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Las estrellas renuncian a los excesos de la fama

La tendencia es renegar del protocolo de las alfombras rojas o vestir de alta costura

Anne Hathaway, en el estreno de "Alice Through The Looking Glass".
Anne Hathaway, en el estreno de "Alice Through The Looking Glass".Tommaso Boddi (WireImage)

“No volveré a acudir a una alfombra roja. ¿Por qué, mientras la gente se muere de hambre, estoy sobre una alfombra de color rojo? ¿Porque soy importante? ¿Porque soy famosa? No es así como me muevo. Es como de comedia, como de la peli Zoolander”. Tajante, o como titula la revista Elle la entrevista, con una “honestidad radical”, se muestra a los 23 años Miley Cyrus en la portada del último número de esta revista. No es la única que en los últimos días ha asegurado no sentirse cómoda con la ostentación que conlleva el ser famosa. En otra entrevista en Vanity Fair, Anne Hathaway acaba de revelar lo que pasó por su cabeza cuando subió a recoger el Oscar por su actuación en Los Miserables. “Me sentía rara por estar ahí plantada con un vestido que costaba más de lo que mucha gente va a ganar en toda su vida. No tuve el valor de decir: no me siento cómoda con esto”. Son dos ejemplos de la encrucijada en que se encuentran muchas celebridades en un mundo convulso y globalizado. Continuar siendo estrellas y al mismo tiempo actuar en conciencia con los problemas de la gente escapando de determinados engranajes de la maquinaria del star system. No son casos aislados. La tendencia apunta a una naturalidad y sencillez cada vez mayor, sin photoshopo lujos que no sean estrictamente necesarios.

Miley Cyrus.
Miley Cyrus.NBC (Getty Images)

Cuando decidió no volver a pisar una alfombra roja hace un año, Miley Cyrus también prescindió de su publicista. Desde entonces, la cantante solo se comunica a través de las redes sociales. La intención es la de mostrarse tal y como es y contar lo que quiere contar, sin intermediarios ni artificios. Quizás por eso su último proyecto ha sido trabajar con Woody Allen, el mejor ejemplo de director de cine que lleva décadas triunfando ajeno a los mecanismos de Hollywood. Anne Hathaway dice haber aprendido de la experiencia que vivió en los Oscar, que califica de “felicidad complicada”, ya que recogió el premio por un papel, el de Fantine, “que representa un dolor que aún forma parte de nuestra experiencia colectiva como seres humanos”, vistiendo un vestido carísimo. Hathaway no culpa a los Oscar se ve como la única responsable: “Me culpé por no tener la elegancia de Lupita Nyong'o cuando reconoció que el hecho de que su alegría viniese del dolor de tanta gente era algo raro e incómodo”.

Imagen natural

La última en renegar de los excesos de la fama ha sido Lady Gaga, que estrena nuevo disco sin recurrir a la promoción tradicional, de apariciones en alfombras rojas, galas de televisión o sesiones de fotos elaboradas para las portadas de las revistas de referencia. Ella ha optado por un looknatural y por actuar en locales pequeños de ciudades europeas, anunciando cada lanzamiento y aparición a sus seguidores en Twitter. Las redes sociales son la vía de escape de la mayoría de famosas para rebelarse contra los métodos tradicionales de Hollywood. También en España, donde hace no mucho la actriz Inma Cuesta denunciaba los excesos del Photoshop y reivindicaba una imagen más real de las artistas. Se difumina la línea que hasta ahora separa a las auténticas estrellas de tantas otras chicas que acumulan millones de seguidores en Instagram y consiguen dinero y popularidad simplemente por su belleza y sus selfies. Y se plantea la duda de si la diferencia entre unas y otras se mantendría sin alfombras rojas y vestidos exclusivos. La respuesta para Cyrus o Hathaway está en sus canciones y sus películas, en un trabajo que no necesita adornos para triunfar. En su arte, presentado en palabras de la propia Miley, de la forma “más pura” posible.

 

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