Anand resucita en una gran tensión

La tensión se veía en la cara de Anand desde antes de entrar en el escenario, en la salita con paredes de cristal transparente donde los jugadores esperan a que sea la hora de los gladiadores. Ni siquiera esbozó su habitual sonrisa cuando llegó a la mesa y estrechó la mano de Kariakin. El veterano Tigre de Madrás sabía que afrontaba una pelea a vida o muerte tras su derrota de la víspera, frente a uno de los más duros, y además en buena forma, pero no era la primera vez que Anand se veía en situaciones tan al límite.

Sin embargo, el hambre de victoria del viejo felino no implicaba buscar el alto riesgo, que ante el rocoso Kariakin sería poco menos que suicida. Al contrario: Anand eligió una variante muy tranquila, logró una ventaja muy pequeña, y cuando todos los grandes maestros presentes en la sala de prensa pronosticaban un empate, comenzó a maniobrar con la paciencia propia de la filosofía hinduista y el virtuosismo exclusivo de los genios expertos. Y así, cinco horas y media después de saludar a Kariakin, Anand logró que el ruso encajase su primera derrota en el torneo.

Esa hazaña no habría sido tan valiosa si Caruana hubiera rematado con una victoria su formidable combate con Topálov, uno de los más broncos que este cronista recuerda en mucho tiempo. A pesar de su titubeante rendimiento en la primera vuelta, es indiscutible que el ítalo-estadounidense exhibe el ajedrez más interesante, creativo y ambicioso de todos los candidatos. Hoy ha confirmado que su preparación es completísima, al entrar en un cuerpo a cuerpo de gran peligro, en una variante que no había empleado nunca y que encaja muy bien con el estilo osado de Topálov, quien además ya no se juega nada en Moscú, salvo la honrilla.

Todo fue muy bien para Caruana, durante tres horas y media. Todo, menos el reloj, que finalmente resultó decisivo cuando su ventaja era técnicamente ganadora, Topálov tambaleaba, pero el estadounidense carecía de unos pocos minutos que le permitieran precisar los últimos golpes.

Cuando pasaron el primer control (jugada 40), Caruana aún tenía ventaja, aunque mucho menos que antes, y la posición seguía siendo endiabladamente complicada, con variantes poco menos que imposibles para jugadores humanos. Pero el boxeador más fuerte ya no podía más, y ofreció el empate: “Lo único que deseaba era terminar esta partida de una vez”, confesó unos minutos después a los periodistas.

Debe de ser muy difícil encontrar muchas jornadas tan apasionantes como la de hoy en la larga historia de los Torneos de Candidatos. Las cuatro partidas podrían haber terminado en victoria, y las cuatro merecen un análisis de varias horas. Incluido el undécimo empate consecutivo de Anish Giri (17º en ajedrez clásico si contamos las últimas seis partidas de Wijk aan Zee en enero), quien estuvo más cerca de la victoria que nunca, ante Hikaru Nakamura. El joven holandés dio incluso muestras de desesperación luego ante el micrófono: “Voy a reprimirme porque si no diré cosas de las que me voy a arrepentir”. Ciertamente, su calidad de juego ha sido suficiente para pelear por el primer puesto… salvo que le ha faltado la disposición a correr riesgos necesarios cuando se quiere triunfar. Giri da la sensación de calcular tanto y tan bien que lo hace en demasía, y acaba optando por líneas técnicamente impecables, pero que no son las más apropiadas para que el rival se equivoque.

Además, esta ronda inolvidable ha reconfirmado el problema psicológico de Aronián. Un día después de desperdiciar una posición estratégicamente ganadora frente a Topálov, el armenio ha fallado con estrépito cuando tenía otra gran ventaja, aunque no tan aplastante como la de ayer, ante Svídler. Y no sólo no la ha ganado, sino que ha terminado inclinando su rey trágicamente. Su caso recuerda al de Vasili Ivanchuk, uno de los mayores talentos que ha dado el ajedrez en su historia, incapaz de rendir al máximo en los ciclos del Campeonato del Mundo, por los nervios.

La resurrección de Anand complica mucho los pronósticos, porque su calendario no es, ni mucho menos, el peor de los posibles: Nakamura, Giri y Svídler en las tres últimas rondas, aunque solo llevará la iniciativa de las blancas frente al holandés. Caruana tendrá dos blancas seguidas, frente a Aronián y Svídler, para cerrar el torneo con negras ante Kariakin. El indio ha dado claras muestras en los últimos años de que sus nervios y sus reflejos ya no son tan buenos como en su juventud. Pero no tenemos ningún referente para saber cómo los manejará el estadounidense, cuya edad (23 años) es la mitad de la de Anand, cuando tenga motivos para que su corazón esté a punto de explotar.

Clasificación: 1º-2º Caruana y Anand 6,5 puntos; 3º Kariakin 6; 4º-6º Aronián, Giri y Svídler 5,5; 7º Nakamura 4,5; 8º Topálov 4.