14 fotosEl último organillero en CubaLos manguiteros son quienes llevan el ritmo y el aire del órgano y mentalmente combinan las diferentes partituras y sonidos; son los últimos poseedores de una tradición popular que se resiste a desaparecer en CubaPep CompanysCuba - 25 mar 2016 - 21:35CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceDía tras día, Reynaldo Ramírez Reyes, “Ray”, conservador y alma mater del Órgano París, llega a la Casa de la Cultura en el casco histórico de Santiago de Cuba. Va ataviado casi siempre con una gorra blanca y un pequeño bolso con algunos enseres: ceras, un lapicero cortante, un bote de cola, algunas llaves, trapos y repuestos. Así mantiene al órgano con salud, sus huesos, sus ligamentos. Ray cuida también de que las antiguas partituras envejezcan con dignidad.Pep CompanysEl manguitero repasa cada día los antiguos pistones de madera, uno por uno, ajustándolos, engrasando las manijas, repasando los tubos de aire…Pep CompanysOriginario de la provincia de Manzanillo, a sus 73 años, Reynaldo ha pasado 56 siendo manguitero de órganos orientales. Los manguiteros son quienes llevan el ritmo y el aire del órgano y mentalmente combinan las diferentes partituras y sonidos. Son los últimos poseedores de una tradición popular que se resiste a desaparecer. Pep CompanysLa presencia de los órganos en Cuba data de tiempos de la colonia. En 1544, Miguel Velázquez, hijo de Diego Velázquez, fundador de Santiago, hizo sonar este instrumento en la Catedral de la ciudad por primera vez. Entonces el órgano solo servía para interpretar música religiosa.Pep CompanysNo sería hasta mediado el siglo XX que su música alcanzaría la calle. En 1947 llega Pepe Ajo Góngora, quien desde 1914 viene trabajando este instrumento y al que dedica su vida e innovaciones. Pep CompanysEs en la década de 1940 cuando el órgano alcanza mayor popularidad. También por entonces la familia Ajo le introduce cambios sustanciales: el guayo por el güiro, los timbales por las pailas y la adición de las tumbadoras, bongoes, etcétera. Pep CompanysPoco a poco los órganos y las orquestas rivalizan en los carnavales. Como claro ejemplo, el tema “Si me faltara el carnaval”, del compositor Enrique Bonne y, popularizado por la gran Orquesta Aragón. El órgano se encarga de divulgarla por la isla y la hace más popular que la misma orquesta.Pep CompanysRey y el Órgano París llegaron a Santiago provenientes de la provincia de Gramma -que en aquella época era Manzanillo-, en 1966. Llegaron por mediación del comandante de la Revolución Guillermo García Frías, para amenizar las delegaciones de la Revolución en la ciudad. Lo instalaron primeramente en el hotel Versalles y luego en la casa de los oficiales.Pep CompanysComo dice Rey, ”el órgano es la complejidad de la vida, porque llevamos dentro 100 músicos fantasmas , 10 violines, 10 trompetas, 10 clarinetes, bajos, trombones, flautas etcétera.. La armonía se sincroniza con la melodía y se empata. La gente se piensa que es como un molino para moler café, pero no es así. Es complejísimo”.Pep Companys“Por tres centavos que nos pagan a nosotros”, se queja el anciano, “quieren que nos encerremos en un museo y hacernos desaparecer como desparecieron las vitrolas. Desde hace años y por falta de presupuesto no quieren pagar y van a tener que jubilarnos. El centralismo es tan peligroso que quieren que los únicos que existan sean los privados. Les hace daño el órgano.”Pep CompanysReynaldo se sienta en un pequeño asiento de madera y empieza a reparar las viejas partituras. Con suma paciencia, analiza perforación tras perforación, pliego tras pliego. Son partituras muy antiguas, hechas con embalajes de cartón que antes contenían langostas congeladas para la exportación. Un mal pliego o una perforación maltrecha pueden arruinar todo la melodía y el sonido.Pep Companys“Soy cubano y muero por la revolución, fui combatiente aquí y combatiente internacional en Angola”, dice. “La situación no es fácil”. En el año 2012, el huracán Sandy arrasó parte de su casa .Con voz trémula dice” si yo me muero, Santiago de Cuba perderá la tradición”.Pep CompanysRey corta con lentitud, pegando y remedando las notas musicales mientras ve pasar el tiempo. Él y su órgano ya no salen a la calle, les tienen relegados a simples ensayos. Rey añora los tiempos cuando la gente bailaba a su alrededor hasta el amanecer, los ritmos de danzones, guarachas, boleros y guaguancós.Pep CompanysEl viejo organillero recoge sus utensilios, los guarda cuidadosamente y con una mirada nostálgica cubre el órgano con una lona azul , ordena las partituras, cierra las cajas de madera y, con paso lento, se pierde por las calles empinadas de Santiago. Mañana será otro día.Pep Companys