Lo subversivo de ser 'skater' y otras locuras del Berlín de los 80
Un cóctel de sexo, drogas, amor y punk. Así era el Berlín 'underground' de los ochenta que se retrata en un ciclo de cuatro películas dentro del Festival de Cine Alemán de Madrid
La `Movida madrileña´ fue uno de los movimientos contraculturales más conocidos de la década de los 80 por la radical ruptura que supuso respecto a la dictadura franquista y porque fue la escuela vital y campo de pruebas del icónico Pedro Almodóvar. Pero no fue un fenómeno aislado. En el Berlín previo a la caída del muro también se produjo una explosión de creatividad e inconformismo juvenil que dio lugar a fenómenos como la cultura punk o la fiebre de la música electrónica que, al final de la década, cristalizó en la Love Parade y todavía tiene su eco hoy.
El movimiento no fue igual a uno y otro lado del muro tal y como reflejan las cuatro cintas (dos documentales y dos películas de ficción) del ciclo La Movida berlinesa, uno de los platos fuertes del Festival de Cine Alemán que este año celebra su decimoctava edición desde hoy martes hasta el próximo domingo 12 de junio. La cita será en el cine Palafox de Madrid y en ella habrá clásicos como Las tres luces, de Fritz Lang, con música en directo a cargo de Raphaël Marionneau.
Sexo, drogas y punk en el Berlín Occidental
El ciclo arranca con B-Movie: Lust & Sound in West Berlin 1979-1989 [B-Movie: Lujuria y música en Berlín Occidental] (2015)
Un documental punk que retrata la energía y el caos del Berlín Occidental de la última década de la Guerra Fría mediante material de archivo montado de forma arrolladora. El hilo conductor es Mark Reeder, un músico de Manchester que viajó a la ciudad atraído por la música electrónica y se convirtió en testigo privilegiado de su cultura underground. A su alrededor gravitaron personajes estrafalarios de la noche y otros tan relevantes como Nick Cave, Heino, Christiane F., Nena, el grupo Die Toten Hosen, Tilda Swinton, Keith Haring o el entonces jovencísimo WestBam (más tarde padrino de la Love Parade). Cuatro directores se han encargado de dar forma a este fascinante collage en el que también se han usado algunos de los vídeos personales de Reeder.
La explícita Muerte a los jipis! Que viva el punk [Tod den Hippies!! Es lebe der Punk ]
También retrata este escenario de arte, sexo, drogas y punk pero desde la ficción. Oskar Roehler, director de la exitosa La intocable (2000) o Las partículas elementales (2006), lleva a la gran pantalla su propia novela autobiográfica Mein Leben als Affenarsch (Mi vida de imbécil). En ella cuenta las andanzas de un chaval de 19 años que, harto de la hipocresía hippie y la estrechez de miras de la burguesía, huye al Berlín Occidental con el fin de encontrar a espíritus rebeldes como él. Allí se sumerge en su estrafalaria vida nocturna, un paraíso de nihilismo ácido y posapocalíptico poblado de personajillos, y se enamora de una de las bailarinas del show erótico en el que trabaja como limpiador. La crítica ha destacado su tono paródico, rabia y comicidad.
Homofobia y skaters en la Alemania del Este
Mientras todo esto ocurría en el lado Oeste del Muro, en el Este se enfrentaban a otro tipo de problemas, tal y como demuestra Coming Out (1989), la única película de la DEFA (compañía cinematográfica estatal de la República Federal Alemana) que abordó el tema de la homosexualidad. El festival de Berlín premió con el Oso de Plata al Mérito Artístico Extraordinario este valiente retrato que cuenta el drama de un joven profesor para salir de la armario en una sociedad todavía homófoba. Su estreno, la misma noche que cayó el muro, le otorga aun más relevancia a la tercera (y última) película que dirigió Heiner Carow.
Esto no es California [This Aint´t California]
La película completa este retrato de una década en una ciudad dividida abordando un tema tan inédito como revelador: las andanzas de un grupo de skaters que, en la RDA, eran considerados un peligro público, una subcultura anarquista que ponía en peligro al régimen. Frente a los deportes organizados por el Estado, con sus masas de camisas azules perfectamente coreografiadas, estos individualistas jóvenes y sus monopatines, habituales de la Alexanderplatz, no juegan por la patria, sino por el placer y la pura emoción. El documental, el primer trabajo del realizador de videoclips y publicidad Marten Persiel, reúne a algunos de los representantes de la escena skater de la RDA y recoge abundante material rodado entonces en Super-8. O eso es al menos lo que nos quiere hacer creer su director, ya que podría tratarse de un falso documental... algo que ninguno de sus participantes ha aclarado todavía.
El ciclo culminará el próximo viernes con una fiesta en el Café Berlín en la que uno de los cineastas del ciclo, Klaus Maeck, ejercerá de DJ. Todos los que lo deseen pueden asistir. Para más información pincha aquí.
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