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PORQUE LO DIGO YO
Columna
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Carta a mi nueva pandilla

El otro día fui requerido por WhatsApp para una cena. Se me insistió mucho en que fuera, con mensajes escritos y con emoticonos

Imagen de WhatsApp.
Imagen de WhatsApp.

Recientemente me he integrado en una pandilla de amigos que con los que por ahora todo iba muy bien. Lo que pasa es que en la última velada sucedió algo que, desde luego a mí, no me agradó en absoluto. Quiero exponerlo aquí, en forma de carta abierta para que, en la medida de lo posible, no se vuelva a repetir:

Querida nueva pandilla de amigos:

El otro día fui requerido por WhatsApp para una cena. Se me insistió mucho en que fuera, con mensajes escritos y con emoticonos. Creo recordar, de hecho, que uno de los mensajes fue: VEN X FA L PSRMOS GUAY y después, tres flamencas bailando. Cómo todos sabéis terminé acudiendo con ánimo de divertirme y así lo hice saber luciendo mi mejor sonrisa, besando a unos y a otros indiferentemente de su género. Pero ¿qué es lo que me encontré pasados unos minutos? Conversaciones donde no podía meter mojá; bien porque siempre había uno (todos sabéis a quien me refiero) que no paraba de hablar (ante cualquier anécdota planteada, a él siempre le había pasado algo más interesante) o bien porque (y esto ocurría la más de las veces) el tema sobre el que versaba la charla me era ajeno (entonces, claro está, el susodicho tenía pista libre para explayarse). Y no sé si os distéis cuenta, pero el resultado fue que yo estuve todo el convite callado, primero fingiendo indiferencia, pero luego mostrando mi fastidio con todo tipo de mohines. Me pregunto, llegados a este punto, el porqué de la reiteración en que asistiera si luego no iba a decir ni mú. ¿Sois conscientes de lo que os perdéis con mi silencio? Yo si voy con vosotros es para ser el centro de atención, así de claro lo digo. Avisados quedáis.

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