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EL RINCÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

“Cualquier gobernante japonés habría abandonado el debate llorando”

El debate electoral del lunes, visto por los lectores de EL PAÍS

Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias en el debate a cuatro del 13 de junio
Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias en el debate a cuatro del 13 de junio Uly Martin

Veinte segundos dedicados a la violencia de género no parece ser indicativo de una gran preocupación de los candidatos por un tema tan terrorífico. Y eso gracias a que fueron preguntados directamente por Ana Blanco. Sólo dos de ellos contestaron a la pregunta (10 segundos para cada uno). Cuatro eran los candidatos y, curiosamente, los cuatro varones, deben ignorar que la mitad del planeta son mujeres con unos problemas claramente diferenciados, pero que a todos deberían afectar por igual.— César Reglero Campos. Roda de Bará (Tarragona).

El candidato Rajoy entró haciendo gala del tan proclamado por él, “síndrome de Adán”; varias veces dijo que “gobernar es difícil”, así como si fuese el primero que ha gobernado un país. Ante los intentos de ruborizarle por parte de Sánchez, Iglesias y Rivera, quedó indemne, no por el escaso grueso de los hechos, sino porque parecen no afectarle. Cualquier gobernante japonés, hubiera abandonado el atril sumido en un mar de lágrimas; en cambio, el candidato popular, permítanme, sorteó a los tres espadas y, salió por la “Puerta Grande”.— José Solano Martínez. Cartagena (Murcia).

Así se presentaron los candidatos en el debate a cuatro. Tres de ellos —Iglesias, Sánchez y Rivera— con la lección de sus asesores aprendida e incapaces de salirse del guión. Y Rajoy con la intención de revisar su examen al objeto de subir nota. Nada más. Ni vencedores ni vencidos. Ni debate, ni proyectos de futuro serios para nuestro país. Sólo monólogos, que únicamente dieron paso a algún tic partidista si se tocaban temas sensibles. Lo demás esperable y sabido. El profesor Rajoy sólo titubeó con la corrupción, Sánchez fue incapaz de superar el no de Iglesias a su investidura, Albert ha corregido errores y se muestra como un chico bueno y voluntarioso, y Pablo —ya era hora— ha abandonado el tono populista, aunque le sigue costando mostrarse convincente en su programa económico. Llegaban con el objetivo de movilizar al 30% de indecisos, y es probable que a estas horas seamos muchos más. Los que sí movilizaron al espectador fueron los moderadores. Mi voto para ellos. Otra oportunidad perdida.— Luis Alberto Rodríguez Arroyo. Santo Tomás de las Ollas (León).

Pablo Iglesias ha conseguido lo imposible: que los comentaristas del debate a cuatro del lunes 13 de junio lo tratasen como a cualquier mujer política. Estuvieron todo el día hablando de cómo iba a ir vestido en vez de intentar dilucidar cuáles serían sus argumentos para defender el programa de Podemos. ¿Llevaría corbata? ¿Se pondría vaqueros? ¿Se soltaría la coleta? ¿Luciría camisa de Alcampo? A falta de mujeres en el debate, Iglesias se ha convertido en el nuevo florero-objeto del papel couché. ¡Felicidades! ¡Ya le falta menos para entender a qué nos enfrentamos —todos los días— las mujeres profesionales!— Adela Estévez Campos. Madrid.

Escribo este correo para manifestar mi indignación porque el único debate político a cuatro bandas que hemos podido ver y oír (ambos aspectos necesarios), se haya emitido a una hora tan tardía como las 22:00h y que haya durado hasta pasadas las 00:30h. Yo me levanto a las 7:00 a fin de cumplir con mis obligaciones laborales.— Maria José Lara Folgar. A Coruña.

Lo más grave del debate fue la presencia de trabajadores de TVE protestando nada menos que por la manipulación informativa. Y nadie le preguntó por ello, algo triste en un presidente democrático que se vale de su televisión para manipular la verdad. Por lo demás el debate fue lo mismo, quizá más tenso, por estar ante unas segundas elecciones. Todos dijeron lo esperado y el ataque a Rajoy por la corrupción fue lo anunciado y sabido. Rajoy prometió mucho empleo, pero no dijo ni cómo lo creará ni si será del mismo tipo del que existe ahora, con lo que nada mejorará. Quizá, para mí el ganador fue Rivera por su sentido común.— Cesar Moya Villasante. Madrid.

Después de varias horas debatiendo, cuando al presidente en funciones de este país le ceden la palabra para su última intervención, empieza diciendo: ¡buenas noches! Parece que al presidente, de un minuto que le den, le sobran dos. Es como los malos equipos que andan perdiendo el tiempo durante todo el partido, mejor ir al grano. En cuanto al debate, la única conclusión que saco es que el último presidente de España es el único que sale con las ideas claras de a qué se va a dedicar los próximos años. Ejercerá de registrador de la propiedad. El resto de los candidatos también tienen una cosa muy clara, el marrón que tendrán el día 27 de julio cuando tengan que pactar un gobierno después de llamar mentirosos a todos sus posibles aliados. Y los espectadores que hayan aguantado hasta el final, que seguro han sido muy pocos, también tendrán muy claro que esto no es más que una pérdida de tiempo, por lo previsible y repetitivo. Aún hay quién reprocha el hecho de que no haya más debates. ¿Para qué? Que debatan con el pueblo, que salgan a la calle y nos digan claramente lo que piensan hacer, los debates dejémoslos para el Parlamento, con los candidatos que pongamos nosotros y con las normas que nos interesen a nosotros y no a ellos.— Antonio Zamora Natilla. Madrid.

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