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La maquinilla de afeitar, tan obligatoria como el uniforme

Polémica en Israel por la orden de afeitado de los soldados, en contra del mandato bíblico

Un soldado israelí reza en un cementerio de Jerusalén. AMMAR AWAD REUTERSFoto: reuters_live
Juan Carlos Sanz

Benjamín Netanyahu parece estar poniendo sus barbas a remojar ante el clamor de sus socios de coalición ultraortodoxos en el Gobierno de Israel. La entrada en vigor este mismo mes de una orden del Estado Mayor que obliga a los soldados a afeitarse ha desatado una nueva polémica en el Estado judío, donde política y religión se entremezclan inevitablemente. El mandato bíblico contenido en el Levítico “no dañaréis los bordes de vuestra barba” es acatado —en una escala de longitud decreciente— por ultraortodoxos, judíos tradicionales y nacionalistas religiosos.

El Tribunal Supremo de Israel —que estableció en 1997 que “la barba de una persona es parte de su identidad”— paralizó el pasado verano la obligación del afeitado en las Fuerzas Armadas, en un país donde los hombres tienen que cumplir tres años de servicio militar a partir de su mayoría de edad, mientras las mujeres son alistadas durante dos años.

Debidamente reformada por las autoridades militares, la normativa sobre barbas en el Tzahal rige desde el pasado día 1. Tras los soldados no practicantes, laicos o ateos, ahora están siendo los soldados judíos ortodoxos quienes se quejan por no recibir el mismo trato que sus compañeros de filas ultraortodoxos, a los que sigue dando también su bendición el rabinato castrense para conservar el vello facial.

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El Estado Mayor quiere ahora que los reclutas exhiban la apariencia y la disciplina de un Ejército moderno. Pero el rabino Eli Ben Dahan, viceministro de Defensa y diputado de Hogar Judío, fuerza política de los colonos nacionalistas religiosos, se opone a una prohibición estricta de las barbas.

Una de las principales figuras de este movimiento, el rabino Zalman Relam, ha llegado incluso a llamar a la insubordinación contra los mandos que impongan el afeitado. En medio de la trifulca que amenaza con hacer tambalearse al Gabinete de Netanyahu, sostenido por tres partidos religiosos, hay quien ha llegado a recordar que solo los nazis se atrevieron a publicar un edicto para obligar a los judíos a prescindir de sus barbas.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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