Nuevo nombre

Viernes, casi jornada de reflexión: el domingo se nos viene gorda. Pero hay algunos que están, que estamos, en doble pensamiento reflexivo. Porque resulta que este fin de semana hay un pueblo (el que considero mi pueblo) que cambia de nombre. Después de años en las listas de puntos negros de carreteras, de zonas menos turísticas de España, de pedanías que reivindican su independencia y su autovía, renovación. Torrenueva (el caso de estudio), antes pedanía, se nos hace municipio, se independiza de su hermana mayor y se ve obligada a cambiar su denominación. En Ciudad Real ya tienen su Torrenueva, esto es Granada, y miren, nos vamos a liar.

El domingo acaba la votación popular. Y tan popular: ni urnas (hay una, testimonial, en el Ayuntamiento) ni papeletas. Aquí decidimos vía Facebook. Ahí ha colgado la encuesta el Consistorio, para que opinen propios, acoplados (como la menda), veraneantes y cualquiera que pase por el foro. Ellos dan un par de opciones, pero la mejor es la casilla libre, en la que se puede escribir el nombre que guste. Está siendo divertido, incluso emocionante. Muchos optan por nombres que les recuerdan a la niñez, hay comentarios entre amigos que hacía años que no se cruzaban, no dejan de fluir los chascarrillos, las buenas ideas. No hay como llamar a la nostalgia de los infinitos veranos de la infancia para volver a reír juntos, ahora que nos conformamos con 15 días de vacaciones y nos vamos lo más lejos posible.

No sabemos si será Torre-Nueva, Torrenueva Costa, Torrenueva del Mar o Sacratif. Además, los votos no son vinculantes: el pueblo habla, el Ayuntamiento decide. Pero a ver quién se atreve a cambiar lo elegido por la nostalgia y por Facebook.