La lección que no aprendió la líder populista alemana

El pasado lunes fue un gran día para Frauke Petry. La líder de Alternativa para Alemania (AfD) comparecía ante la prensa tras lograr un éxito espectacular en las elecciones regionales y sacudir el panorama político como nadie lo había hecho en tan poco tiempo en la Alemania de posguerra. Este logro, dijo, fue a pesar de la campaña de difamación de los medios de comunicación, a los que pidió que de ahora en adelante no se refirieran a su partido con la etiqueta de “populistas de derecha radical”.

Petry aprovechó para denunciar lo que denominó una “etnificación de la violencia” en Alemania con “barrios donde la policía ya no se atreve a entrar”. Cuando le pidieron un ejemplo, la líder de AfD mencionó Bergkamen, la localidad de la cuenca del Ruhr donde pasó su adolescencia en los años noventa y donde, según dijo, ya había entonces y sigue habiendo hoy “zonas a las que no se va”.

La réplica le llegó del lugar menos esperado. “En Bergkamen hay barrios con problemas sociales. Pero ninguno donde no entre la policía. Acusar a los medios de mentir y a continuación mentir uno mismo para justificar una visión del mundo excéntrica es bastante miserable”, escribió en su perfil de Facebook Heinrich Peuckmann, un antiguo profesor de instituto que tuvo a Petry como alumna. Ese mismo día la policía local informó de que la criminalidad en Bergkamen había disminuido un 17% en 2015.

El éxito de Petry y los suyos tiene varias causas. Muchos ciudadanos indignados con la llegada de refugiados perciben a AfD, un partido que aún no está en el Bundestag, como la única oposición real a la política migratoria de Merkel. Y es posible que los ataques de los medios hayan tenido un efecto contraproducente en muchos votantes deseosos de castigar a algo tan etéreo como “las élites”.

Cuenta el profesor Peuckmann que cuando un periodista le pidió información sobre Petry él se limitó a describirla como “inteligente”; y reconoce que no está bien criticar a antiguos alumnos. “Pero a veces no queda otro remedio. Y ese momento ha llegado”, concluye.