hacerse eco de su lucha, en los políticos que la llaman y dedican cinco minutos de su tiempo a escucharla.

Anna está hoy en el Congreso, demostrando que cuando tienes una causa poderosa y te comprometes contigo mismo, puedes conseguir cosas que no imaginabas. En el mismo sitio que Anna estuvo hace unas semanas Cristina Romero.

Cristina se indignó cuando se enteró de que en el colegio de su hijo se tiraba la comida que sobraba en el comedor. No lo podía entender: miles de personas viviendo en la pobreza y nosotros derrochando alimentos y ofreciendo un pésimo ejemplo a los niños. Cristina también convirtió la indignación en acción y lucha para que haya una legislación que facilite el aprovechamiento de la comida. En su lucha, Cristina ha encontrado importantes aliados, desde unos jóvenes estudiantes de la escuela de publicidad TAG, que crearon la idea de las #CroquetasIlegales; hasta la chef Ada Parellada.

Estamos deseosos de encontrar una causa que nos inspire, que nos apasione. Estamos dispuestos a unirnos a esa causa y defenderla. Necesitamos más ciudadanos indignados y activos.

Un millón de personas les apoyan

Isidoro Martínez tiene 14 años y ha logrado algo que el 99,9% de los estudiantes de este país jamás conseguirá: sentarse en el despacho del ministro de Educación para explicarle por qué las reválidas son una mala idea. Su petición ha sido capaz de reunir más de un millón de apoyos. Isidoro y dos amigas viajaron toda una noche desde San Fernando, Cádiz, para entregarle a Méndez de Vigo 240.000 firmas “Yo he viajado toda la noche para ver al ministro, él solo tiene moverse 25 metros para recibirnos” dijo Isidoro en las puertas del ministerio ante decenas de medios de comunicación. El ministro les recibió.

Después de aquello, Isidoro creó un whatsapp que circuló por toda España y que provocó que más de 500.000 personas se unieran a su petición. Hoy parece que las reválidas se quedan en un punto muerto. Diferentes organizaciones educativas y muchas Comunidades Autónomas han luchado para frenar las reválidas, pero solo Isidoro ha sido capaz de reunir a un millón de personas.

Sebastián Martín, como Isidoro, también puede presumir de haber conseguido un millón de apoyos en torno a una misma causa. Sebastián es un médico jubilado que vive en Carmona (Sevilla). Leyendo un día el periódico, en septiembre de 2015, descubrió que un equipo de investigadores de la Universidad de Granada estaba consiguiendo importantes avances en la lucha contra el cáncer. Lo que le indignó es que estaban a punto de quedarse sin financiación, sin dinero para seguir investigando. ¿Así queremos avanzar, ser referentes en algo? Sebastián se activó, creó su petición, movilizó a miles de ciudadanos y presentó más de 300.000 firmas en el Parlamento de Andalucía. Consiguió que comprometieran 200.000 euros para el equipo de investigadores de la Universidad. Sebastián ha estado esperando casi un año a que España tenga gobierno y a que el Parlamento se ponga a trabajar de verdad. Y ahora se está preparando para desembarcar en Madrid con su millón de almas y pedirle a nuestros políticos que un proyecto semejante no puede quedarse atrás, no puede quedarse en la cuneta. ¿Alguien puede entender que no se puedan sacar 800.000 euros de los presupuestos para invertir en un proyecto que podría salvar miles de vidas?

Sebastián, Isidoro, Cristina, Anna, son ciudadanos que un día se indignaron y pasaron a la acción. Y tú, ¿qué quieres cambiar?

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