Cita a ciegas en una terraza de Copenhague
La cena estaba convocada para las seis de la tarde y llegamos con diez minutos de retraso. El taxi nos había dejado en una calle solitaria en el barrio Østerbro a las afueras de Copenhague donde ningún rótulo anunciaba nada. Preguntamos y alguien nos sugirió que ascendiéramos por una escalera de caracol cuya altura intimidaba. ¿Y si por casualidad allá arriba no estaba Stedsans, la pista que buscábamos?
Al pisar el último peldaño apareció una huerta portentosa, 600 metros cuadrados repletos de flores y hortalizas, superficie rabiosamente verde con un desorden estudiado. Al fondo, emergiendo entre las plantas, la figura de Mette Helbak, cocinera y escritora que explicaba a los comensales del primer turno los detalles de aquella explotación y el menú de la cena.
“ØsterGRO es un jardín urbano situado en el ático de un edificio industrial, un espacio verde que promovieron en 2014 el arquitecto paisajista Kristian Skaarup y la jardinera Livia Haaland. Entre ambos gestionan esta huerta con la ayuda de Teresa Fresu, jardinera”, comentó Mette en voz alta.
“Tuvieron que subir toneladas de tierra hasta este lugar que es propiedad de un concesionario de automóviles.”, prosiguió. “Funciona como una cooperativa vecinal en la que los miembros pagan su parte de la cosecha al principio de la temporada. Durante 2015, entre junio y noviembre, cada semana cuarenta familias recogieron su correspondiente caja de hortalizas.”
Enseguida Mette Helbak pasó a hablarnos del restaurante Stedsans OsterGro, situado dentro del invernadero anexo, donde nos aguardaba la cena. Habíamos abonado previamente 700 coronas danesas por persona (alrededor de 80 euros), requisito ineludible para conseguir una reserva. Como mis expectativas no eran muy altas no me decepcionó el menú, preparado por su marido el chef Flemming Hansen, consistente en algunos aperitivos, tres platos vegetales de corte casero familiar y queso Comté con nueces, aparte de su conocida tarta de cerezas, tan famosa que hasta cuenta con un hashtag en las redes sociales.
“Nuestra comida es limpia, sencilla y local. Orgánica, biodinámica y silvestre, está libre de gluten y de ingredientes artificiales.”, recalcó orgullosa. “Para beber servimos vinos naturales, zumos, agua y kombucha (té fermentado) con naranja. De pan, nada de nada”
Nos sentamos en taburetes sin respaldo frente a una incómoda mesa corrida junto a 20 personas que desconocíamos. Pronto la animación subió de tono. Dos amigas danesas se quedaron perplejas cuando les comentamos que tres horas antes habíamos terminado de comer en NOMA . El menú, muy sencillo, nos permitió apreciar el sabor de verduras asadas o hervidas particularmente finas. Mette disponía las fuentes en el centro, las recogía y explicaba cada una de las recetas.
Eran las 20,30 y otros 22 nuevos comensales aguardaban fuera sentados entre las plantas listos para participar en el segundo turno. Nos invitaron a salir para disfrutar del café en la propia terraza, en un área chill out preparada al efecto. Estábamos a 15 de Julio y la temperatura exterior rondaba los 16ºC, verano muy fresco en Copenhague, a diferencia de España. El café, de mucha calidad, me supo a gloria.
Por muchos motivos la experiencia nos mereció la pena. Quien quiera reservar debe hacerlo por e-mail y pagar por adelantado. Y armarse de paciencia porque el lugar entusiasma a los daneses y cuenta con una larga lista de espera.
La causa verde, la comida anunciada como ecológica y libre de ingredientes artificiales, se ha convertido en una suerte de religión que cada día cuenta con más adictos en grandes áreas de Europa. Sígueme en twitter en @JCCapel
Stedsans OsterGro Æbeløgade 4 - 2100 Copenhague info@stedsans.nu farmengro@gmail.com
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